Ernesto Crespo nació en Artemisa en 1994. Después de estudiar en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte de La Habana, se instaló en Barcelona en 2022 y luego, en Madrid.
La obra de Ernesto Crespo interroga la función de construcción y de “reproducción” de la imagen para explorar mejor lo que hace su espesura y su misterio. Así reactiva el estatuto subversivo de la obra de arte, ya que resiste a la presencia de lo real para conversar con lo imaginario y abrirse al cuestionamiento, al asombro, a la extrañeza, al desvelamiento, al pasmo, a la inquietante extrañeza.
Crespo defiende el poder ontológico de la sensación en su pintura que es una especie de germinación del pensamiento. Siguiendo a Kant, afirma que la sensación constituye el reino de la estética: la pintura es una crítica inmanente dentro de las condiciones trascendentales de la sensación.
Las obras de Ernesto Crespo son una profunda búsqueda de la percepción del espacio, de la luz y de la temporalidad mediante las posibilidades de la pintura para representar estos elementos. El primer efecto que provoca la pintura de Crespo es una especie de turbación que pone el espíritu al acecho y abre las válvulas del inconsciente.
En este sentido, su trabajo no consiste solo en reproducir unas formas, sino en captar fuerzas, en hacer visibles cosas invisibles. De ahí que Crespo sea un resistente. Contra la invasión sistemática del ruido y la intrusión de una profusión inaudita de imágenes que terminan anestesiando nuestro discernimiento, Crespo defiende el silencio de esta presencia sentida antes que ser dicha y reactiva la búsqueda de un estado poético y reflexivo de este inmenso campo de experimentación visual que es la pintura.
Empecemos por un autorretrato: háblame de tu infancia en Cuba, de tu familia…
Nací en La Habana campo, como se conocía en 1994. Actualmente es la provincia de Artemisa. Toda mi infancia transcurrió en Alquízar, un pequeño pueblo de gente muy humilde y cariñosa. Pese a las carencias que experimentaban los cubanos en su mayoría, mi infancia fue bastante placentera gracias a mi familia, en especial a mis padres y a mi abuela, quienes me inculcaron la creatividad y la innovación, desde la construcción de los juguetes hasta los accesorios para la escuela, primero a mí y luego a mi hermana.
Mi madre me tuvo cuando era muy joven. Ahora, en mi vida adulta, nuestra apariencia es tan similar que parecemos hermanos. A lo largo de su carrera, ella siempre ha trabajado en entornos de oficina donde la atención y la capacidad de tratar con el público son esenciales. Actualmente, está estudiando Derecho y su deseo de aprender no conoce límites. Siempre me inculcó la importancia de estar preparado para la vida. Desde mis primeros pasos en el mundo del arte, mi madre ha sido mi mayor apoyo en todos mis proyectos. Ella no solo es mi madre, sino también mi amiga inseparable.
Por otro lado, mi padre es carpintero de profesión, y para mí, es simplemente “el mejor”. Recuerdo de mi infancia que cada día llegaba a casa con las botas cubiertas de serrín. Fue él quien despertó mi lado más artístico; me fascinaba entender cómo alguien podía transformar un simple tronco en un balancín o una mesa.
Sigo teniendo buena relación con mi barrio natal y con cada una de las personas que conformaron mi infancia.
¿Qué pasó para que te decidieras a ser artista plástico?
Mi primera experiencia estética se remonta a mi infancia. Recuerdo claramente a un profesor de primaria que me pedía ayuda para dibujar las láminas de ciencias naturales. Este maestro decidió abrir un pequeño taller de arte en la escuela, y entre los ejercicios que realizamos hubo uno en particular que dejó una huella duradera en mí: nos proporcionó unos jabones que eran tan duros como el mármol y nos desafió a esculpir con ellos. De este ejercicio surgió mi primer retrato, y en ese momento supe que había descubierto algo especial.
¿Cuándo piensas que el arte se convirtió en el centro de tu vida?
Creo que el arte gradualmente se convirtió en el centro de mi vida cuando me di cuenta de que no sabía hacer nada más con tanta naturalidad Sentí muy temprano la magia de narrar historias, de construir personajes y hablar de mis emociones.
¿Qué formación tuviste?
Tuve mucha suerte de poder contar con la complicidad y el talento de mis profesores. Me gradué de artes plásticas, los tres primeros años en la Academia Eduardo Abela de San Antonio de los Baños, Artemisa, más conocida como Amparucha. Luego, en mi último año de tesis unieron las escuelas de artes y las mudaron a la Academia San Alejandro en La Habana. Allí concluí la carrera.
Dos años después, en 2016, ingresé en el Instituto Superior de Arte (ISA) en la especialidad de Diseño Escénico. Ya una vez graduado, decidí pasar en 2022 un máster de arte y diseño con mi esposa Flavia Fuentes en Barcelona.
¿Qué es el arte para ti?
Para mí, el arte es mucho más que una forma de expresión: es el medio a través del cual puedo comprender mis experiencias y explorar mi mundo imaginario. Es una poderosa herramienta que me permite contar quién soy en este momento, de dónde provengo y hacia dónde me dirijo en la vida. Es mi lenguaje personal para comunicar emociones, pensamientos y narrar mi propia historia.
¿De qué manera has evolucionado como artista?
Mi percepción del arte también se ha vuelto más abierta y menos convencional. La evolución no tiene límites definidos; es un camino en constante cambio que puede adoptar una variedad de formas y significados.
En mi corta carrera, he buscado desafiar las convenciones y explorar las sorpresas ocultas en lo cotidiano. Sigo explorando el poder de la ambigüedad y el misterio del arte, llegando a apreciar aún más la importancia de mantener una mente abierta y una imaginación despierta.
Mi compromiso con la creatividad y la exploración artística sigue siendo fundamental en mi trabajo.
¿Cómo definirías tu práctica artística?
Es una construcción y un descubrimiento constantes.
¿Cómo contemplas tu estatus de creador en el siglo XXI?
Vivir en el siglo XXI es una oportunidad emocionante y desafiante al mismo tiempo. La era digital ha abierto un abanico de posibilidades para la creatividad, permitiéndome llegar a audiencias globales de manera instantánea. Me refiero a los desafíos, porque tengo la necesidad de adaptarme y encontrar formas innovadoras de presentar mi trabajo, aún más cuando uno sabe que tiene un espíritu analógico.
¿Eres reacio a explicar tu trabajo, al acercamiento crítico?
Uno mismo siempre tiene la libertad de hacer una explicación detallada o mantener la ambigüedad, es una elección consciente. La decisión de explicar una idea depende del objetivo que tengas.
En lo personal, me interesa un equilibrio entre la claridad y el misterio, ya que puede ser la clave para mantener “el encanto”.
¿Qué artistas te han influenciado y a cuáles sigues admirando?
Con un enfoque en la naturaleza sublime y la exploración del asombro, debo mencionar a Caspar David Friedrich. Dentro del arte surrealista, a René Magritte y a Leonora Carrington, aportándome lo onírico e irracional.
Por otro lado, también están David Hockney y William Kentridge, por sus enfoques multidisciplinarios que combinan dibujo, animación y teatro. En mi visión innovadora de los espacios escénicos, debo mencionar a Claus Guth, un diseñador escenográfico que transforma el teatro. Mi pintura tiene un corte cinematográfico y filosófico gracias al cine de autor de Ingmar Bergman y Andréi Tarkovski. Lo que ha enriquecido mi proceso de creación y mi condición humana es precisamente los diferentes enfoques artísticos de estos creadores.
¿Cómo juzgas a tu generación, la de los años 2010-2020?
Tristemente se ha visto obligada a separarse, aun así, es una generación que ha buscado florecer en nuevos lugares y con diferentes estrategias.
¿Cuál es tu apreciación respecto al arte cubano contemporáneo?
El arte cubano contemporáneo es un campo vibrante y diverso que refleja la rica historia cultural y social de Cuba. Es una escena llena de matices y complejidades, donde los artistas se enfrentan a desafíos y prejuicios únicos debidos a la interacción de su trabajo con la política y la sociedad.
Lo que destaco especialmente del arte cubano contemporáneo es su capacidad para expresar una amplia gama de perspectivas y experiencias, desde cuestiones políticas hasta exploraciones personales de la identidad y la vida cotidiana. La escena artística en Cuba es un espacio de constante reinvención y experimentación, donde los artistas a menudo encuentran formas innovadoras de abordar temas significativos.
Al mismo tiempo, la exigencia en el arte cubano contemporáneo es palpable, ya que los artistas buscan destacarse en un contexto nacional y muy difícilmente internacional.
¿Qué relación mantienes con los artistas cubanos?
Trato de mantener siempre las mejores relaciones con todos, con algunos se establece de forma muy natural una relación familiar.
Háblame de tu proceso de creación.
Mi proceso creativo se centra en la construcción de imágenes a través de diferentes lenguajes artísticos, incluyendo la pintura, las instalaciones y el cine. Mis obras son una respuesta profunda al mundo que me rodea, especialmente a la naturaleza y las emociones humanas. Los temas fundamentales que exploran mis obras abarcan el tiempo, la vida, la muerte, la esperanza, la verdad y la ficción.
Para mí, la creación puede tomar muchas formas, desde ver una película inspiradora hasta interpretar un sueño vívido o simplemente observar cómo una rama de un árbol se mueve en el viento. Mi pasión se encuentra en los misterios que a menudo se esconden en las pequeñas cosas y que pueden ser difíciles de percibir a simple vista.
Los títulos de mis obras juegan un papel crucial, ya que buscan capturar ese misticismo y enigma que busco expresar en mis cuadros. En la concepción de mis obras, a menudo comienzo con una idea escrita y luego la desarrollo utilizando imágenes de diversas fuentes, como Internet, el cine, las revistas y las fotografías.
En otros casos, y sin seguir necesariamente un patrón fijo, creo maquetas en miniatura que funcionan como modelos a pintar. Me fascina la idea de reutilizar elementos visuales, de manera similar a la manera en que en el teatro y el cine se reutilizan atrezos para diferentes actuaciones.
La acción de pintar es un proceso natural que toma forma a medida que me involucro plenamente en la tarea, sin importar cuánto tiempo lleve. Personalmente, tiendo a pintar con bastante rapidez, tal vez porque paso tiempo procesando mentalmente lo que quiero lograr mucho antes de llevarlo a cabo con la mano. En última instancia, la obra parece encontrar su propia conclusión cuando siento que no se puede agregar ni quitar nada más. Es un momento de intuición artística en el que la obra cobra vida por sí misma.
¿Qué particularidad tiene la pintura, o el dibujo, para que continuamente se anuncie su muerte y su resurrección?
Creo que esos anuncios son en muchos casos sensacionalistas. A pesar de que es un tema recurrente en el mundo del arte a lo largo de la historia, la pintura sigue y seguirá siendo una forma de expresión artística poderosa y significativa para muchos artistas y amantes del arte.
La evolución de la misma pintura o el dibujo en el transcurso del tiempo a menudo involucra desafiar y cuestionar las convenciones establecidas, pero esto no significa necesariamente que una forma de arte esté “muerta”.
¿Creas sin pensar en un público, sean amigos, coleccionistas, galeristas…?
No creo mis obras con la premisa de complacer a un público en particular, ya sean amigos, coleccionistas o galeristas. Mi proceso creativo se basa en la autenticidad y la necesidad de expresar mi visión artística sin la presión de la aceptación externa. Mi enfoque principal es explorar y comunicar mis propias ideas y emociones a través del arte, y esto me permite mantener una libertad creativa sin restricciones impuestas por las expectativas de otros.
¿Qué relación mantienes con las otras artes? ¿Cuál es su importancia en tu vida y en tu trabajo?
La intermedialidad entre las artes me ayuda a explorar y expresar mejor mis ideas, me permite ver los conceptos desde múltiples perspectivas, enriqueciendo mi proceso de creación.
El diseño escenográfico, el cine y la literatura han fortalecido el carácter de mi pintura. Además, me ayudan también a comprender y construir la obra como una puesta en escena, intentando que sea lo más parecido a lo que es la vida.
¿Qué opinión te merece el mercado del arte y el lugar que ocupa el dinero hoy día en este mundo? ¿Piensas que el mercado orienta la creación?
En mi experiencia, todo esto en Cuba era meramente teórico, cuando llega la práctica entiendes que existen muchas formas en las que el mercado puede influir en la creación artística, como las demandas del mercado, la comercialización y la promoción, la presión financiera, el valor económico y la independencia artística.
Yo busco un equilibrio entre la misión artística y el éxito comercial. Lo importante es que el mercado no dictamine la dirección de tu arte, la autenticidad sigue siendo el valor fundamental en el mercado del arte.
¿Qué tipo de relación tienes con los galeristas?
La mejor relación entre un artista y una galería es aquella en la que ambas partes trabajen juntos de manera respetuosa, flexible y clara.
¿Qué papel le concedes al arte en nuestra sociedad actual?
El arte tiene múltiple valor en la sociedad actual, desde la expresión individual y crítica social, hasta la celebración de la diversidad cultural y la documentación histórica. Su importancia radica en su capacidad para enriquecer la vida de las personas, fomentar la reflexión, la comprensión y contribuir al diálogo en todo el mundo.
Hoy estás viviendo en España. ¿Piensas volver a vivir en Cuba o, a semejanza de tantos artistas cubanos, tienes la intención de quedarte a vivir en el extranjero? ¿Por qué?
Sólo el que emigra sabe lo difícil que es volver a empezar. Tengo bien claro que soy una persona del mundo. Cuba es un país lindo en su totalidad, pero triste; ahora, aquí en España, intento fortalecer la belleza y sanar la tristeza.
¿Qué representa Cuba en tu vida y en tu arte?
Es una relación realidad versus ficción.