Las catastróficas inundaciones han desbordado la ciudad de Derna, en el este de Libia, mientras los cadáveres llegan a la orilla y las autoridades corren a contrarreloj para dar cuenta de las vidas perdidas. El devastador suceso, amplificado por los efectos residuales del conflicto civil, ha convertido a Libia en una de las crisis humanitarias más graves del mundo.
Las inundaciones se han llevado muchas vidas y ahora, en un giro desgarrador, las aguas las devuelven a las costas. Según las autoridades libias, más de 8000 personas han perecido y 10 000 permanecen desaparecidas.
Derna, ciudad portuaria del este de Libia, fue testigo del aterrador poder de la naturaleza cuando dos presas reventaron en el río Wadi Derna, tras una tormenta. Esto provocó olas de hasta 9 metros de altura que arrasaron la ciudad y se adentraron en el Mediterráneo. Con 5300 muertos confirmados y 10 000 desaparecidos, se teme que estos últimos también queden sumergidos bajo las aguas o los escombros.
Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil del gobierno oriental de Libia, describió un panorama desolador: “Hay cadáveres por todas partes: en el mar, en los valles, bajo los edificios”, declaró a Reuters. Chkiouat mencionó que casi una cuarta parte de la ciudad ha desaparecido, con innumerables estructuras derrumbadas. También indicó que el número de muertos podría incluso duplicarse.
Aunque la ayuda internacional está llegando a cuentagotas, con países que están instalando hospitales de campaña y enviando suministros, la urgencia reside en las operaciones de búsqueda y rescate. Elie Abouaoun, director para Libia del Comité Internacional de Rescate, declaró: “Varios países ya han enviado hospitales de campaña y suministros. Lo que realmente falta es más apoyo en las operaciones de búsqueda y rescate, porque la ventana de oportunidad para encontrar supervivientes se está cerrando.”
Además, se avecina otra catástrofe. En Tocra, situada al oeste de Derna y al este de Bengasi, hay avisos de otra presa que corre el riesgo de reventar, amenazando con más destrucción. Ante esta posible calamidad, las autoridades locales han emitido avisos de evacuación.
La Organización Internacional para las Migraciones, una agencia de la ONU, afirma que 30 000 residentes de Derna han sido desplazados debido a las inundaciones. Este desastre no tiene parangón en un país ya asolado por más de una década de luchas civiles e intrincados conflictos entre facciones. Haciendo un paralelismo con la importancia de la tragedia del 11-S para Estados Unidos, Abouaoun mencionó: “Para Libia, es sin duda algo de igual importancia”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, es uno de los varios líderes mundiales que han prometido apoyo, y las naciones vecinas de Libia han enviado equipos y suministros humanitarios.
Sin embargo, han surgido dudas sobre la preparación y las medidas preventivas. En algunas zonas se ordenó la evacuación, pero los residentes no siempre hicieron caso de las advertencias. Mustafa Salem, un lugareño de Derna, compartió los aterradores momentos en que la tormenta se intensificó inesperadamente y se rompió una presa, con un sonido casi explosivo.
“La gente estaba dormida y nadie estaba preparado”, lamentó Salem. La calamidad ha puesto de relieve la necesidad de una mejor preparación ante las catástrofes, especialmente en las regiones que se enfrentan a la doble amenaza de los desastres naturales y la inestabilidad política.
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