Los mediadores internacionales están trabajando intensamente para prorrogar la tregua existente en la Franja de Gaza, que está a punto de expirar. Este esfuerzo se produce en medio de un delicado proceso de intercambio de rehenes entre Hamás, la autoridad gobernante de facto en Gaza, e Israel.
La tregua, vigente para detener temporalmente la intensa ofensiva aérea y terrestre de Israel, depende de que continúen las liberaciones de rehenes. En los últimos días, Israel ha reconocido la liberación de numerosos rehenes, expresando su voluntad de mantener la tregua a condición de que Hamás continúe este proceso.
El trasfondo del conflicto es complejo y tiene sus raíces en antiguas disputas territoriales y políticas. Hamás, que controla Gaza desde hace 16 años, es vista por Israel como una amenaza significativa, especialmente tras un ataque mortal contra Israel que instigó la guerra actual. A pesar de semanas de intensos bombardeos y de una invasión terrestre destinada a debilitar a Hamás, la resistencia del grupo es evidente. Han mantenido el control, llevando a cabo negociaciones, gestionando el cumplimiento del alto el fuego entre las diversas facciones armadas y supervisando la liberación de rehenes.
El conflicto ha provocado una destrucción masiva en el norte de Gaza, con miles de víctimas palestinas. Se cree que los dirigentes de Hamás, incluidas figuras como Yehya Sinwar, se han trasladado al sur, uniéndose a la multitud de palestinos desplazados en refugios superpoblados.
Una invasión terrestre israelí del sur de Gaza podría tener como objetivo a los dirigentes de Hamás y desmantelar más infraestructuras militantes, incluidas las extensas redes de túneles. Sin embargo, es probable que una operación de este tipo provoque importantes bajas y destrucción entre los palestinos, una situación que Estados Unidos, principal aliado de Israel, no parece estar dispuesto a apoyar.
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Funcionarios cubanos revelan la grave escasez de alimentos y combustible, con una reducción de los suministros esenciales de más del 50%.
