El presidente chileno pide a Biden que reconsidere las sanciones a Cuba

El presidente de Chile, Gabriel Boric, aprovechó una reunión en la Casa Blanca para pedir al presidente Joe Biden que reconsidere las sanciones impuestas por Estados Unidos a Cuba. La petición del presidente Boric de retirar a Cuba de la lista estadounidense de Estados patrocinadores del terrorismo ha puesto de relieve los crecientes llamamientos de la región a favor de un cambio en la política exterior estadounidense hacia sus vecinos del sur.

La petición del presidente Boric se produce en un momento en que Cuba atraviesa una de sus crisis económicas más graves, caracterizada por una grave escasez de productos de primera necesidad. La difícil situación de la isla, según los expertos, es producto tanto de las políticas económicas internas como de la presión externa de las sanciones estadounidenses que obstaculizan las transacciones financieras de Cuba a escala mundial. El gobierno cubano ha culpado a estas sanciones de agravar sus problemas económicos y, en un esfuerzo concertado por invertir la tendencia, ha intentado recabar apoyos mediante una combinación de contactos diplomáticos y campañas en los medios de comunicación.

El líder chileno, dirigiéndose a los medios de comunicación tras el debate, subrayó el amplio impacto de las sanciones estadounidenses, argumentando que las medidas iban más allá del gobierno cubano y afectaban a su población. Esta perspectiva humanista tiene eco en toda América Latina, y varios líderes abogan por que Estados Unidos suavice su postura. Las afirmaciones del presidente Boric ponen de relieve un creciente debate sobre la eficacia y la moralidad de las sanciones, cuestionando si logran los objetivos políticos o simplemente profundizan la angustia de la población civil.

La reunión entre Boric y Biden no se limitó al tema de Cuba, sino que también abordó la trayectoria política de Venezuela, y ambos líderes subrayaron la importancia de que la comunidad internacional apoye la celebración de elecciones justas. Esta conversación se produjo después de que Estados Unidos tomara medidas para levantar algunas sanciones a Venezuela, en particular las que afectan a las inversiones energéticas. El presidente Boric confirmó su compromiso de fomentar las condiciones para la celebración de elecciones creíbles en Venezuela en 2024.

Estos debates reflejan una marea política izquierdista que recorre América Latina, con recientes victorias electorales de líderes que históricamente han mantenido estrechos vínculos con los regímenes de Venezuela y Cuba. Sin embargo, la postura del presidente Boric es matizada, ya que no ha evitado criticar los abusos de los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua, demostrando un enfoque equilibrado de las relaciones exteriores y la defensa de los derechos humanos.

Otra prueba del cambiante panorama político latinoamericano es el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que también ha abogado por Cuba y se ha ofrecido a mediar entre La Habana y Washington, poniendo de relieve una disposición regional hacia el diálogo y la reconciliación.

La administración Biden, por su parte, ha puesto en marcha algunas medidas para aliviar la crisis económica cubana, como la reanudación de los vuelos a la isla y los programas de reunificación familiar, y el levantamiento de los topes a las remesas. Al mismo tiempo, la administración ha mantenido varias políticas de la era Trump, incluida la polémica designación de Cuba como patrocinador del terrorismo.

La postura de la comunidad internacional sobre esta cuestión se puso de manifiesto en una reciente votación de las Naciones Unidas, en la que una abrumadora mayoría pidió el levantamiento del embargo estadounidense a Cuba. Esta votación recurrente pone de relieve el consenso mundial contra el embargo, aunque históricamente ha tenido poca influencia en la política real de Estados Unidos.

Aunque queda por ver cómo responderá Estados Unidos, el coro de voces de América Latina que piden una reevaluación de las sanciones es, sin duda, cada vez más fuerte y coordinado, lo que sugiere un momento crucial en la diplomacia colectiva de la región.