Nuevas tecnologías para reprimir la disidencia en Cuba

En los últimos años, Rusia ha estado invirtiendo en el desarrollo y promoción de nuevas tecnologías de vigilancia digital con el objetivo de suprimir la oposición interna a su participación en la guerra en Ucrania. Estas tecnologías de espionaje digital permiten a las autoridades rusas rastrear la vida en línea de los ciudadanos, monitorear sus ubicaciones y acceder a sus cuentas en redes sociales, entre otras capacidades. Además, según documentos obtenidos por ‘The New York Times’, existe la posibilidad de que estas tecnologías se vendan en el extranjero, lo que plantea preocupaciones sobre la posibilidad de que el gobierno cubano las utilice para reprimir a sus disidentes.


Un arsenal de herramientas de vigilancia digital

Con el desarrollo de la guerra en Ucrania el año pasado, los espías digitales rusos se vieron obligados a buscar nuevas herramientas para enfrentar a los opositores dentro de sus propias fronteras. Para ayudar en la represión interna, las autoridades rusas acumularon un arsenal de tecnologías de vigilancia que les permiten rastrear las actividades en línea de los ciudadanos. Con la invasión de Ucrania, la demanda de estas herramientas aumentó, lo que impulsó el crecimiento de una industria artesanal de contratistas tecnológicos que han construido productos novedosos y poderosos en el campo de la vigilancia digital.

Estas tecnologías han otorgado a la policía y al Servicio de Seguridad Federal de Rusia (F.S.B.), también conocido como el FSB, acceso a un conjunto de capacidades de búsqueda centradas en el uso diario de teléfonos y sitios web. Estas herramientas ofrecen formas de rastrear ciertos tipos de actividad en aplicaciones cifradas como WhatsApp y Signal, monitorear las ubicaciones de los teléfonos, identificar a los usuarios anónimos en las redes sociales e incluso ingresar a las cuentas de las personas. La información proviene de documentos de proveedores de vigilancia rusos obtenidos por The New York Times, así como de expertos en seguridad, activistas digitales y personas involucradas en operaciones de vigilancia.


El poder político a través de la tecnología

El presidente Vladimir V. Putin ha puesto cada vez más énfasis en el uso de la tecnología para ejercer el poder político, especialmente a medida que Rusia enfrenta reveses militares en Ucrania, sanciones económicas y desafíos de liderazgo. Anteriormente, Rusia estaba rezagada en comparación con regímenes autoritarios como China e Irán en el uso de la tecnología moderna para ejercer el control, pero ahora está recuperando terreno rápidamente.

El despliegue de estas tecnologías de espionaje ha generado paranoia entre la población rusa, ya que los ciudadanos no pueden estar seguros de si sus comunicaciones son seguras. Esta vigilancia

 ha dejado de enfocarse únicamente en los activistas y ahora se ha ampliado a cualquier persona que se oponga a la guerra en Ucrania. A medida que la demanda de estas tecnologías aumenta, han surgido empresas tecnológicas rusas relativamente desconocidas, muchas de ellas propiedad de Citadel Group, una empresa que anteriormente estuvo parcialmente controlada por Alisher Usmanov, uno de los «oligarcas favoritos de Putin» sancionado por la Unión Europea. Estas empresas están tratando de expandirse al extranjero, lo que aumenta el riesgo de que las tecnologías de vigilancia no se mantengan solo en Rusia.


El riesgo de expansión a Cuba

La posible exportación de estas tecnologías de vigilancia a otros países es motivo de preocupación, y Cuba es uno de los países en los que se centra la atención. Dado el estrecho vínculo entre Rusia y Cuba, existe la posibilidad de que el gobierno cubano adquiera y utilice estas herramientas para reprimir a sus disidentes y violar aún más los derechos humanos en el país. Esto es especialmente preocupante, dado el historial de represión y control del gobierno cubano sobre la disidencia y el acceso a la información.

Además de las preocupaciones sobre la privacidad y los derechos humanos, estas tecnologías de espionaje también plantean interrogantes sobre su posible expansión y uso indebido en otros países. Las herramientas de vigilancia desarrolladas por empresas rusas podrían ser adquiridas por otros regímenes autoritarios en busca de métodos para controlar y reprimir a sus propios ciudadanos. Esta preocupación ha llevado a llamar a la acción a la comunidad internacional, para que se fortalezcan las regulaciones y salvaguardias en relación con el desarrollo y exportación de tecnologías de vigilancia.

En resumen, el desarrollo y promoción de tecnologías de espionaje en Rusia plantea serias preocupaciones sobre la privacidad y los derechos humanos de los ciudadanos. Existe el temor de que estas tecnologías se exporten a otros países, incluido Cuba, donde podrían ser utilizadas para reprimir aún más a los disidentes y violar los derechos humanos. La comunidad internacional debe tomar medidas para proteger la privacidad y garantizar que estas tecnologías no se utilicen de manera indebida.


© Fuente: ‘The New York Times’: “Cracking Down on Dissent, Russia Seeds a Surveillance Supply Chain” por Aaron Krolik, Paul Mozur y Adam Satariano.





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