Del desfile del primero de mayo brotaban gritos. La mujer vestida de cocinera me había descorrido el zíper del pantalón y acariciaba mi pene con lenta voracidad. ¿Eres un tipo?, le pregunté.
Gelatina ‘queer’ hidrosoluble
La gelatina de Lovecraft y el coágulo del monstruo de Giger acentúan su índole queer en un homenaje-intervención de Luca Guadagnino: Suspiria contiene una de las secuencias de brujería más impactantes del cine de hoy, lo femenino es el arma que se empuña contra los hombres y su milenaria culpabilidad.
El pornógrafo entre rejas
Entre algunos investigadores literarios suele comentarse que en Cuba, al menos de los años veinte a los cincuenta, escritores de reputaciones desiguales escribieron de modo anónimo ficciones pornográficas que circulaban casi sin encuadernar, pues tenían demanda inmediata.
La Segunda Venida
En su novela La llegada, Joe Haldeman relata el Segundo Advenimiento desde los predios de la hipótesis. Hay un mensaje horrible de los extraterrestres, y también un hecho curioso: hacia el final del libro, los protagonistas se refugian en una Cuba poscomunista, llena de millonarios y mafiosos…
Obscenos pajeros de la noche (II)
En La Habana los pajeros salen por lo general a la caída del sol. A los de la calle G, cerca de la Facultad de Filología, se les puede adivinar colocados entre los árboles, fingiendo que leen un libro o que revisan un mensaje en el teléfono. El caminante no avisado puede confundirlos con estudiantes universitarios.
Obscenos pajeros de la noche (I)
Los pajeros son nocturnos por esencia. Sus lugares de desempeño pertenecen a dos ámbitos distintos: el teléfono móvil y el muro protector o los matorrales de algunos parques. En La Habana, WhatsApp, Facebook Messenger y Skype están ayudando a los pajeros.
Obsesiones ciertas (II)
Las fórmulas más atractivas de la escritura de ficción actual se compendian en la tendencia a lo pornográfico, el retelling del sexo, la anatomía de los micropoderes, la autoparodia y la reinvención del yo.
Obsesiones ciertas (I)
Algo de Henry Miller y de Sebald, pero además de Godard y hasta de David Lynch, tenía el reparador de teléfonos públicos que, una tarde opaca de 2013, llamó a mi casa para preguntarme cómo podía obtener algunas películas sobre las que escribí en Sexo de cine.
Colegio de Inspectores 2019
¿Será cierto que en el Colegio de Inspectores se hablaría también de literatura? ¿Y que para los cultivadores del reguetón se había diseñado un curso de poesía juglaresca medieval? ¿Y que iban a regularse las zonas mostrables del cuerpo humano desnudo, de acuerdo con el sexo?