La inflación muestra signos de desaceleración en Estados Unidos

En un hecho que podría señalar un punto de inflexión en las secuelas económicas de la pandemia, los datos recientes de Estados Unidos indican una desaceleración gradual de la inflación. Según un informe publicado el martes por el Departamento de Trabajo, el índice de precios al consumo (IPC) experimentó un modesto aumento del 0,3% de diciembre a enero. Este incremento sigue a una subida del 0,2% en el mes anterior, lo que refleja una subida controlada pero persistente de los precios, que ha sido una preocupación importante para los hogares estadounidenses.

En términos interanuales, los datos revelan un panorama más reconfortante, con unas tasas de inflación que se enfrían hasta el 3,1% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esto supone un descenso respecto a la tasa del 3,4% de diciembre y es sustancialmente inferior al pico del 9,1% de mediados de 2022. A pesar de estas mejoras, la tasa de inflación actual sigue superando el objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal, lo que pone de relieve el reto actual de contener las presiones sobre los precios hasta niveles más manejables.

La medición de la inflación subyacente, que excluye los sectores más volátiles de la alimentación y la energía, registró un aumento del 0,4% el mes pasado, un ligero incremento respecto al 0,3% de diciembre. En los últimos 12 meses, la inflación subyacente se situó en el 3,9%, manteniéndose estable con respecto a la medición anterior y ofreciendo una visión de las tendencias subyacentes de la inflación al margen de las fluctuaciones inmediatas del mercado.

El gobierno de Biden ha señalado la disminución de la inflación desde sus máximos inducidos por la pandemia, atribuyendo la relajación a la resolución de las interrupciones de la cadena de suministro y a la eliminación gradual de la amplia ayuda financiera del gobierno. Los indicadores prospectivos sugieren un retorno continuado, aunque lento, a la estabilidad económica anterior a la pandemia.

Sin embargo, la persistencia de la inflación por encima del umbral deseado ha dejado a muchos estadounidenses frustrados, con unos precios medios aproximadamente un 19% más altos que al inicio del mandato del presidente Joe Biden. Esta situación plantea un importante motivo de preocupación, ya que Biden busca la reelección, y la gestión económica se ha convertido en un tema central de la campaña.

Los funcionarios de la Reserva Federal han adoptado una postura prudente en respuesta a las últimas cifras, expresando su satisfacción por los progresos realizados para frenar la inflación, pero subrayando la necesidad de más pruebas de una tendencia a la baja sostenida antes de considerar ajustes en la actual política de tipos de interés. El tipo de referencia del banco central se sitúa en su nivel más alto en 22 años, en torno al 5,4%, tras una serie de subidas encaminadas a moderar la inflación.

A pesar de estas medidas de endurecimiento monetario, la economía estadounidense ha dado muestras de resistencia, con una sólida tasa de crecimiento anual del 3,3% en el último trimestre del año anterior e indicadores positivos en los sectores del empleo, manufacturero y de servicios a medida que avanzamos hacia 2024. Este complejo panorama económico plantea a la Reserva Federal la delicada tarea de equilibrar el control de la inflación con la necesidad de apoyar el crecimiento económico y la estabilidad en curso.





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