El ex diplomático estadounidense y espía cubano Víctor Manuel Rocha deberá comparecer el viernes ante el tribunal para ser sentenciado tras aceptar un acuerdo de culpabilidad cuyos detalles aún no han sido revelados.
Rocha fue detenido en diciembre y acusado de violar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros por no revelar a la Fiscalía General que trabajaba para Cuba. También se le acusa de conspiración, fraude electrónico y declaraciones falsas para obtener un pasaporte estadounidense.
Aunque en un principio Rocha se declaró inocente, a finales de febrero manifestó su deseo de cambiar de declaración, cambio que se producirá formalmente en la vista del 12 de abril.
En una vista celebrada a mediados de febrero en el tribunal federal del distrito sur de Florida, Rocha comunicó a la juez Beth Bloom que deseaba cambiar su declaración.
Sus abogados habían llegado a un acuerdo con los fiscales para aceptar una condena por dos delitos: conspiración para ser un agente ilegal y actuar como agente ilegal de un gobierno extranjero, lo que podría llevar a Rocha, de 73 años, hasta 15 años entre rejas.
Aunque Rocha no fue acusado de espionaje, el Departamento de Justicia alegó que actuó como agente encubierto de la Dirección General de Inteligencia de Cuba.
El Departamento de Justicia, en la acusación, dijo que Rocha utilizó su posición en el Departamento de Estado y en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Clinton para obtener información sensible y proporcionar esa información a funcionarios cubanos. Los funcionarios estadounidenses no especificaron qué información transmitió Rocha.
En la audiencia de febrero, sin embargo, los detalles de la sentencia y el acuerdo de culpabilidad no fueron revelados, aunque el abogado de Rocha dijo que eran “justos y razonables”.
Rocha pasó cerca de dos décadas trabajando en el Departamento de Estado hasta 2002, cuando lo dejó para trabajar en el sector privado.
Tras su detención, el Fiscal General Garland declaró que la investigación sobre Rocha “pone al descubierto una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el Gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”.
La detención de Rocha suscitó fuertes reacciones de muchos en Florida, donde era públicamente conocido como conservador, y en toda la comunidad diplomática.
Un ex director de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración bajo el presidente Bush, Emilio González, pidió en un tweet que se impusiera una sentencia más dura a Rocha.
“La traición de Rocha será la operación de penetración de inteligencia e influencia más dañina en la historia de Estados Unidos”, dijo González. “Después de cumplir su condena, deportadlo”.
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