Peter McKenna: “Los agujeros del bloqueo a Cuba”

He estado pensando, y leyendo, mucho sobre el embargo de Estados Unidos a Cuba. Fue uno de los principales temas de conversación durante mi viaje a la isla en mayo.

Permítanme decir desde el principio que no soy un fanático del régimen de sanciones de Estados Unidos contra Cuba, como tampoco lo son muchos cubanos. Además, el gobierno de La Habana lleva 65 años utilizando el bloqueo con fines propagandísticos.

Pero me pregunto con qué religiosidad o rigidez aplica el bloqueo el actual gobierno de Estados Unidos. Cuando pregunté al respecto, un cubano se apresuró a opinar: “El embargo tiene más agujeros que el queso suizo”.

Y lo que es más sorprendente, afirmó que la mayoría de los cubanos no creen que el bloqueo de Estados Unidos sea el principal responsable de sus penurias económicas. La mala gestión económica del gobierno, el propio sistema socialista, un aparato excesivamente burocrático con intereses creados en mantener el statu quo y la falta de voluntad gubernamental para desviarse demasiado de los ideales de la revolución son variables explicativas importantes.

Dicho esto, nunca he estado seguro de comprender la naturaleza y el alcance del embargo de Estados Unidos a Cuba. En su mayor parte, el régimen de sanciones de Estados Unidos, tanto nacionales como extraterritoriales, consiste en castigar y aislar a Cuba mediante restricciones comerciales, financieras y de inversión.

Es importante señalar que la parte de sanciones financieras del bloqueo, que implica restricciones a los bancos extranjeros, la prohibición de transacciones comerciales denominadas en dólares y el acceso al sistema internacional de pagos o SWIFT, son especialmente onerosas para La Habana.

Entonces, ¿hasta qué punto es estricto el embargo? En otras palabras, ¿dispone el poder ejecutivo de Estados Unidos de amplia discrecionalidad a la hora de aplicar el bloqueo?

Además, si la mayoría de los demás países no están sujetos al régimen de sanciones de Estados Unidos, ¿qué es lo que Cuba no obtiene de Estados Unidos que no pueda obtener de alguno de esos otros países? ¿No obtiene Cuba petróleo crudo, por ejemplo, de México, Venezuela y otros? ¿No hay también formas de que Cuba realice actividades comerciales a través de terceros países, cree empresas ficticias y venda petróleo venezolano en el mercado negro?

¿En qué medida el problema de Cuba no radica en el acceso a bienes y productos importados, sino en la falta de divisas para pagarlos? Durante mucho tiempo, Cuba se las arregló con créditos, préstamos de países amigos, subvenciones y contratos favorables.

Pero esos días parecen haber terminado. Cuando estuve en Cuba me enteré de que dos petroleros procedentes de Argelia no iban a atracar porque el gobierno cubano no podía pagar el producto.

Y lo que es más importante, en Cuba se habla mucho del crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas privadas (conocidas como “MiPYMES”), cuyo número se sitúa en torno a las 11.000 entidades. Vi tiendas de comestibles, panaderías, autobuses de transporte modificados, puestos de fruta y cafeterías de propiedad privada. Incluso llegué a ver un restaurante privado certificado en Cienfuegos.

A través de un proceso un tanto enrevesado, los alimentos procedentes de Estados Unidos (sobre todo de Miami) llegan a Cuba a través de medios comerciales privados, y los empresarios privados pronto podrán abrir cuentas bancarias en Estados Unidos. Los alimentos se compran en Florida (en algunos casos por familiares en Miami o por pequeñas empresas), a menudo se transportan diariamente a la isla y luego se entregan a diversas comunidades (a particulares y empresas) en toda Cuba a través de operadores cubanos.

No tengo una idea real de cuál es el volumen y las cantidades en dólares. Pero un amigo cubano me dijo que todos los días ve varios camiones Mercedes-Benz que pasan a toda velocidad por su ciudad y hacen multitud de entregas de alimentos.

No sólo llegan a Cuba alimentos de fuera de la isla, sino también vehículos caros de Estados Unidos. Vi con mis propios ojos camiones de menos de cinco años fabricados por GMC y Ford. Me contaron que algunos cubanos traen estos vehículos pagados por sus familiares en Estados Unidos.

Al parecer, pueden eludir el embargo estadounidense porque en Washington se considera que estos artículos contribuyen a mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano. Este tipo de transferencias se aprueban mediante una licencia concedida por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y aplicada por el Departamento del Tesoro estadounidense. Una vez más, se me dijo que el gobierno cubano se beneficia financieramente con unos 30.000 dólares en tasas por cada vehículo importado por el simple hecho de autorizar los documentos apropiados.

Pero no me malinterpreten. Sigo creyendo que el embargo de Estados Unidos perjudica a los cubanos individualmente y a la economía cubana en general.

Pero empiezo a preguntarme si el bloqueo es la razón próxima de lo que aflige a la sociedad cubana contemporánea. Por supuesto, mis dudas sobre el verdadero impacto actual del bloqueo no han alterado mi opinión de que la fecha de caducidad del embargo ha expirado hace tiempo.



Peter McKenna es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de la Isla del Príncipe Eduardo en Charlottetown.

* Artículo original: “The holes in the blockade on Cuba”. Traducción: ‘Hypermedia Magazine’.





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