“Si uno quiere hacer un sistema de escritura que no es presentar un cuento, ni una novela, ni estar en una lista de mejores escritores, ni ganar un premio, tiene que hacer un monasterio, ser un monje; esa palabra suena cursi. Esto es lo que hago y más nada”.
Dionnys Matos: “La forma de mostrar lo bello”
La última serie fotográfica de Dionnys Matos (Holguín, 1991), ‘El orden de las cosas’, que se expuso en la galería neoyorquina Thomas Nickles Project, se vendió como merengue en la puerta de un colegio.
Fernando Epelde: “Las cosas te escogen a ti”
“Me interesa saber que, cuando voy a ver una obra de teatro experimental, no la encontraré en mi móvil, ni en Netflix. Sé que tengo que estar allí. Es revolucionario, porque me obliga a salir de mi casa”.
Brenda Cabrera: “Siento curiosidad por lo sexual”
“Mis “peces” son ‘Monstruos’, los he nombrado así, y de igual forma se llama la especie. En ocasiones estos seres dominan a las mujeres y viceversa. Tienen forma fálica o pueden ser híbridos”.
Luciano Denver: En el asiento de atrás, mirando
“Nunca me interesó la fotografía como el hecho de saber de exposiciones o diafragma o saber de fotos en sí; simplemente siempre he sacado fotos en mi vida y lo he hecho con la cámara que he tenido a la mano”.
Yerandy Fleites: “Las obras no acaban nunca”
“No creo mucho en eso de escribir todos los días, de producir y producir… Hace ya algunos años desterré de mi vida a todo productor de hojarasca”.
Gabriela Reyna: En Chile enterré un camino
“Espero ser lo más sincera posible cuando te hablo de las agonías, tristezas, pero también de lo sensual, lo empoderado, del amor y el desamor”.
El cineasta marcado
Al actor Max Álvarez le advirtieron: “Vas a trabajar con Coyula, él está marcado”.
La paz del león marino y un fajo de hojitas secas
Me imagino el mar como un valle de lágrimas. Como el valle de lágrimas de mi madre. De mi madre que me escribe para contarme que un paquete de leche en polvo cuesta quinientos pesos en Holguín.
Adonis Ferro y el arte de perder con espadas
En medio de un panorama tan baldío como el que vivimos, a la sombra de una pandemia y un contexto que proyecta un porvenir titilante, de incertidumbres, Adonis Ferro incita a recordarnos como perdedores.