La profundización de las relaciones económicas y políticas entre Cuba y China ha alcanzado un nuevo pico en 2023, marcado por discusiones de alto nivel y una serie de acuerdos estratégicos. Este desarrollo, si bien promete beneficios económicos, trae a primer plano cuestiones críticas sobre la creciente deuda de Cuba con China y sus implicaciones para el futuro de la isla, particularmente en lo que respecta a sus perspectivas de cambio democrático.
Diálogos presidenciales y estrechamiento de lazos
El encuentro entre el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y el presidente chino Xi Jinping en la XV Cumbre de los BRICS, junto con la anterior visita de Díaz-Canel a China, han da lugar a una asociación en la que Cuba parece llevar la peor parte. Estos encuentros, caracterizados por una supuesta confianza política mutua, han llevado a la firma de numerosos acuerdos en sectores como el transporte, la biotecnología y los medios digitales.
El enigma de la deuda y sus implicaciones a largo plazo
En medio de estos avances, el alcance exacto de las relaciones comerciales de Cuba con China sigue siendo oscuro, lo que suscita especulaciones sobre la magnitud potencial de la deuda cubana. Esta falta de transparencia alimenta la preocupación sobre las repercusiones financieras y políticas a largo plazo para Cuba. Los analistas debaten si el creciente endeudamiento con China podría obstaculizar el progreso de Cuba hacia las anheladas reformas democráticas que demanda el país, temiendo que la dependencia económica pueda traducirse en influencia política y en control a largo plazo de cualquier nuevo gobierno en la isla.
Colaboración multisectorial y perspectivas
La cooperación entre Cuba y China no se limita a acuerdos económicos. La empresa conjunta sino-cubana Biotech Pharma pone de relieve la colaboración en el campo de la investigación médica, lo que demuestra el potencial de avances significativos en la atención sanitaria. Además, los intercambios educativos y culturales, incluidas las asociaciones académicas y los eventos culturales, reflejan la creciente profundidad de esta relación. Pero, una vez más sobre ellas, planea el aporte de capital, sin dudas, proveniente de China. Cuba padece una profunda crisis económica, que ha impulsado a abandonar el país a más de 500 000 personas en el último año y medio.
Turismo, comercio e intercambios culturales
La promoción de Cuba como destino turístico seguro y centrado en la naturaleza ha despertado el interés de China, y los productos cubanos encuentran cada vez más mercado a través de plataformas como JD.com. Estos acontecimientos indican una diversificación de la economía cubana, que busca ampliar su alcance internacional, aunque este no repercute directamente en la población, que sufre una de las peores crisis, desde el fin de la Unión Soviética, en 1991.
Analizando los resultados futuros
A medida que Cuba y China continúan estrechando sus lazos, se plantea la cuestión de cómo esta asociación configurará el panorama político y económico de Cuba. La posibilidad de que la deuda de Cuba con China actúe como una barrera para las reformas democráticas es un punto importante de debate entre economistas y analistas políticos. Mientras el gobierno ofrece esta relación como una expansión estratégica de las alianzas globales de Cuba, pesa en su contra, el ejemplo de otros países con economías tan precarias como la cubana, que hoy por hoy padecen las consecuencias del fuerte endeudamiento con China sobre sus recursos naturales e instalaciones estratégicas, lo que las convierte —por décadas— en dependientes de la potencia asiática.
Por tanto, la evolución de la relación sino-cubana, aunque ofrece oportunidades económicas y lazos internacionales más fuertes —según palabras del gobierno—, también presenta un escenario complejo que podría tener consecuencias de alcance lamentable para la autonomía política y económica de Cuba.
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