Los acontecimientos históricos importantes a menudo escapan a la atención en medio del aluvión de noticias diarias. Un ejemplo reciente, aunque significativo, es el anuncio de que China está construyendo una instalación de “entrenamiento militar” en Cuba, publica John Bolton en ‘The Hill’. Esta información salió a la luz justo un día después de la breve reunión del Secretario de Estado Antony Blinken con el líder chino Xi Jinping el 19 de junio, un encuentro que se dijo iba a estabilizar los lazos entre Washington y Pekín.
El fuego cruzado diplomático
Para Bolton —quien fuera asesor de seguridad nacional del presidente Trump de 2018 a 2019— el presidente Biden entró en el discurso afirmando que Xi probablemente desconocía la operación de globos espía de Pekín sobre Estados Unidos, personificando las situaciones embarazosas en las que a veces se encuentran los dictadores por falta de información. China, en respuesta, calificó los comentarios de Biden de “extremadamente absurdos e irresponsables”, lo que provocó una oleada de protestas diplomáticas por ambas partes. Sin embargo, Biden restó importancia a sus comentarios, afirmando que no tenían “consecuencias reales”, una situación que plantea dudas sobre la veracidad de los conocimientos de Xi respecto al globo.
Aunque un intento de golpe paramilitar contra el presidente ruso Vladimir Putin puede acaparar los titulares, la planificación de una instalación militar china en la costa norte de Cuba tiene mayor importancia que cualquier retórica política o interacción diplomática.
Cobertura menguante, amenazas crecientes
Antes de la crisis rusa, la cobertura de la base de “entrenamiento” propuesta por China prácticamente desapareció, enterrada bajo los contradictorios comentarios de Biden sobre la política estadounidense. La historia de la instalación de “entrenamiento militar”, publicada inicialmente por el Wall Street Journal, siguió a su informe sobre la apertura por China de un nuevo centro de espionaje en Cuba.
La administración Biden inicialmente desestimó la historia del centro de espionaje, pero más tarde se retractó de su negación, sugiriendo que la base de espionaje surgió durante el mandato de Trump con el posible apoyo de Huawei y ZTE.
Una amenaza potencial para Estados Unidos
La perspectiva de importantes instalaciones chinas en Cuba es una potencial bandera roja para Estados Unidos, ha asegurado tajante Bolton. Tras la crisis de los misiles cubanos de 1962, Estados Unidos y la URSS llegaron a un “entendimiento implícito” para minimizar las amenazas procedentes de Cuba, según describió Henry Kissinger. Sin embargo, entre China y Estados Unidos no existe tal entendimiento. Pekín no ha asumido compromisos comparables a los de Moscú, y el término “entrenamiento militar” podría ser una cortina de humo para camuflar armas ofensivas o capacidades amenazadoras.
Por ejemplo, los misiles de crucero hipersónicos, más difíciles de detectar, podrían ser instalaciones potenciales en Cuba, junto con otros riesgos como una base de submarinos chinos. Con los intereses creados de Pekín en los activos de petróleo y gas de Venezuela, su apoyo a la dictadura del presidente Nicolás Maduro y sus amplias inversiones en toda América Latina, Cuba podría convertirse en el epicentro de las actividades de China en todo el hemisferio.
Una llamada a la acción
Los desenfrenados tratos de China con La Habana requieren una respuesta estadounidense proactiva para frustrar las ambiciones en expansión de Pekín. Estados Unidos debería considerar la posibilidad de revocar las relaciones diplomáticas con Cuba, imponer sanciones económicas tanto a China como a Cuba y hacer cumplir más estrictamente las sanciones existentes, ha aconsejado Bolton, quien también fuera embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas de 2005 a 2006. Aunque tales medidas no lograron derrocar a Castro o a sus sucesores en el pasado, existe un nuevo potencial para utilizar la fuerza estadounidense contra el régimen, siempre que Moscú respete el “entendimiento implícito”.
Un nuevo capítulo de aspiraciones hegemónicas
La incursión de China en Cuba refleja una importante escalada en sus aspiraciones hegemónicas, equivalente o posiblemente más grave que la presencia soviética en la década de 1960, ha dicho exfuncionario del Departamento de Estado. A medida que aumentan las pruebas de que China está dispuesta a aprovechar la proximidad geográfica de Cuba a Estados Unidos, es hora de revisar las estrategias para derrocar al régimen poscastrista de La Habana. La creciente amenaza de Pekín exige reconsiderar seriamente cómo devolver esta isla estratégicamente crucial a sus legítimos y amistosos custodios.
Tanto La Habana como Pekín deben entender de forma inequívoca que no tienen autorización para adoptar comportamientos que amenacen a Estados Unidos, ha estimado John Bolton. No estamos limitados por ningún compromiso que limite nuestro uso de la fuerza. Debemos considerar todas las opciones disponibles para impedir la construcción de instalaciones militares chinas. La Bahía de Guantánamo, por ejemplo, aunque nunca estuvo preparada como base para actividades anticastristas, sigue siendo totalmente accesible para nosotros.
Las disputas verbales entre Pekín y Washington, o incluso los ominosos acontecimientos en Rusia, no deberían distraernos de aprovechar las oportunidades críticas para contrarrestar la creciente amenaza china centrada en Cuba, aseguró el fundador del John Bolton Super PAC, un comité de acción política que apoya a los candidatos que creen en una política exterior fuerte de Estados Unidos. Si el presidente Biden no actúa, esta cuestión debería ser un importante punto de campaña para los candidatos republicanos en 2024.
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