Perspectivas del Arte Digital

En 2017, los tres autores del libro Perspectivas del Arte Digital, Caleb Olvera, Hermann O. Amaya y yo, Kevin B Casas, nos reunimos en el contexto del Seminario Permanente de IGCAAV de la Universidad de Guadalajara (México). Durante este encuentro intercambiamos ideas y analizamos posibles procederes para concretarlas. Después surgió la idea del libro que nos ocupa. Dos años tomó esta aventura intelectual y finalmente el libro fue publicado por la Casa Editorial Ex Libris (México, 2020).

El texto consta de tres artículos. El primero, de la autoría de Caleb Olvera, gira alrededor de la hermenéutica analógica y su aplicación al estudio del arte digital, en especial a los conceptos de la virtualidad y el cuerpo. 

En el siguiente, Hermann O. Amaya se centra en la imagen digital, específicamente en el arte ASCII, explicando en qué consiste y su relevancia dentro del arte digital. 

Por último, me enfoqué en resumir mi investigación para el grado científico de máster, relacionada con la noción de Prácticas Artísticas de Internet y el desarrollo de un proyecto cubano de arte en la red titulado El Diletante Digital.

La coherencia interna del libro nos lleva desde el plano filosófico de la hermenéutica, pasando por el análisis del arte digital hasta un ejemplo concreto de lo que se puede considerar arte de los nuevos medios. Este arco que va de lo abstracto a lo concreto, de lo más general a lo puntual y preciso, le da cierta elegancia a la propuesta como un todo. Sin pretender agotar ninguno de los temas, se despliegan minuciosamente algunas de las diferentes aristas de una de las problemáticas más controversiales y ricas de la estética contemporánea.

Pues en el arte digital, el net.art y los emerging media, el pensamiento filosófico ha encontrado una de esas transformaciones de nuestra época, tanto materiales como intelectuales, que desafían cualquier solución conceptual fácil. No solo por su variedad y constante mutación, su perenne reactualización, sino porque en esencia su propuesta consiste en extender de manera crítica los límites supuestos del arte mismo. Tomando una cita del prólogo, escrito por Sixto Castro: “Los tres artículos que componen este texto exploran espacios diversos del mismo fenómeno: las artes en la contemporaneidad. De este modo, el libro ofrece claves para interpretar un fenómeno vivo, que escapa a toda definición y que se inserta en el espacio de prácticas sociales que revelan mucho acerca de la cultura en la que toman cuerpo”. En este sentido, el libro propone coordenadas y herramientas para dilucidar varios de los problemas más apremiantes y aún no resueltos de la sensibilidad contemporánea.


Hermenéutica analógica y arte digital

Como el título mismo indica, en el capítulo “Hermenéutica analógica y arte digital: entre la realidad virtual y la virtualidad de lo real. Un mundo analógico”, la herramienta intelectual de la que se vale Caleb Olvera es la denominada Hermenéutica Analógica. Creada por Mauricio Beuchot, tiene como brújula para encontrar camino el logro de un equilibrio entre dos posturas extremas: por un lado, la que reconoce solo una interpretación como correcta, y por otro, la que propone que todas las posibles lecturas son válidas. 

Después de la introducción histórica se empieza a aplicar la Hermenéutica Analógica a los conceptos que le interesan al autor, a saber: “Cuerpo, carne, realidad, virtualidad, avatar, son nociones que cada vez más están siendo introducidas en las explicaciones estéticas, de la mano de heterogeneidad, discontinuidad, fragmentación, simultaneidad, cibercultura, etc. Una de las nociones centrales que es el cuerpo, siempre ha sido análogo, puesto que mantiene una parte física y una parte simbólica”. 

En el contexto contemporáneo, donde las transformaciones entre todo el conjunto de las relaciones sociales se han acelerado, el cuerpo en su relación con otros cuerpos se ha convertido en puesta en escena. La necesidad del otro para que exista sentido también se transforma en trampa donde la representación se nos escapa y deambula por sí misma como un fantasma, suplantando lo real por lo simbólico. 

El análisis de los cambios que sufre tanto nuestra sensibilidad, como el arte que le corresponde, llena las próximas páginas. La tecnología, que tiene como conducta esencial del usuario —ya no del espectador— la interacción, porque nunca fue concebida para ser simple vitrina, al estilo de las galerías de antaño, tiende a generar obras envolventes, atmosféricas y alienantes. En palabras del autor: “No se contenta con introducirte en un mundo virtual, sino que quiere apoderarse de tus nociones mismas de realidad”. Lo real ha pasado a ser una observación póstuma, una idea pasajera, un capricho si se quiere. La manipulación de las masas a través de los medios y las redes parece sugerir no menos: 

“En el Internet la trampa radica en hacernos creer que la realidad se manipula, para esconderla, cuando lo que en verdad sucede es que no hay tal cosa como la realidad, sino simple manipulación de manipulación, algo similar a lo que Nietzsche denominó como la carencia de hechos, ante la cual solo queda la proliferación y reinado de las interpretaciones. No es una pipa, nunca lo fue”.

En este devenir de ideas se adentra una vez más en la psiquis del hombre contemporáneo, para elaborar varios de los conceptos claves de esta pieza: hemos superado al humano, pero no hacia el Übermensch nietzscheano, no fuimos puente sino en dirección al hombre burbuja —una idea que resplandece—: “no ama la tierra sino su cubículo, su espacio cerrado que le confiere la ilusión de seguridad en una sociedad donde el mayor riesgo al que está expuesto es a los triglicéridos”. Una frase cargada de acrimonia e ironía, a tono con el análisis de la contemporaneidad que se ha hecho hasta este punto.

En toda esta investigación se destaca la función de la hermenéutica analógica: 

“Este es el gran reto interpretativo de la hermenéutica analógica, cómo generar una explicación de una virtualidad arrojada a un mundo que le parece real y distinto a lo que él mismo es. Donde la misma explicación no es sino parte constituyente de esta virtualidad en sus formas de subjetividad y de “realidad” como establecer distinciones dentro de una totalidad que hemos denominado realidad, sueño virtualidad etc.”.

Una interpretación que nos permita lanzar una mirada sobre ese hombre burbuja, en toda su complejidad. Que alumbre su contexto y permita desentrañar la estructura de su sensibilidad y su relación con lo sensible a un tiempo, su relación con él mismo y su cuerpo ya completamente virtualizado, en las nubes de la red, en la cloud.


Anacronismos de la imagen

En el apartado “Anacronismos de la imagen. De lo visible y lo invisible en el ASCII ART”, Hermann O. Amaya nos pone frente a la idea que parecería desentrañar uno de los aspectos clave del arte digital: la imagen digital no se presenta a sí misma como material sensible, sino como puente a través del cual se intuye o se muestra aquello que se esconde tras la apariencia, los códigos binarios, los algoritmos, la estructura de la lógica informática.

A modo de hacer avanzar la reflexión se empieza por estudiar la obra de Vuk Cosic, considerado uno de los principales exponentes y pioneros de este fenómeno artístico. En voz del autor: “Sobre la base de estas interrogantes se busca, a continuación, reconstruir la noción de imagen que se despliega con las propuestas de arte digital, a través de las rupturas e hipertextualidades que operan en el ASCII ART”.

El estudio propuesto empieza por distinguir metodológicamente los elementos más significativos: “El método está compuesto de dos momentos preliminares o condiciones para la construcción de significados intrínsecos de un símbolo: la significación primaria o natural y la significación secundaria o convencional”. Se procede entonces a aplicar esta herramienta a la conocida creación de Vuk Cosic, 1998 ASCII History of Moving Images, que consiste en una serie de imágenes ya clásicas del cine, convertidas en arte ASCII. Se aíslan así los elementos preiconográficos: se describe la interfaz, la interacción requerida, el color y el carácter aparentemente caóticos de la sucesión de signos alfanuméricos.

Luego se pasa al nivel de los elementos secundarios o convencionales. En este punto se distinguen las escenas y se recrea la esfera de la cultura evocada por el artista, a partir de íconos representativos, si bien dispares, que van desde el cine de Eisenstein hasta la pornografía. En este momento el autor afirma: “se trata de un juego de distancias, de seducción donde el espectador se ve obligado a alejarse para recuperar la cercanía de las imágenes contenidas”.

La obra del artista esloveno perturba el sentido del arte y las formas tradicionales del pensamiento estético, por cuanto desnuda los límites de la representación y cuestiona su sentido. Es en esta dirección que se descubre una de las claves para entender su postura: se logra a través del anacronismo. El anacronismo se puede identificar al observar formas temporalmente distantes que son yuxtapuestas y un diálogo entre símbolos de épocas dispares. El presupuesto de todo lo anterior es la hipertextualidad. El autor, para darle soporte a la investigación recurre a Genette e identifica lo siguiente: “En Cósić se reconoce una hipertextualidad de tipo paródica, donde la codificación de los filmes-hipotextos consiste en una reflexión sobre la imagen y sus límites visuales, sobre lo que significa representar en una época contemporánea a las tecnologías digitales”.

En una de las aristas más atrevidas del estudio que venimos analizando, y casi como conclusión, Hermann O. Amaya afirma: 

“El esloveno, en el siglo xx, parece confirmar la muerte del arte en tanto imitación de lo natural, el ASCII ART señala que el arte, en efecto, no reproduce lo visible, pero que detrás de lo que el arte hace visible, existe una invisibilidad que es necesaria mostrar: su condición electrónica. En esto consiste la parodia de la obra analizada, la estética ASCII es una forma de hipertextualidad, es una transformación de la imagen-hipotexto, una deformación lúdica de lo visible, un juego de reversibilidades entre lo visible y lo invisible”. 


Prácticas Artísticas de Internet

“Prácticas Artísticas de Internet: Conceptualización para el Arte en la Red” es producto de mi tesis de maestría. Esta investigación la desarrollé en paralelo y como parte integral del proyecto artístico El Diletante Digital, que operó en la Universidad de las Artes de Cuba entre los años 2006 y 2012. Durante este período, se compilaron obras de dos docenas de artistas, algunos de ellos profesores de la misma institución y otros estudiantes. 

El Diletante Digital funcionaba como galería para promocionar el trabajo de dichos artistas, tanto noveles como reconocidos. Pretendía explorar las posibilidades de expresión que las nuevas tecnologías en general, y en especial Internet, brindan al arte. Un aspecto importante del proyecto consistía en paliar las dificultades que enfrentan los artistas en el contexto de Cuba para llevar a buen término las producciones que involucran a la red de redes, debido a los problemas de acceso.

El punto de partida de la investigación es el conocido concepto de net.art. Las obras que se reúnen bajo este término se caracterizan por haber sido creadas para la red, de forma que su existencia en otros contextos resulta impensable. Debemos distinguirlas de otros sitios web como las galerías personales, las redvistas y los blogs, pues en estas no existe intento alguno de dinamitar el discurso de la red y su lógica comunicativa. El problema al que nos enfrentamos es que se ha creado una verdadera torre de Babel, con términos como “hacker art”, “software art”, “narrativa digital”, “media art”, “new media”. 

La noción de Prácticas Artísticas de Internet se puede aplicar a cualquier pieza que (des)oculte las lógicas comunicativas de la red de redes. Esto permite tomar las obras que usan Internet y que normalmente son clasificadas como game art, net.art, etc., y agruparlas en un solo haz para su estudio.

Otra cuestión importante es que el concepto de net.art se asocia casi exclusivamente a las artes visuales. Si bien se le da mucha importancia a la interdisciplinariedad, lo cierto es que casi solo se mira bajo la perspectiva, o desde la tradición, de las artes plásticas. Se puede afirmar que las obras de ciber-literatura usan las mismas tecnologías que el net.art, pues incursionan en y dependen de las tecnologías de la red de redes. 

La noción de Prácticas Artísticas de Internet nos permite asumir la obra no importa de dónde provenga, de qué ámbito o disciplina. Este apartado aborda además el tema de las comunidades virtuales y su importancia para toda práctica, pues cualquier esfuerzo en la red se beneficia con el establecimiento de una comunidad de artistas y críticos.

Los cubanos de principios de 2000 éramos una suerte de comunidad off-line que debatía sobre cuestiones relacionadas con el mundo onlineHoy, teniendo en cuenta la capacidad de navegación online y el acceso a nuevos medios, en Cuba se ha avanzado algo en este sentido, proliferando en obras y proyectos colectivos. 


© Imagen de portada: Años de juventud I. El diletante digital / Kevin B. Casas.




Elizabet Cerviño

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Evelynn Alvarez

No me gustan las etiquetas porque, más que acercarse al entendimiento, ponen el arte en un lugar remoto para los espectadores”.