Haití y Cuba los estados más débiles del Caribe

A pesar de dos décadas de relativa estabilidad, el Caribe se enfrenta a nuevos retos geopolíticos tanto dentro como fuera de sus fronteras. Aunque la región ha tenido un notable historial de estabilidad política apuntalada por la gobernanza democrática, los desafíos que presentan Haití y Cuba podrían tener profundas implicaciones para el futuro de la zona y las relaciones internacionales. 

Washington observa ahora con atención el desarrollo de los acontecimientos, consciente de la importancia de mantener la estabilidad en el Caribe. The National Interest publica un análisis, en el que aborda cuestiones fundamentales sobre la situación de ambos países.


El descenso de Haití: Un Estado fallido en ciernes

El politólogo Robert I. Rotberg ofrece una perspectiva de los Estados fallidos como gobiernos que han perdido su legitimidad debido a la incapacidad de proporcionar servicios esenciales a sus ciudadanos. Esto incluye garantizar la ley y el orden, los servicios básicos y la protección de las fronteras nacionales. 

Por el contrario, los Estados débiles pueden compartir estos problemas, pero seguir manteniendo una apariencia de gobernabilidad.

La situación actual de Haití resume el arquetipo de Estado fallido. La caída del país en el caos se ha visto agravada por desastres naturales y provocados por el hombre. Catástrofes medioambientales, como la deforestación generalizada que ha llevado a la tala del 98% de los bosques para combustible, huracanes recurrentes y terremotos catastróficos —incluido el devastador seísmo de magnitud 7,0 de 2010— han asolado la nación. Las repercusiones sociales y económicas de estas catástrofes naturales siguen haciéndose sentir, y los terremotos de 2018 y 2021 han agravado las cicatrices.

Pero el deterioro de Haití no se debe únicamente a la madre naturaleza. La escena política del país ha sido tumultuosa, empañada por un gobierno autocrático, intentos de democratización que a menudo fracasaron y sucesos inquietantes como el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021, señala el medio

El creciente poder de las bandas criminales, favorecido por un flujo constante de armas de fuego procedentes de Estados Unidos, echa más leña al fuego.

Económicamente, las perspectivas de Haití siguen siendo sombrías. La inversión internacional ha disminuido, los programas de ayuda se han detenido y la mayoría de los servicios públicos han cesado. El impacto de la guerra ruso-ucraniana en 2022, que ha provocado una espiral de inflación alimentaria, no hace sino intensificar la grave crisis humanitaria descrita por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La agitación de Haití supone un complejo desafío para los Estados caribeños vecinos, mal equipados para gestionar las secuelas de un Estado fallido. El éxodo masivo de haitianos en busca de mejores perspectivas, que atraviesa rutas desde la República Dominicana hasta la frontera entre Estados Unidos y México, añade tensión a unos países ya desbordados. 

Las anteriores intervenciones internacionales, de países como Estados Unidos, Canadá y Francia, han tenido poco éxito a largo plazo. Mientras el futuro de Haití sigue siendo incierto, la comunidad internacional se enfrenta a la “fatiga de los donantes” y a la indecisión a la hora de forjar un camino a seguir.


Cuba: Al borde del abismo

Cuba contrasta con Haití, no totalmente colapsada pero mostrando signos alarmantes de un Estado débil, destaca asimismo ‘The National Interest’. Desde la disolución de la Unión Soviética en 1992, las dificultades económicas de Cuba han persistido, con el Partido Comunista, dirigido por el presidente Miguel Díaz-Canel, aferrándose al control. 

Los problemas económicos, agravados por el embargo estadounidense, la mala gestión y las escasas oportunidades del sector privado, han dejado a Cuba en una situación precaria. Los intentos de China y Rusia de forjar alianzas económicas ofrecen cierto respiro, pero la viabilidad a largo plazo de estas relaciones sigue estando en entredicho.

La sociedad cubana refleja las tensiones de su economía. Una tasa de inflación masiva del 401,6% en 2021, atribuida por el Banco Mundial como una de las más altas de América, ha ejercido una inmensa presión sobre los hogares. Las repercusiones incluyen la emigración masiva, sobre todo a Estados Unidos, una posible crisis demográfica que refleja el envejecimiento de la población en Italia y España, y una resistencia esporádica contra el régimen gobernante.

La respuesta del gobierno cubano a los disturbios civiles, como las importantes protestas de julio de 2021, ha sido contundente y represiva, observa la publicación. Con continuas dificultades económicas y un creciente descontento público, el panorama sociopolítico de Cuba sigue siendo volátil.

En un contexto geopolítico más amplio, la situación de Cuba ha atraído la atención tanto de China como de Rusia. Mientras que las asociaciones económicas están sobre la mesa, las especulaciones sobre posibles intereses militares por parte de estas naciones siguen siendo tema de debate. Sin embargo, cualquier compromiso de apuntalar el tambaleante modelo socialista cubano sigue siendo dudoso.

Un llamamiento para renovar la atención

En esta coyuntura crítica en la que se encuentra el Caribe, es evidente que mantener la estabilidad en la región no es sólo una preocupación local, sino mundial. Los retos planteados por Haití y Cuba subrayan la necesidad de renovar la atención internacional, la colaboración y el enfoque estratégico para garantizar la estabilidad continuada de la región. El papel de Washington en este panorama es innegable, entendiendo que un Caribe estable es vital para la paz y la cooperación internacionales en general.





por-que-es-inevitable-un-acuerdo-entre-estados-unidos-y-cuba

¿Por qué es inevitable un acuerdo entre Estados Unidos y Cuba? 

Isabel Díaz

El analista Peter Zeihan destaca la posición estratégica de Cuba y sugiere que un acuerdo entre Estados Unidos y Cuba es inevitable, aunque no inmediato.