Esta vez retraté bicicletas. En las calles es común encontrarse con bicicletas que fueron encadenadas a postes, parqueos, cercas, y que sus dueños jamás regresaron a recogerlas. El abandono es común y frecuente. Algunas están casi nuevas, parece a primera vista que las acaban de colocar allí; pero si te fijas, empiezas a ver el óxido, las gomas rajadas y las marcas del tiempo, de la intemperie.
Algunas están solas; en otros lugares se han ido acumulando unas sobre otras y lo que se percibe es un volumen deforme con piezas distintas que sobresalen. Algunas están completas; otras, desmembradas.
Hay trayectos que realizo siempre y veo las mismas bicicletas prácticamente todos los días. Noto que han sido movidas o de pronto a una le falta una rueda. Es un escenario medio triste. Parecen animales abandonados. También ha sido inevitable pensar que en Cuba todas esas bicicletas serían tesoros para mucha gente, pero de eso ni hablar.
Por una calle que bordea Prospect Park hay una bicicleta de paseo que tiene enganchados una bolsa y un casco. Hace más de dos meses que paso por el mismo lugar, me pregunto qué habrá sido de su dueño. Tal vez se fue de la ciudad, o se enfermó, o quizás murió.
Pienso que si alguien deja su casco enganchado en su bicicleta es que pretende regresar pronto. He aprendido que en esta ciudad las razones de las cosas se expanden más allá de mi experiencia, así que seguramente hay explicaciones que aún no se me ocurren.
Llevaba tiempo con esta curiosidad sobre las bicicletas en las calles, estaba fotografiándolas cada vez que las veía y tenía mi cámara conmigo. Un día, buscando en internet sobre fotógrafos que ya hubieran documentado esto, di con un término que nunca antes había visto: ghost bike.
Tampoco había visto una de estas bicicletas por la calle, pero al parecer era algo común aquí: la ghost bike es una bicicleta pintada totalmente de blanco que se amarra a un poste o a una señal de tránsito cerca de donde ocurrió un accidente y un ciclista murió. Algunas tienen placas o flores. Son memoriales que dejan los amigos o familiares para recordar a las víctimas.
Al día siguiente, cuando me dirigía al metro por la acera contraria, encontré una bicicleta fantasma. Fue impresionante porque justamente el día antes estaba leyendo sobre eso. En una calle de Park Slope hay una ghost bike que pone: “In Loving Memory of James-Scot Zachary Gregg (01/19/83- 04/20/16)”.
Desde entonces, es inevitable pensar en la muerte cada vez que veo una bicicleta en la calle. Pienso en muchas cosas, y en la muerte.