El presidente Javier Milei ha anunciado que no nombrará embajadores en las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, lo que supone un giro significativo en la política exterior argentina. Esta decisión difiere radicalmente de la postura de la anterior administración Kirchner y significa un nuevo marco diplomático para Argentina en América Latina y fuera de ella.
La estrategia de Milei pone de manifiesto un marcado distanciamiento ideológico de las políticas de su predecesor en Balcarce 50. Apoya abiertamente a la oposición en Venezuela, se opone a Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA) y planea condenar a Cuba en los foros internacionales de derechos humanos. La ministra de Asuntos Exteriores, Diana Mondino, ya ha recibido estas directrices presidenciales.
Con Milei, el gobierno argentino sólo mantendrá la actual representación formal en estos países, similar a su enfoque con el régimen fundamentalista de Irán. Esto contrasta con el gobierno de Kirchner, que había nombrado representantes políticos en La Habana, Managua y Caracas. Estos enviados anteriores, entre los que se encontraban Luis Alfredo Ilarregui (Cuba), Daniel Capitanich (Nicaragua) y Oscar Laborde (Venezuela), a menudo permanecían en silencio o participaban de forma controvertida en situaciones geopolíticas complejas.
La primera indicación pública de Milei sobre su postura hacia Cuba, Nicaragua y Venezuela fue evidente durante su ceremonia de investidura presidencial, a la que los líderes de estas naciones no fueron invitados. Posteriormente, el dictador nicaragüense Daniel Ortega retiró a su embajador en Argentina, alegando reiteradas declaraciones del nuevo gobierno argentino.
Las reacciones de los regímenes cubano y venezolano siguen siendo inciertas. Venezuela, en particular, es conocida por vigilar de cerca a sus expatriados en Argentina, una práctica que podría verse afectada por las políticas de Milei. Cuba, con un historial de mantenimiento de lazos diplomáticos en entornos hostiles, es poco probable que retire a su embajador de Buenos Aires.
La postura geopolítica de Milei también afecta a las relaciones de Argentina con otros países latinoamericanos, en particular Brasil, Colombia y México. Los presidentes Lula da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador, a pesar de sus matices, han mantenido vínculos estrechos con los regímenes de Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro. Este giro en la postura diplomática de Argentina podría influir en sus interacciones con estas naciones y en su papel en organismos multilaterales como Naciones Unidas y la OEA.
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