León Félix Batista

casi casi salaz

Una noche tumultuosa. Callejón de bajos
fondos. Como al raspar los líquenes frenéticos
de un muro las fachadas de la historia toman
cuerpo en el estrago. Lo claro se degrada y (en
tránsito) va urdiendo interminables caracteres.
Resulta que es otoño, aquí, en terreno nulo, y
del riego labio a labio no restan incidentes
(salvo el éxtasis que, rápido, amenaza
derramar). La extremidad se esboza como
plástico artificio eslabonando el cuello. Vocablo
impenetrable, asociación verbal obscena: sin
pensar invento bálsamos —su fundamentación—
que mi víctima desmiente uno por uno. Pero
todo se derrama podrido entre el marasmo y
aceptado en su fermento. Atravieso inanimado
(hematoma) por la anécdota, como residuo
sólido en su río a la cloaca.



en mis días de quimera

Escucho bocanadas, misivas de Albanyá: materia
prima enferma y hasta en código aberrante.
Repaso, silbo sílabas: regreso de leer, y así padezco
el golpe que me decapitara. Todo tiempo es
esqueleto, repite, putrefacto, como descarga ruda
de yeso de las vísceras: que liquen era el viento
profano de noviembre tratando de incendiar con
droga los retablos. Otorgo la razón: ya no se
reproduce la carne-maniquí. Y aquí su umbral
                              descansa.



Los gatos de Aldaburu

            A María Inés, en Buenos Aires.

Los gatos son constantes vertebradas en el tedio. Los gatos, en instinto, son preguntas.

¿Cómo ensanchan ambas córneas en lo oscuro cuando inquieren por el iris de un espejo?

Su mutismo sibilino es lo que intriga, pero en toda la egipcíaca estructura: ¿cómo pudo no escurrirse por las grietas la misiva tan felina de una mole?, ¿cómo pasa por los tantos estados de materia (va de pez a pedestre al aerostato)?

¿Eran cartas de amor las que escribía? La respuesta se desliza en los tejados.



Un minuto de retraso mental

Pensar, medir, pesar, cernir, 
todas esas son trampas del pasado,
reserva espectral de sentimiento muerto

Gopalakrishna Adiga

00:00:01

el cráneo traga escombros

¿es ello recordar 
la acerba senectud 
de episodios sepultados

sentir su bumerang abominable?

tan solo exuda cera
de recuerdos corrosivos

el cerebro en su razón ferruginosa.



00:00:08

recuerdo que me dijo: 
“cultiva el mar que puedas
del surco de las rocas

los límites que puedas conculcar

las islas tienen todos los caminos mutilados” 

como el recuerdo quema 
yo la recuerdo ahora

“magdalena cuando dios la perdonó”.



00:00:12

destilándolos de ti 
del olvido renovable 
y reconstruyendo tramas 
con su propia disolvencia 

los recuerdos revelados por el polvo
pensamientos que están juntos por ventosas 
en los acres infinitos de la amnesia 
y en la muerte

los recuerdos precipitan sus escombros 
infestando lo que ha sido perfección. 



00:00:14

recuerdo que mutilo
de mi encéfalo minado
cosiéndose contigo 
y contra mí

transcribe un estallido 
como tumor perpetuo
la cabeza que será su calabozo

aunque yo me reconstruya
en sus vestigios.



00:00:16

recuerdos que se van por la fisura
de las turbias catacumbas craneanas 

la navaja de la mente
nunca deja cicatrices
pero amputa.



00:00:18

edad de herida 
de cimiento mortecino

una vida que uno mida 
en horas-niebla 

esa vida va sumando cataplasmas
que muele el mundo 
en su reloj dentado.



00:00:20

yo creo que un recuerdo 
es como un cuajo 

pasar espeso 
de restos no rocosos 
que trajeron turbonadas

pared de esparadrapos 
entre la tierra y tú.



00:00:21

el bulbo de un recuerdo que no cuaja 
como hablado con los labios abolidos 

así se queda, crudo, por inoculación 
de sus procesos ácidos

aunque eterno, ya se descompondrá.



00:00:24

foso negro lo que ha sido 

pero existe, si lacera 

que no debe devenir 
rasgando el nudo 
de su germen conculcado
disuelto en el olvido 

un fragmento 
de recuerdo diferido
recobrado con burbujas 
que se borran. 



00:00:25

en un tiempo conjuntivo 
sin poder proliferar 
cuando el eje segregaba superficie 
recordé: 
cierta vida fracturada
con signos en carroña
la máquina de un mundo contumaz   

y de ese modo sigo 
abisal en regresión
revenando en los vestigios 
de su boquete muerto. 



00:00:29

te recuerdo por trombosis
de repente 

con mi lógica disuelta 

tu recuerdo tardará en descomponerse.



00:00:45

como pensar por cepas 
o en estados expansivos 
o con la mente en neutro 
o no pensar 

los sucesos, sin oasis 
del recuerdo desmembrado
resultan ser la suma 
de su sedimentación. 



00:00:46

los recuerdos son poemas 
incubando una hecatombe 

residuos no letales de aquello que no ha sido 

los recuerdos son carroña del que regresó de errar 
cenizas que susurran ciertas cosas 

la reconstrucción quebrada 
del abismo que uno es

hematomas que destilan anatemas. 



00:00:51

lo que se fue remonta
pero en tumor efímero 
como esquirlas de un recuerdo en bumerang 

mil pedazos 
que yo mismo yuxtapuse 
como forma de sumar lo descompuesto. 



00:00:52

ya no pienses que el vacío es una casa 
donde fermenta el mal
del que viviste 

ni en personas de cemento 
pero en avalancha fija 
su centrífuga fecunda 

una casa carece de raíz 
para emerger de cosas que se escapan 

madreperla
es esa valva que remolcas.   



00:00:54

recuerdo negro y magro 
demasiado demolido 

la criba de pedazos 
en ráfagas disueltas 

un eclipse sin el pulso de las cosas 

pensar en eso drena 
desmantela mi espinazo. 



00:00:55

copos como esquirlas caen
desde un germen fragmentario 
de amputar un cuerpo roto
de pensar 

sobre regiones muertas
en un centro constrictor 

destejidos de su propia antimateria 

nada es nieve 
nadie es nada 

y la vida es un deshielo. 



00:01:00

un minuto
de retraso mental 

es un recuerdo…



Música ósea (fragmento)

cuerpos, cuerpos, cuerpos: intervalos de más 
tundras y erupciones de luz sólida

eslabonando vida, subordinando espuma, 
volcándose y volviendo a caracoles

follaje solo en su pavor cerval que responde 
con enigma a su aflicción:

esos cuerpos devorados por la historia y 
abstraídos del tormento de las tramas

cuerpos solos, lapidados por la bruma, 
malheridos por los fosos seculares:

manto de fecundo magma, supernovas 
estallando por adentro

ramalazos que los suman a su física celeste 

más cuerpos y más cuerpos, cera fría en las 
fisuras que asimilan a la urdimbre sus lesiones

espejismos amputados, desprendidos, de un 
espejo, mas dragados por su propio vidrio en 
polvo

¿cómo encuentras las sequías de su porvenir 
poroso pero de repente vítreo 

de entre hormas de los astros, bajo códigos tan 
crudos recobrados hebra a hebra

siendo siempre incidentales en el lodo 
primitivo, como sobras de un mortero de 
matrices?  

porque siempre ha habido cuerpos en procura 
de holocausto, su caída yugulando la memoria: 

filones sacrosantos, como huracán en coma: 
los cuerpos son el cielo de novalis

¿no percibes que se astillan y se descoyuntan 
juntos, que —tocándolos— se vuelven 
procelosos?

¡cuerpos, cuerpos! tramados con neblina, 
depurados de bosones por la arena 

creando inconsistencia con porosidad viscosa 
religando lentamente sus fragmentos 

acarrean contusiones de existencia retroactiva 
en la atmósfera en cadena de sus huesos 

umbral de imprecisiones que, en un caudal de 
esquemas, exige su ablasión:

los cuerpos acontecen del mercurio de la 
alquimia sumando peso muerto a su dibujo 
basto 

carnívoros, pero proliferantes, igual que un 
vendaval de acetileno

cuerpos crudos de colosos socavados, 
estadística de escualos en sus triángulos 
concéntricos

fusiones de hemicuerpos acumulando anillos 
que pronto desembocan en fantasmas

los cuerpos que en las sienes uno deja dilatar si 
se suman se deshacen

siempre trepan hasta su putrefacción apenas 
son cebados en los sesos

los cuerpos solo sanan en pedazos abiertos por 
orfebres: por el óxido de ser inexorables

plenitudes implosivas de cuerpos contra 
cuerpos incubándose en cuchillos

perfectos en astral de inestable asimetría con el 
resto de otros cuerpos macroscópicos

y luego se atormentan por el ímpetu motor y 
regresan al no-ser del que cuajaron

pero con cera amorfa de entidades casi densas 
de sus componentes cáusticos

estos cuerpos sometidos a la somatopsique de 
los que por sí mismos se permutan 
cuerpos ríspidos y rápidas escenas de un vitral 
que redimen sus pedazos invisibles

se van por una herida, son nómadas inmóviles, 
aunque tal vez en ovas de vacío

uréteres de cuerpos obturados que perdieron la 
cabeza como sueros de sí mismos, de bitumen

cuyas formas se cincelan con las células de 
nadie, con circuitos de esplendor y 
podredumbre

descontinuarlos pronto, caducado su consumo 
por la muerte que encarnó en su cavidad:

estos cuerpos estancados en el radio de un reloj 
eclosionan careciendo en qué extinguirse

por caminos siempre espesos la respiración 
viscosa, los deseos que cesaron cerrazones

cavernas de la carne de los cuerpos de alquiler 
que la herrumbre derrumbó

cuerpos, cuerpos, terriblemente abstractos, 
pero en correlato neutro

sujetos al no-espacio, salamandras inasibles, así 
que solo afluyen desde su alucinación

por materia prima niebla de acuarela dilatada 
contrapone carne arcana a la embestida

la fisura, lo visible, por efecto de lo informe, 
inocula silicón en sus fracturas:

los cuerpos sobreviven a racimos de siniestros 
al tocar la imperfección de su destino



© Imagen de portada: León Félix Batista.




Sobre el autor:
León Félix Batista (Santo Domingo, República Dominicana, 1964). Ha publicado El oscuro semejante (1989), Negro eterno (1997), Vicio (1999), Burdel Nirvana (2001, Premio Nacional de Poesía Casa de Teatro), Mosaico fluido (2006, Premio Nacional de Poesía Emilio Prud’Homme 2005), Pseudolibro (2008, Premio Nacional de Poesía Universidad Central del Este 2006), Un minuto de retraso mental (2014, Premio Nacional de Poesía Emilio Prud’Homme 2013), Música ósea (2014) y Poema con fines de humo (2022, Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña de Henríquez 2021). Existen varias ediciones, “excrituras” y antologías de Se borra si es leído (2000); Crónico (2000); Prosa del que está en la esfera (2006, 2007); Inflamable (2009), Catorce torsos (2009), Delirium semen (2010), Caducidad (2011), Sin textos no hay paradiso (2012), Joda poética completa (ebook, 2013), El hedor de lo real en la nariz imaginaria (2014), Duro de leer (2015), Próximo pasado (2018), Prosa de fabricación casera (2018), Delirium (2020), Formas insuficientes (2021).


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Ana Varela Tafur

Ana Varela Tafur

Ana Varela Tafur (Perú, 1963). Poeta, docente y activista cultural. Ha publicado, entre otros títulos, ‘Lo que no veo en visiones’ (1992), ‘Voces desde la orilla’ (2000), ‘Dama en el escenario’ (2001) y ‘Estancias de Emilia Tangoa’ (2022).






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