Noel León: eslabón perdido del arte cubano

Con 42 años, el artista cubano Noel León no ha realizado nunca una exposición personal, si bien tiene una obra sólida y vasta, de una enorme calidad técnica y un estilo muy propio, que lo distingue y lo hace sobresalir por encima de la mayor parte del arte cubano que se realiza hoy dentro y fuera de Cuba. 

Es un artista virgen, podríamos decir. Un ermitaño que ha trabajado sin cesar por décadas, muchas veces desde el silencio de su solitario estudio en el Alto Manhattan, en Nueva York.

La razón de ese aislamiento es quizás que el artista se fue muy temprano de Cuba. Salió hace 26 años, en 1998, justo cuando se encontraba estudiando en la Escuela Provincial de Artes Plásticas “El Alba”, de Holguín. 



“El agua al coco”. © Noel Léon.


Tal vez por ello no encajó en los relatos historiográficos que se tejieron (o que tejimos) en torno a otros pintores hoy exitosos, como Alejandro Campins, Michel Pérez (“El Pollo”) y Orestes Hernández, quienes estudiaron también en “El Alba” y son de la misma generación que Noel. 

Él es una pieza del rompecabezas que quedó extraviada. Un eslabón perdido en la diáspora.

Debo confesar que descubrí su obra recientemente, hace algunos meses, y quedé asombrado por la cantidad y la calidad de su producción visual. Lo que más me impresionó fue su versatilidad (es un camaleón que maneja cualquier estilo de la historia del arte sin miedo) y la poesía que se esconde detrás de sus trabajos. 

Además, la síntesis visual que logra en sus piezas y la seguridad detrás de cada trazo son fabulosos. Aquí estamos ante un artista en mayúsculas, al que la historiografía y la curaduría en torno al arte cubano no le ha hecho la justicia que merece.



“The Lil Prince”. © Noel Léon.


Su estilo, de corte neoexpresionista en la mayoría de los casos, con influencias del arte gráfico, discursa en ocasiones sobre estados elevados de conciencia, donde la vibración más pura del ser humano se deja entrever. 

Tal es el caso de la serie Ego Death, en mi opinión una de las mejores realizadas por el artista. El ocultamiento de la identidad de las figuras con esas líneas caóticas y desenfrenadas que cubren los rostros, resulta impactante desde el punto de vista formal y también por la hondura de su mensaje. 

Después de haber conversado con Noel en varios momentos durante algunas horas, puedo ver en estas piezas un sabor autobiográfico. Noel es un ser en un proceso constante de crecimiento espiritual y de despertar de conciencia. Un artista que entiende el peligro que hacen el ego, la individualidad y la personalidad, especialmente en el mundo sórdido y corrupto del arte. 



“Ave María”. © Noel Léon.


En otros casos, el artista se vale de la intertextualidad y la apropiación de clásicos de la historia del arte. Tal es el caso de la obra titulada “La Diosa y Picasso en Varadero”. Aquí Noel pone a dialogar, con cierto humor, a un célebre personaje de la música popular cubana, La Diosa, junto a la figuración del renombrado artista español Pablo Picasso. 

Si Picasso estuviera vivo, me lo imagino en la playa de Varadero (la más famosa de Cuba) bailando junto a La Diosa su popular tema “La papaya de 40 libras”. 

No paro de reír mientras pienso en ello. Y justamente en Varadero, una playa de un país donde, a estas alturas, ni papayas quedan. 



“La Diosa y Picasso en Varadero”. © Noel Léon.


También maravillosa es la pintura “The Golden Hour”, la cual representa un atardecer en Cuba. El círculo negro del centro vendría a ser la pupila de un ojo que mira directamente al sol, con lo cual el artista estaría haciendo referencia al llamado Sungazing, “una práctica meditativa que implica mirar directamente al sol naciente o poniente para ayudar a centrar la atención y despejar la mente. Los defensores del Sungazing sugieren que la práctica proporciona energía y promueve la curación” (Medical News Today). 

El uso del color amarillo en esta pieza es brutal. Esto es lo que se llama una lección de buena pintura. Es una de esas obras que enamoran.



Serie “Ego Death”. © Noel Léon.


Una constante en las creaciones de Noel es la fuerte carga de espiritualidad que estas encierran. Un ejemplo de ello es la obra titulada “The Goatfather”, un autorretrato del artista que a su vez alude al legendario paño de la Verónica, la mujer que, en el Viacrucis, tendió a Cristo un paño o velo para limpiar su sudor y su sangre, de acuerdo a la tradición cristiana.

Se cree que la faz de Cristo quedó marcada en el velo. El hecho de ser un autorretrato del artista, unido al título escogido, complejizan los posibles significados de la obra, sin duda una pieza llena de poesía y misterio a la vez. 

Noel logró aquí un efecto de difuminado en la imagen que resulta de una belleza extraordinaria. Esta es una pintura sublime, con unas tonalidades ocres de gran elegancia, y unos efectos deliciosos de luces en el extremo superior de la obra. Otra prueba de que estamos ante un artista con una obra madura.



“The Goatfather”. © Noel Léon.


Igual de hermosa es “Ave María”. Aquí el artista pintó a la paloma que representa el Espíritu Santo, pero la muestra al revés, en caída. Quizás Noel quiere cuestionar la validez de ciertos relatos alusivos a la esperanza o a mensajes de salvación. Esta es una pintura seductora y a la vez difícil. Hasta subversiva, diría yo. 

Y, hablando del carácter subversor, también lo poseen algunas obras donde Noel incursiona en el universo erótico. Su erotismo es a veces agresivo, explícito, como exorcizando ciertos demonios ¿interiores?. 

Es un erotismo donde se desestabilizan los moldes o esquemas tradicionales de identidad de género, orientación sexual, etc. Noel es algo así como un artista perverso haciendo catarsis frente a sus telas. 

Por su parte, “The Lil Prince” nos muestra una imagen fuerte, de un rostro que se aleja de los cánones de belleza física que imperan en nuestro mundo. A través del título, el artista nos dice que la belleza de ese personaje está dentro, porque es “invisible a los ojos”. 



“The Golden Hour”. © Noel Léon.


Aquí el dibujo, la composición y el tratamiento del volumen de la figura en el espacio, convierten a esta pieza en una joya. 

Si Noel no se hubiera ido de Cuba en 1998, probablemente yo hubiera conocido de su obra mucho antes, y quizás lo hubiera incluido en las exposiciones BLA, BLA, BLABOMBA, y otras de las cuales fui curador. De haber sido así, estoy seguro que hubiera brillado dentro de esos conjuntos como una gran estrella. Como la estrella que es. 

Pero todavía estamos a tiempo. Don’t worry, Noel. Vamos a calentar los newyores





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