Lionel Messi, a menudo considerado como el futbolista más excepcional del mundo, ha dejado huella en la Major League Soccer (MLS) desde que fichó por el Inter de Miami a mediados de julio. Si bien el rendimiento del jugador en el campo ha sido espectacular, algunos detractores intentan pintar su dominio bajo una luz menos halagadora.
Desde su primer partido con el Inter de Miami, el 21 de julio contra el Cruz Azul en la Copa de la Liga, Messi ha jugado 11 partidos y ha marcado el mismo número de goles. Su equipo se ha mantenido invicto durante este periodo, con su única no victoria en un empate sin goles con el Nashville SC. La actuación del argentino no solo ha atraído más atención a la MLS, sino que también ha aumentado significativamente la venta de entradas y los abonados al pase de temporada de la liga en Apple+.
Las estadísticas de sus últimas actuaciones parecen las clásicas de Messi. Tras su actuación estelar en el Mundial de Qatar, donde marcó siete goles en otros tantos partidos, dos de ellos contra Francia, Messi ha continuado con su brillante estado de forma en la MLS. Entre sus logros anteriores figuran 16 goles y 16 asistencias en 32 partidos con el París Saint-Germain en la última temporada de la Ligue 1. Además, en las cinco temporadas anteriores registró un total de 113 goles y 73 asistencias en 160 partidos, tanto en la Ligue 1 como en la Liga española.
A pesar de su edad, 36 años, la magia de Messi sobre el terreno de juego no ha decaído. Puede que no sea el más rápido, pero su inteligencia, sincronización y conservación de la energía han sido siempre sus puntos fuertes, ayudándole a dominar los partidos sin esfuerzo. El palmarés de Messi habla por sí solo, con 44 trofeos en su haber, desde la Copa Mundial Sub-20 hasta la Liga de Campeones.
Sin embargo, mientras la MLS disfruta de un repunte de atención y rentabilidad debido al efecto Messi, existe un trasfondo de escepticismo. Algunos críticos sostienen que su dominio podría ser un signo de la debilidad comparativa de la liga. Se trata de un argumento que aparece a menudo en los principales medios de comunicación, desde debates televisivos hasta artículos en Internet.
Sin embargo, este punto de vista parece miope. La llegada de Messi, junto con otras leyendas del fútbol como Jordi Alba y Sergio Busquets, ha insuflado nueva vida al Inter de Miami. A falta de sólo nueve partidos para el final de la temporada regular, el equipo intenta fervientemente salvar la diferencia de ocho puntos con el D.C. United para asegurarse un puesto en los playoffs.
El verdadero problema debería ser la competitividad de la liga y la búsqueda del triplete estadounidense por parte del Inter de Miami. Tras asegurarse la Copa de la Liga y estar a punto de albergar la final de la Copa Abierta de Estados Unidos, el trofeo más codiciado, la Copa de la MLS, sigue estando a su alcance.
Las proezas futbolísticas de Lionel Messi han dejado boquiabiertos una y otra vez a rivales y espectadores, independientemente de la liga o el país. Si la MLS se siente “avergonzada”, es sólo porque está siendo testigo directo de la magia de una leyenda del fútbol, como lo ha sido el resto del mundo del fútbol durante años.
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