#notificaciónsinleer de ‘Una gota de sudor por cada suspiro’

#notificaciónsinleer de un evento que involucra a jóvenes artistas: averiguaciones de primera mano sobre dicha muestra. Esta vez he seleccionado Una gota de sudor por cada suspiro, una propuesta online emplazada en Art Code Space, y para ello converso con Yudinela Ortega, curadora del proyecto.




Una vivencia deviene sustrato de la exhibición y establece el conflicto como tópico de esta: “quiero extrapolar esa desazón que no me deja ser, llevándola al ámbito del comisariado”. ¿Qué concepciones sobre el oficio curatorial orbitan alrededor de esta frase?

Parálisis: durante mucho tiempo he vivido paralizada. Arte y vida en parálisis; así se han sucedido años, meses, días, horas… Pensamiento y parálisis. Que te sepa el mundo capaz de algo, no es real. No es algo que se materialice en las palabras de los demás. Para que signifique has de creerlo, has de crearlo tú. ¿Esa he sido yo? ¿La que crea? ¡No! Porque en este tiempo, si parafraseo el exergo de Memorias del subdesarrollo: No soy yo, soy otra.

“Esa muchacha es tremenda conflictiva”.

No, no era así.

“Ella es una persona bien conflictiva”. Cito.

Esa desazón que no me ha dejado ser durante mucho tiempo, la he resumido en una frase que no sé si es mía o si la leí en algún lugar: “Miento, si digo que no temo”. Si yo te digo ahora mismo que tengo miedo, por ejemplo, a escribir; que he dejado de hacer u opinar porque he sentido miedo, es la verdad. No me había percatado de la parálisis real que implica tener miedo, hasta que en 2018 envié una caja de “misceláneas” para Cuba y me devolvieron la misma caja llena de trastos viejos. Esa vivencia fue el cimiento de Una gota de sudor por cada suspiro. Y el hecho en sí, ese de enviar una dádiva y recibir un puñetazo, no es siquiera el detonante literal; el verdadero conflicto aquí es aquel que te pone en una situación de completa desventaja, huérfana de amparo alguno. Y creo que todos hemos estado alguna vez en esa posición. 

La sentencia que traslado a esta entrevista: “Ella es una persona bien conflictiva”, fue la respuesta de una representante institucional, que se supone ha de velar porque se cumpla el derecho a réplica de cualquier ciudadano. En ese gesto, que pudiera parecer pueril, porque es una frase llana que ha rodado por nuestra boca alguna vez —estoy convencida—, se activó el cuestionamiento que hoy se ha traducido en propuesta curatorial.

En el estado de la cuestión de lo que supondría un “ser conflictivo”, coinciden diez artistas en las que he localizado la intención de construir sus universos en conflicto. En la polisemia y la naturaleza expansiva propia del término, he propuesto una exégesis hacia las narrativas visuales de artistas que hoy trabajan los más disímiles conflictos. Que son ellas mismas conflictivas, y liberan sus batallas desde posturas ancladas a derroteros que las comprometen con la sociedad en la que ejecutan sus obras.

Mi propósito con esta exposición es intentar construir un mapa individual y colectivo desde diferentes voces que inviten, y provoquen, el análisis sobre qué es el conflicto en la profesión de las artistas. Dónde lo localizan, cómo es canalizado, cuándo lo reconocen y lo introducen en la producción y concepción de sus obras. Cuánta presión supone el ejercicio de lo conflictual, a sabiendas de que toda formulación hipotética sobre dicha problemática tiene su anclaje primero en el mundo simbólico.



Invitación digital de Una gota de sudor por cada suspiro, 2021.


En la anécdota personal que leemos en el Statement del proyecto, hay cierto reclamo de empatía. ¿La selección de una nómina exclusivamente de mujeres* está relacionada con este sentir?

La selección de una nómina compuesta en su totalidad por mujeres artistas es más bien un reclamo personal, que se podría traducir a empatía. Pero sobre todo creo que es una necesidad, una especie de deuda que traía conmigo desde hace algún tiempo y no había tenido la oportunidad de saldar. Así que cuando recibí la propuesta de Art Code Space para curar una exposición, tenía claro que me lanzaría a construir un proyecto que involucrara a mujeres creadoras. Y la relación que podía establecer entre estas artistas con una vivencia personal, me dio las pautas para hacerles una invitación a dialogar, poniendo el “conflicto” en su lugar y sacando ventaja de sus consecuencias. 

Esta experiencia me ha permitido, a través de otras voces, exorcizar el conflicto, aprehenderlo y ponerlo en función de generar sentido con otros códigos los visuales—, para mostrar cómo la capacidad resolutiva y la determinación de estas artistas les permite seguir creando todos los días, a pesar de…

Una gota de sudor por cada suspiro, digamos que es la antesala de un ejercicio escritural en el que me encuentro inmersa desde hace algún tiempo. Por el momento, lo manoseo en mi cabeza y el título perfecto es: A ella le dicen la conflictiva. Y cuando digo “a ella” hablo de ellas, de ti o de mí, de un nosotras abstracto en el que convergen numerosas historias de autoras que me interesa abordar. A veces, conversando con colegas e investigando en internet, me encuentro con un patrón que se reproduce en una arenga feminista que a mi entender se queda casi siempre en un #womaninpower traspapelado en una publicación de Instagram. Quiero alejarme de eso: no me interesa componer un relato sobre mujeres artistas porque la moda dicta que hemos de correr hacia allí. 

Por eso para mí, como curadora, esta exposición no es solo una muestra que estará en una sala virtual por un período de tiempo equis. Es una labor expandida que hace que me levante todos los días con una pregunta en la cabeza: ¿Qué significa ser conflictiva? 

Desde aquí me proyecto hacia el futuro. 



Yudinela Ortega (Matanzas, 1990).


*Nómina de artistas Una gota de sudor por cada suspiro: Ailen Maleta San Juan (La Habana, 1984); Aissa Santiso (La Habana, 1992); Alicia Rodríguez Alvisa (La Habana, 1995); Carol Espíndola (Puebla, México, 1982); Eliane Adela Padrón (La Habana, 1995); Florencia de Titta (Buenos Aires, Argentina, 1985); Lara Ruiz (Luxemburgo, 1986); Lianet Martínez Pino (Cienfuegos, 1993); Paola Martínez Fiterre (La Habana, 1992); Rosa Cabrera (La Habana, 2000).




Gladys Garrote y Luisa Ausenda

#notificaciónsinleer de ‘Boomerang Vol. 1’

Evelynn Alvarez

“Para un artista aún sin galería, presentar su trabajo dentro del espacio y en el marco de las Charlas Continuas puede ser un suceso motivante. Por aquí han pasado docenas de destacados artistas y curadorescubanos y extranjeros que trabajan con Galleria Continua, una de las más importantes galerías italianas”.





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