El ritmo acelerado de las inversiones de Arabia Saudí en el deporte mundial, combinado con las adquisiciones de clubes de fútbol europeos por parte de qataríes y emiratíes, está suscitando la preocupación de La Liga española. La Liga alega que estos movimientos pueden crear desigualdad de condiciones en el fútbol europeo.
La Liga ha presentado formalmente una denuncia ante la Comisión Europea, alegando que el Paris Saint-Germain (PSG), propiedad de Qatar, se ha beneficiado de ayudas estatales que le han permitido realizar pagos extravagantes por grandes talentos del fútbol. Se dice que este supuesto apoyo socava la competencia en la Unión Europea.
Usando como precedente el traspaso récord de 260 millones de dólares de Neymar al PSG en 2017, y la retención de 160 millones de dólares de Kylian Mbappé el año pasado, el presidente de La Liga, Javier Tebas, cree que tales acuerdos distorsionan la dinámica del mercado de operaciones futbolísticas. El reciente traspaso de Neymar al Al Hilal saudí por 100 millones de dólares aviva aún más estas preocupaciones.
La denuncia entra en el ámbito de aplicación de la recién implantada normativa de la Unión Europea sobre subvenciones extranjeras. Este marco otorga a la Comisión autoridad para investigar el respaldo financiero de las empresas extracomunitarias que operan en Europa, velando por el mantenimiento de los equilibrios del mercado.
En un contexto más amplio, esta medida podría tener repercusiones también para los clubes ingleses. La Premier League inglesa (EPL) y el gobierno británico podrían verse presionados para examinar las estructuras de propiedad de equipos como el Newcastle United, de capital saudí, y el Manchester City, de capital emiratí.
Organizaciones de derechos humanos, que desconfían de la propiedad estatal de importantes franquicias deportivas, han hecho recientemente un llamamiento a la EPL. Destacan su preocupación por la posible influencia política indebida y la posibilidad de que estas inversiones deportivas sirvan de tapadera a Estados implicados en abusos contra los derechos humanos.
Un reciente caso judicial en California llamó la atención sobre las difusas líneas que separan la propiedad privada de la estatal, en particular en lo que respecta al Newcastle United. La estructura de propiedad y las afiliaciones del club, propiedad del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí (PIF, por sus siglas en inglés), se han puesto en tela de juicio, sobre todo teniendo en cuenta los vínculos declarados del PIF con el Estado saudí.
Por si fuera poco, Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool, expresó su preocupación por los plazos de traspaso de Arabia Saudí, contrarios a las normas europeas. Instó a la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, a normalizar las ventanas de traspasos.
En contraste con estas aprensiones, la propiedad del Newcastle bajo Arabia Saudí ha reportado importantes beneficios al club. La dirección ha mejorado la moral de la plantilla, ha profesionalizado el equipo femenino y ha puesto en marcha un salario digno que supera el salario mínimo.
Al igual que el Newcastle, la propiedad del PSG se remonta al fondo soberano qatarí a través de Qatar Sports Investments. Por otra parte, las líneas de propiedad del Manchester City se difuminan entre el sector estatal y el privado. El principal accionista del club, Abu Dhabi United Group for Development and Investment, es propiedad de un alto miembro de la familia gobernante de Abu Dhabi.
Aunque la influencia de los Estados del Golfo en el fútbol europeo es evidente, el fichaje de La Liga pone en entredicho la dinámica actual. La respuesta de la Comisión Europea tendrá probablemente profundas implicaciones para el modelo de negocio del fútbol mundial.
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