Felipe Martínez “Pipo” y la Charanga 76

Felipe Martínez “Pipo”, el fundador de la Charanga 76, llegó a Estados Unidos a los trece años, en 1956. Su pasión por la música popular le llevó a seguir de cerca a todas las orquestas que pusieron a bailar a New York y New Jersey durante más de tres décadas. 

En 1976, su propia charanga se incorpora y comienza a pegar duro dentro del panorama musical bailable. Temas como SoyCucucha Cucha y Todo el mundo con la lengua afuera, en las voces de Ronnie Baró, Raúl y Hansel, quedaron incorporados para siempre en el repertorio de los salseros más exigentes. 

“Estas canciones en pleno 2020 me levantan a soltar baldosa”, “un ritmo que nunca pasará de moda”, “esto sí es salsa” y “lo mejor de la charanga de todas las épocas”, son algunos de los comentarios que siguen dejando hoy en día sus admiradores en plataformas digitales como YouTube. 

Esta ha sido otra gran oportunidad para escuchar y confirmar que “se puede sacar a un cubano de Cuba, pero no a Cuba de un cubano”. 

¿Dónde naciste?

Mi nombre es Felipe Martínez Blanco, me dicen “Pipo”; mi madrina fue la que me puso ese apodo. Nací el 7 de mayo de 1943 en Ranchuelo, antigua provincia de Las Villas, entre La Esperanza y Cienfuegos. Allí fui a un colegio privado de nombre Cervantes, hasta el sexto o séptimo grado.

 ¿Cuándo viniste a los Estados Unidos?

En mi pueblo había una niña, Marisela, que tenía lo que le llamaban ‘el mal azul en el corazón’, y en ese momento donde único se operaba era en Washington. Entonces un señor, que los cubanos de antes estiman mucho, fue uno de los primeros en interesarse en la televisión en Cuba, su nombre era Amado Trinidad, pero en La Habana le decían “El Guajiro”, pagó los gastos de esa niña de mi pueblo para que viniera a operarse a Washington.


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Felipe Martínez “Pipo” y la Charanga 76.


Mi papá se había hecho técnico de aire acondicionado con la Carrier y aprendió inglés desde muy joven, a hablarlo, leerlo y escribirlo. El Guajiro le pagó el pasaje a mi padre para que viniera con el padre de la muchacha, para que le sirviera de intérprete. En Washington operaron a cuatro jóvenes: tres varones y Marisela. Los tres jóvenes se salvaron, pero la chica de mi pueblo murió. A partir de ahí hubo una gran compenetración con la familia. Mi padre mantuvo esa amistad con todas esas personas.

Con el tiempo uno de los padres de aquellos niños que operaron le ofreció a mi padre si quería que yo aprendiera inglés y un poco de la cultura anglosajona, que me mandara, que ellos se ocuparían de mí. Y así fue. A los trece años llegué a Jacksonville, en julio de 1956. Entré a una Middle School que se llamaba Terry Parker. Eso fue tremendo shock, dos meses sin hablar, por el idioma, pero tres meses después ya lo entendía perfectamente. El hijo de ellos, Snowden, y yo éramos de la misma edad y asistimos a la escuela juntos. Yo iba a Cuba en el verano y en Navidad.

 ¿Y por qué de Jacksonville a New Jersey?

Cuando las cosas políticas se empezaron a poner malas, mi papá me dijo: “yo creo que es mejor que ya no vengas para acá, pero tampoco debes quedarte ahí, para no abusar de la amistad”. En New Jersey vivían otras amistades. Y vinimos a New Jersey a través de esas personas, que hoy en día es mi compadre y vive, casualmente, en Jacksonville. Digo vinimos, porque mi mamá vino para acá conmigo, mi padre se quedó allá, él no vino hasta los Vuelos de la Libertad.


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Charanga 76.


En Cuba, mi mamá y yo éramos asmáticos muy severos y cuando llegamos a New Jersey nunca más nos dio, desapareció por completo. Mi mamá siempre me dijo, de aquí para el hueco, y así fue. Por eso nunca nos aventuramos a irnos de aquí.

 ¿Y una vez en New Jersey?

Cuando llegué a New Jersey en el 57 me matriculé en el Union Hill High School. Todavía está ahí, hoy en día es un Middle School. Fui el primer cubano que se matriculó en esa escuela. Luego vinieron otros dos, uno de ellos Raulito Pujol. Al padre de Raulito, Raúl Pujol, lo matan con Frank País en Santiago de Cuba. Frank País estaba escondido en su casa.

¿Estudiaste música?

En Jacksonville empecé a estudiar bajo. En la escuela había un departamento de cuerdas, enseñaban violín, viola, chelo y bajo. Cuando llegué aquí encontré un profesor italiano que me siguió dando clases por un tiempo. Luego hice mi grupito, un quinteto para tocar por ahí, en bodas y fiestas de cumpleaños, le puse el Quinteto Manhattan.

Cuando terminé la High School empecé a trabajar en un banco, vendía seguros. Y siempre mantuve un paralelo con la música, la que empezaba en aquella época, que era la música hispana, sobre todo la cubana. Hoy en día la llaman ‘salsa’ y que aquí era muy popular desde los años cuarenta.

Con el quinteto aventuramos un tiempo, pero yo no tenía tiempo para practicar música, porque siempre trabajaba de día, nunca me pude dedicar a la música de lleno. El instrumentista tiene que dedicarle a su instrumento mínimo dos horas diarias para mantener ese instrumento fiel a él mismo.


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Página del pasaporte de Felipe Martínez, que registra su llegada a Estados Unidos en 1956.


 ¿Cómo seguiste la música cubana en New Jersey?

Como siempre me interesó la música seguía a las orquestas de aquella época, a los cubanos, al cubaneo. A principios de los 60 llegaron aquí muchos cubanos de «la clase media» entre comillas. (Para mí «la clase media» era un obrero cubano que tenía un salario más o menos de 40 a 50 pesos a la semana, bastante bueno en ese momento). La renta en mi casa en Cuba era de 7 pesos, y era una casa inmensa. Así que con ese salario tenías un poder adquisitivo bueno en aquella época. No es comparado con el presente, la inflación ha sido inmensa.

En el área de New Jersey ya había una comunidad de esos cubanos bastante grande, y muchos de los jóvenes cubanos de esas familias tenían dinero y carros buenos, porque trabajaban en la industria del embroidery (bordado), que fue una industria muy grande aquí en New Jersey. Todos esos jóvenes se aventuraban en Nueva York, en los clubs nocturnos. Había un muchacho al que le decíamos Chichi Rodríguez, igual que el golfista, que vino para acá a los 17 años. Mi mamá siempre me dejaba salir con él, porque no bebía ni fumaba, el único vicio suyo eran las mujeres.

Cuando aquello había una cosa que se llamaba el Servicio Militar Selectivo que era obligatorio. A los 17 años tenías que registrarte y te daban un papel con tu nombre. Si había una guerra ellos te podían llamar. Chichi me daba su papel, que no tenía foto, y él entraba con su licencia de manejar. Entonces me metí en todos esos clubs de aquella época, desde los 14 años. Me crie en ese ambiente, oyendo todas las orquestas.

 ¿Cuándo empezaste a tocar con una orquesta?

Ya había varias orquestas cubanas en Nueva York y varios músicos de New Jersey que trabajaban en orquestas de Nueva York. Entonces me asocié con un señor violinista, Miguel Pérez, muy buen violinista, que tenía una orquesta charanga que se llamaba Típica New York. Ahí tenía un cantante que se llamaba Ronnie Baró. Yo tocaba el güiro y hacía coros con él. Estuve ahí como dos años.

También estaba la Típica Novel, que todavía existe. Siempre fui muy amigo de todos ellos. Casi todos eran cubanos, el codirector era el flautista Emidgio Mike García. Éramos vecinos aquí en New Jersey. Hoy día él vive en West Palm Beach.

 ¿Cómo nació la Charanga 76?

Un día vino Mike y me dijo: “oye, quiero hacer una orquesta nueva, una charanga, así que mira a ver si consigues los músicos, porque yo no tengo tiempo; además no me estoy sintiendo bien, porque el dueño y director principal es muy buen pianista, pero no es muy buen lector”. ¿Qué quería decir con eso? Al no ser buen lector, minimizaba el tipo de arreglo que tocaban. Y es la verdad, ellos no salieron del mamá y papá de la orquesta charanguera.


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Charanga 76.


Ahí empecé a buscar varios músicos, a crear el ambiente para hacer una orquesta nueva. Pero el hijo de Mike padecía de asma y el doctor le recomendó que se mudara. Entonces me dijo: “Mira, Pipo, siento mucho que te haya puesto a trabajar por gusto, pero mi hijo está primero, tengo que irme. Sigue tú con la idea que yo te respaldo”. Y Charanga 76, porque se creó en ese año.

¿Hansel y Raúl?

En esa época Hansel y Raúl eran amigos míos del barrio, hacíamos asalto de fiestecitas los sábados y los domingos. Hansel llevaba una guitarra y yo llevaba el bongó. Siempre me llamó la atención ese empaste tan bueno que hacían, esas armonías, esas voces en tercera, que no se usaban en la música popular cubana ni en la caribeña. Así que le hablé a Hansel y me dijo que él estaba interesado. Pero Raúl me dijo que no. Raúl siempre fue un buen bolerista, tenía una voz muy bonita como bolerista. En aquella época había muchos piano-bares donde él cantaba y quería seguir haciendo eso. Pero me dijo: “No obstante, si vas a grabar me avisas, que yo grabo con Hansel”.

 Entonces, ¿quiénes fueron sus primeros integrantes?

Andrea Brachfeld, flautista. 

Gilberto Colón, pianista.

Julio Romero, bajista.

Ronnie Baró y Hansel Martínez, cantantes.

Joseph “Papo” Boiné, timbalero.

Danny González, tumbadora.

Joe Sherman, violinista. 

Enrique Orengo, chelo. 

Y yo, en el güiro.

¿Cómo llegaron a un sello discográfico?

Mike tenía muy buena amistad con el sello TR, del famoso cantante puertorriqueño Tito Rodríguez. Tito estaba muy bien económicamente y había abierto ese sello. Cindy, la hija de Tito que vive todavía y es una excelente cantante, se casó con un señor que se llamaba Phil DeCarlo, broker de Wall Street. Mike le recomendaba a Phil las músicas que eran buenas. Entonces Mike me dijo yo te puedo conseguir la grabación con TR.



Primer disco de la Charanga 76.


«Soy».

Un día se me apareció Hansel tocando el número de Chirino y me dijo, oye esto. Lo tocó a dos tiempos, la letra estaba muy buena; y el ritmo, también. Me interesó, hablamos con Mike para que nos hiciera el arreglo, y Raúl se brindó para grabarlo con Hansel.

Chirino había grabado ese tema en guitarra, en balada. Lissette, antes de casarse con Chirino, también lo había grabado en una balada. Se oyó un poquito, pero no pasó nada. Buscamos a todos los músicos, hicimos un ensayo para que Cindy y el esposo fueran a ver la orquesta. Les gustó y dieron el visto bueno. Grabamos diez números y salió el LP.

Con el tiempo «Soy» se pega. El «Soy» escrito por Chirino y tocado por la Charanga 76. «Soy» nos llevó a todos lados. Después el sello TR vendió la licencia, (vendían la cinta matriz a diferentes países para que la sacaran). Ahí salió en Venezuela, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá… además de en todos los Estados Unidos.

 ¡Y hasta hoy se escucha y se baila!

Fíjate si pegó duro que hace cinco o seis años uno de los cantantes del grupo fue de vacaciones a Roma y estaba en una discoteca con la mujer, porque les encanta bailar, cuando de pronto le dice a la mujer: “Maritza oye eso, el «Soy» de la Charanga 76”. Estábamos sonando en una discoteca en Roma, cuarenta años después.


‘Charanga 76’:



 ¿Cucucha cucha también lo grabaron con TR?

Así fue, en el 78 se grabó Cucucha cucha con el sello de Tito Rodríguez, que también pegó durísimo.

 ¿Qué formato usaste en la Charanga 76?

Lo perfecto para una charanga es lo que le llaman el cuarteto de cuerdas, dos violines, una viola y un chelo y el bajo, que va aparte. En la Charanga 76 eran diez músicos; flauta y dos violines, piano y bajo, timbales, tumbadora y güiro, y dos cantantes. Ya después con el tiempo agregué los trombones. Yo creo que en Cuba se usó una o dos veces este formato, en grabación.

 ¿Quiénes lo usaron?

La orquesta América; la orquesta Aragón puede que lo haya usado también. Lo que pasa es que cuando estás viendo una orquesta en vivo, es muy difícil distinguir en la distancia el violín y la viola. La viola es un poquito más grande que el violín. Así que no estoy seguro si tenían una viola.

 Y las presentaciones en vivo.

Entre las décadas del 70 y el 90 había 45 o 46 clubs nocturnos en New York, aquí tengo una lista que hice. Tú podías ir a bailar cualquier día entre semana, había dos o tres lugares con orquestas tocando. Los fines de semana todos los lugares estaban abiertos. Nosotros tocamos en todos esos lugares. 

La gente que manejaban eso ya tenía una mecánica y te decían: «Tocas en Casablanca de 9:00 a 10:00, una hora intermedia para ir de un lugar a otro; de 12:00 o de 1:00 a 2:00 estás en el Casino 14…», y así. Se hacían tres trabajos un sábado; en Año Nuevo hacíamos cuatro. En dos ocasiones, el 31 de diciembre abrimos en Elizabeth y terminamos en el club Trocadero, en Dyckman, en el alto Manhattan. Solo llegaron cuatro músicos a la última tanda, hubo que rellenar e improvisar allí mismo. Este club luego lo compraron los dominicanos y le pusieron La Vega. Ya después, con los años y el consenso de todos los músicos, buscábamos un lugar que, aunque nos pagaran menos, pudiéramos estar toda la noche, de 9:00 a 2:00. Sin tanto corre corre, y era menos peligroso sobre todo si había nevada.


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Lista de clubs de New York.


¿Los años 80?

A la Charanga 76 se le vencía su contrato con el sello TR en pocos meses, o sea a finales de enero de 1981. Pero Hansel y Raúl, anteriormente, habían firmado un contrato aparte con ellos.  Este sello les grabó un LP de baladas que titularon Las Voces de la Charanga 76. Resultó que la Charanga 76, si hacía una grabación para el nuevo sello KIM Records, no podría usar a Hansel y Raúl como sus cantantes.

La señora. presidenta de KIM Records, Silvia Rodríguez, llamó a Phil De Carlo de TR y le ofreció comprar el contrato de Hansel y Raúl. Esta transacción permitió a la Charanga 76, planificar su próximo LP con el nuevo sello.

 ¿»Con la lengua afuera»?

La idea surgió en un viaje a Boston. Íbamos en un autobús alquilado para la orquesta y a Hansel se le ocurrió cantar el estribillo de un tema viejo del Conjunto Casino, compuesto por Agustín Ribot. Yo le sugerí a Hansel y Raúl que inventaran unas guías (letras), porque el tema sonaba simpático. Así fue, de regreso mandamos a arreglar este tema a Gonzalo Fernández con las nuevas guías de Hansel y Raúl. Para la Navidad de 1980 la señora Rodríguez decidió sacar un sencillo de 12 pulgadas, o sea, dos temas: lado A, «Con la lengua afuera»; y lado B, con un tema navideño titulado «30 de diciembre».

El sencillo de 12 pulgadas (33 rpm) contrario al de 7 pulgadas (45rpm), aparte del tamaño, es diferente en la profundidad de los surcos sonoros que contienen la grabación. Esto permite un excelente sonido, favorito para los Djs.  


’12 Éxitos Originales’:



 ¿El lanzamiento?

El lanzamiento de Con la lengua afuera fue los primeros días de diciembre en la radio de Miami y tuvo tremendo éxito en el sur de la Florida. Este nuevo lanzamiento no salió por la Charanga 76 ya que todavía estaba vigente su contrato con TR hasta fines del mes de enero de 1981.

Decidí usar el nombre-intérprete de este disco como: Hansel y Raúl y la Charanga, sin el 76.  Fue la primera vez que ellos usaron sus nombres como máximo titular en cualquier LP. Esta grabación supuestamente hubiera sido parte del nuevo LP de la Charanga 76, pero esta vez para Kim Records.

Desfiles hispanoamericanos de New Jersey…

El desfile hispanoamericano era el más grande, incluso en algunos lugares era más grande que el de Columbus Day, que lo hacían los italianos. La idea del desfile hispanoamericano la trajo una señora boricua a Patterson, pero allí no prendió y luego lo trajo para Bergenline. Empezaba en la 90 y pasaba la 32. Luego ya lo controlaban los cubanos, Felipe Gómez era el director en aquellos años. Se hacía el domingo más cerca del 12 de octubre. Todos los países traían tremendas carrozas.

 ¿El del 97?

Ese año trajimos a Willy Chirino de mariscal del desfile. Viernes baile en el Schuetzen Park, sábado presentación en el Park Theater y domingo el desfile. Christine Todd Whitman presidió el desfile, la gobernadora en ese momento y la única mujer que ha sido gobernadora de New Jersey. Todavía los hacen, pero cada vez son más pequeños.


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Charanga 76.


 ¿Y en New York celebraban?

Desde mediados de los setenta hasta principios de los ochenta en Queens comenzó a celebrarse Pro Arte musical al estilo del Pro Arte musical de La Habana de los años 20, que llevó a Cuba a todos los grandes de la música. La gente de Pro Arte musical también participaba en el desfile hispanoamericano en Nueva York. Por varios años yo les preparé toda la música de las congas. Tenían una comparsa muy buena, que pasaba por la quinta. El presidente era cubano, Juan Mas. Todas esas celebraciones fueron decayendo, la emigración fue perdiendo todo eso y cambiando. 

 ¿Qué trajo diferente la Charanga 76?

Era una orquesta muy joven. Casi todos los que recluté eran gente entre 18 y 20 años. Traían ideas muy frescas y precisamente como traían ideas tan frescas no les iba a inculcar las ideas viejas de Cuba —que la charanga toca con una sola tumbadora, la campanita, que no se usa platillo, o el flautista haciendo mucho mambeo, como le llaman en la flauta. Me dije: «Esta gente que toquen como lo sientan», y eso junto con las voces de Hansel y Raúl creó un timbre nuevo que fue lo que nos dio el empuje.

 ¿Has regresado alguna vez a Cuba?

No, nunca he regresado.

¿Cuándo fue la última vez que fuiste?

En 1960.


‘Encore’



 ¿Te gustaría regresar?

Por un lado, me gustaría ir y ver el pueblo, las cosas que recuerdo de cuando yo era niño. Pero, por otro lado, si voy y veo todos esos lugares destruidos, aquellos recuerdos gratos se me van a ir y eso es lo que no quiero. 

De regresar, ¿qué sería lo primero que harías?

Ir a la casa donde nací, todavía ahí viven mis primos, a quienes no conozco. Ver el patio de mi casa, ir a la esquina, al parque, al potrero donde jugábamos pelota. La calle donde yo nací que se llama Leoncio Vidal terminaba en ese potrero, como a seis o siete cuadras. En ese potrero, en un bohío, vivía Johnny Sarduy. 

¿Quién fue Johnny Sarduy? 

Ese muchacho limpiaba zapatos en la cuadra los sábados, cuando tenía 12 o 13 años. Luego empezó a boxear, y a los descendientes de los hermanos Trinidad —Ramón y Diego, que tenían la fábrica de tabacos Trinidad y Hermano—, les gustó cómo boxeaba y lo llevaron a ser profesional. Fue campeón nacional, peso gallo, y campeón europeo. Murió en Miami. 




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Boris Larramendi: “Yo vine a querer”

Ingeborg Portales

“Durante mi estancia en España perdí el ‘chip’ que nos instalan a todos los cubanos desde que nacemos y, aguantar la sarta de tonterías, arbitrariedades, abusos absurdos, mezquinos y mediocres que constituyen la vida normal de cada día en Cuba, se me hizo intolerable”.