Durante la reunión con Ramón Samada del pasado 23 de junio en el cine Chaplin, que diera origen al episodio 5 de la serie Actuar, a la derecha se sentó Conchita Calá, directora intermitente del Festival Cineplaza.
Me contó que llevaba dieciséis años fuera de Cuba, que estaba preparando de nuevo el Festival, que quería proponer mi película Corazón Azul y que iba a pelear por ella.
Confieso que me desconcertó. Le contesté que se la copiaría, al menos para que pudiera verla, pero, conociendo su contenido, sabía que no iba participar en el Festival. Por aquellos días tuve varios flashbacks del CinePlaza.
Allí se proyectaron mis primeros cortos hace más de dos décadas. Era un espacio, junto al Encuentro de Video y el Almacén de la Imagen, donde se podían encontrar algunas producciones independientes, antes de que existiera la Muestra de Jóvenes Realizadores.
En el año 1999, hice un spot promocional para el Festival que se transmitió en la TV, la cinta VHS parece haberse perdido. Pero conservo el segundo spot que hice al año siguiente. Esta vez, la TV decidió no transmitirlo.
Admito que parece un spot para un festival de cine de horror o ciencia ficción. Pero, según le dijeron a Calá, el problema del audiovisual era la imagen final donde explotaba el monumento de la Plaza de la Revolución, junto al nombre del festival.
También recordé otro suceso más extraño: mi primer largometraje Cucarachas rojas (2003) obtuvo el Gran Premio de Ficción en ese mismo evento, durante la edición de 2004.
Días después vino a la casa uno de los jurados, fotógrafo veterano del ICAIC, y me contó que el premio iba a ser compartido con Tres veces dos (2003), producida por el ICAIC, pero que, dos de sus tres directores, fueron a cuestionar la decisión del jurado, para que el premio se otorgase únicamente a Tres veces dos.
Ante la negativa del jurado, los dos directores decidieron retirar su película de la competencia.
Durante el Festival de Málaga de 2011, conversaba con otro realizador veterano del ICAIC que también fue jurado de esa edición de CinePlaza. Me volvió a repetir la misma anécdota en tono confidencial, pensando que yo la escuchaba por primera vez.
¿Por qué esos dos, de los tres directores de Tres Veces Dos, no querían compartir el premio con Cucarachas rojas?
Nunca supe las razones.
Quizás me las contaron en aquel momento, pero no las recuerdo. Francamente, a estas alturas no me interesan. Probablemente para ellos resulte igualmente ridículo.
Fin de los flashbacks de CinePlaza.Cucarachas rojas casualmente fue relanzada este año en formato Blu-Ray por Vinegar Syndrome en su vigésimo aniversario. La considero mi película menos lograda. Y, aunque sé que hay varios que la consideran una obra de culto, afortunadamente la mayoría de ellos no habla español.
El lunes pasado, Calá me escribió “que lamentablemente el equipo del festival le entregó la lista con la selección y descubrió que ahí no aparecía Corazón Azul”.
No tengo idea de quiénes son los programadores que tomaron la decisión de excluir la película. O si la orden vino del más allá. También cabe la posibilidad de que el argumento sea que esta película, estrenada en el Festival internacional de Cine de Moscú, “no tiene calidad” para participar en un festival local.
No esperaba otra cosa. Sin embargo, el hecho de que Calá lo haya intentado, es un gesto que agradezco.
Uno que no ha tenido ningún otro festival del país.
© Imagen de portada: Diane Spodarek, Talia Rubel y Adam Plotch en Upstate, Nueva York.
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La comisión nacional revisora de películas del gobierno de Lukashenko había determinado que ‘Corazón azul’ era pornografía y se había creado un veto que prohibía su exhibición en territorio bielorruso.