Impacto grave en Florida y Carolina del Sur
Tras arrasar la costa oeste de Florida, Idalia ha causado graves inundaciones en algunas zonas de Carolina del Sur, incluida Charleston. La tormenta, que se debilitó en tormenta tropical el miércoles por la tarde, azotó con fuertes vientos y lluvias torrenciales, provocando cortes de electricidad en partes del sur de Georgia y las Carolinas. Los niveles de agua del puerto de Charleston se dispararon, alcanzando el quinto más alto jamás registrado, rivalizando con los niveles destructivos vistos durante el huracán Matthew en 2016 y el huracán Irma en 2017.
Los informes del Servicio Meteorológico Nacional destacaron inundaciones costeras significativas en Edisto Beach y el centro de Charleston. Las aguas de inundación rompieron la batería de Charleston, y en Edisto, las dunas fueron superadas, causando que el agua se precipitara debajo de las casas y en las calles. La policía de Charleston confirmó el cierre de carreteras debido a las inundaciones, y el acceso limitado a varias zonas. En consonancia con estas condiciones, la Oficina del Sheriff del Condado de Charleston instó a los residentes: “Si se encuentra con una inundación en la calle, dé la vuelta”.
El Crystal River, en Florida sufrió un impacto significativo. El retroceso de las aguas desveló un “acontecimiento catastrófico”, según declaraciones del concejal Ken Frink a CNN. En el condado de Pasco, al norte de Tampa, unas 6000 viviendas sufrieron daños por el agua. Laura Wilcoxen, subdirectora de Gestión de Emergencias del condado de Pasco, reveló a la CNN que muchas viviendas habían sufrido daños por agua de al menos 18 pulgadas.
El presidente Joe Biden, al abordar el impacto de la tormenta, aseguró a los gobernadores de las zonas afectadas el apoyo federal y comentó la cuestión más amplia de los recientes desastres naturales de la nación, haciendo hincapié en la innegable influencia de la crisis climática.
Patrones meteorológicos y consecuencias
A última hora del miércoles, el centro de la tormenta estaba cerca de Charleston, Carolina del Sur. El Centro Nacional de Huracanes pronosticó precipitaciones potenciales de hasta 10 pulgadas en partes de Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte, lo que provocó un riesgo significativo de inundaciones.
Florida no se libró de las víctimas. El gobernador Ron DeSantis informó de una muerte no confirmada debido a la tormenta. El sargento Steve Gaskins de la Patrulla de Carreteras de Florida informó que dos hombres murieron en accidentes separados durante la tormenta, y que ambas muertes se atribuyeron al clima.
En el condado de Lowndes, Georgia, se produjo otro trágico incidente cuando un hombre murió por la caída de un árbol mientras intentaba despejar otro árbol de una carretera.
Las autoridades de Florida advirtieron de que, aunque la tormenta ha pasado, el peligro dista mucho de haber terminado. Más de 150 000 hogares de Florida estaban sin electricidad hasta el miércoles por la noche, y miles más se vieron afectados en Georgia y Carolina del Sur.
Mientras Florida se enfrenta a las consecuencias, las autoridades se centran en restaurar las carreteras y los barrios, al tiempo que instan a los residentes a mantener la cautela. El sheriff del condado de Taylor, Wayne Padgett, ha pedido a los residentes que permanezcan en sus casas para evitar los peligros de los árboles y cables eléctricos caídos.
Desastre en la costa
La zona del Big Bend de Florida fue testigo de la furia de la tormenta cuando azotó la región cerca de Keaton Beach con fuerza de categoría 3. Cedar Key experimentó una marejada sin precedentes de entre 2,5 y 3 metros, que causó grandes daños. Bobby Witt, residente de toda la vida en Cedar Key, que capeó el temporal en un barco, calificó la tormenta como la peor que había vivido.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, la marejada ciclónica, causante de cerca de la mitad de las muertes relacionadas con huracanes, ha dejado a lugares como Crystal River luchando contra las secuelas.
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