La intrincada red de intereses políticos y empresariales suele tener sorprendentes intersecciones, y ninguna más que la de Aras Agalarov, uno de los individuos más ricos de Rusia. Firme partidario del presidente ruso Vladimir Putin, el nombre de Agalarov se asocia a menudo con lucrativos contratos estatales, estrechos vínculos con el partido gobernante de Rusia e incluso un escándalo relacionado con las elecciones estadounidenses de 2016.
Las declaraciones pasadas de Agalarov arrojan luz sobre su lealtad a ultranza a Putin, revela un reportaje de ‘The Insider’. “Creo con absoluta sinceridad que para Rusia Vladimir Vladimirovich Putin es una opción ideal”, afirmó en una ocasión el propietario de Crocus Group. “El país se desmoronará con su Navalny”, añadió, desacreditando a la prominente figura de la oposición.
Sin embargo, en una curiosa yuxtaposición, el corazón de su familia inmediata parece inclinarse hacia Estados Unidos. Tanto su esposa, Irina Agalarova, como su hija, Sheila, no sólo han elegido Miami, una lujosa ciudad estadounidense, como lugar de residencia, sino que también tienen la nacionalidad estadounidense. ¿Su residencia elegida en Miami? Un apartamento de lujo en Fisher Island, un enclave exclusivo para ultrarricos, valorado en la friolera de 4,3 millones de dólares.
Entre Trump y Rusia Unida
Los lazos de la familia Agalarov con Estados Unidos van más allá del sector inmobiliario. El nombre de Aras Agalarov salió a la luz en las investigaciones sobre la injerencia en las elecciones estadounidenses de 2016, concretamente en relación con una reunión entre Donald Trump Jr. y la abogada rusa Natalia Veselnitskaya. Esta reunión, orquestada a través del hijo músico de Agalarov, Emin, prometía información secreta de alto nivel.
La relación de Agalarov con Trump es anterior a las elecciones de 2016. Ambos magnates empresariales habían cerrado acuerdos ya en 2013, relacionados con la construcción y los concursos de belleza. Agalarov también regaló a Trump un costoso cuadro durante la campaña presidencial de este último.
Además de su conexión con el expresidente de Estados Unidos, la asociación de Agalarov con el Kremlin es evidente en sus amplios tratos con el partido Rusia Unida y figuras como el fiscal general Yuri Chaika. El centro de exposiciones Crocus Expo de Agalarov ha sido sede de los congresos del partido, y la empresa de catering de su hijo ha sido la elegida para sus banquetes.
Contratos estatales
Un recorrido por el interior de la oficina de Agalarov revela una fotografía reveladora: una con el propio Putin. Aunque afirma que se limita a “cumplir las instrucciones” de los dirigentes del país, la amplia cartera de contratos estatales de Agalarov sugiere lo contrario.
Desde la construcción de estadios para la Copa del Mundo hasta la circunvalación central de Moscú, el magnate empresarial ha conseguido múltiples contratos multimillonarios, a menudo eludiendo los procesos competitivos.
En agosto de 2023, JSC “Crocus International”, otra de las empresas de Agalarov, obtuvo un contrato del Servicio Federal de Aduanas sin licitación. Esta pauta se observa también en los negocios de su hijo, Emin Agalarov, que parece enfrentarse con frecuencia a una competencia mínima.
Reforzando aún más sus lazos con las autoridades rusas, Agalarov padre ha colaborado recientemente con Rostec, la principal corporación rusa de defensa, en un proyecto de complejo empresarial.
Sorprendentemente, a pesar de estas íntimas conexiones con las autoridades rusas e incluso con el sector de la defensa, Agalarov ha eludido la mayoría de las listas de sanciones occidentales, con la excepción de las sanciones ucranianas. Esto plantea interrogantes sobre la influencia que ejercen estos oligarcas tanto en la escena nacional como en la internacional.
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