Héctor, ¿cómo te gustaría que te viera el gremio?
“Me gustaría que me vieran sin patas de gallina. Sin ningún rasgo de vejez. Con una voz fluida y orgánica, no así, como de borracho, con los tragos que no me di…” (Charla con el crítico de arte Héctor Antón, La Habana, 2021).
Según Héctor Antón, los críticos de hoy deben revelar un power virtual. Un power imaginado, un nivel de areté que solo es constatable en redes sociales y espacios de difusión digital. Un power que ha desplazado a los escritores de la vieja guardia —a unos más que a otros—, condenándolos a un limbo de lectores y lecturas “tradicionales”, estigmatizadas por las jóvenes generaciones como algo demodé.
Aunque Héctor Antón no pertenece a una generación tecnológica y apenas ha seguido la tecnología en el arte, ha procurado mantenerse en los lares más notorios de la leída digital. Sin embargo, con la eclosión de Internet en la Isla, incluso a Héctor Antón le ha costado mantenerse en la movida escritural de vanguardia y cogerle el ritmo a la pauta de 5 minutos de lectura que promueven algunos blogs, columnas y magazines de la web.
A quien ha ganado notoriedad —como justipreció Rufo Caballero una vez— precisamente por el “cuidado de la palabra, en un momento en que la gente sabe de todo, pero lo escribe mal”; a quien “ha recordado a sus colegas que si nuestro instrumento es la palabra, hay que usarla bien; pero más que usarla, hay que gozarla, que disfrutarla”, la imposibilidad de renovarse lo ha dejado un tanto desesperanzado.
Héctor Antón.
¿Cómo un crítico de la talla de Héctor Antón conserva con cierta frescura su talante discursivo, la elegancia del lenguaje y el donaire que lo caracteriza?
Quien conozca a Héctor —o haya cruzado con él tres palabras—, reconocerá a un tipo agobiado por su situación económica y familiar, que se siente incapaz de solucionar sus necesidades vitales y que siempre ha experimentado una tremenda falta de apoyo gremial. Es este, y no otro, el gran drama de su vida.
¿Cuántos premios Guy Pérez Cisneros, y galardones relacionados, se necesitan para financiar la carrera de un crítico de arte en Cuba?
¿Para cuántas editoriales, revistas y publicaciones afines hay que escribir por estos días si se quiere vivir decorosamente mediante el ejercicio de la crítica?
¿Cómo se reinventa un crítico criado en la ética de la escritura, sin dejar de ser formal y políticamente correcto?
Combitos Sanos.
¿Cómo hacerlo ahora que han cambiado los hábitos de lectura, los intereses de los lectores, la forma de escribir?
En un país como Cuba, donde impera cada vez más la incertidumbre económica, el statu quo de los críticos de arte, y de los creadores en general, requiere que migremos ya no solo a un espacio físico otro, sino también al espacio virtual. Aspecto este que indudablemente se ha reafirmado en los tiempos de pandemia.
Qué bárbaro sería que un tipo como Héctor Antón, con semejante fortuna escritural, recibiera legalmente, durante cada mes, un monto considerable por su desempeño laboral. Qué justo sería para Héctor —que actualmente no figura entre los cuadros de los espacios institucionales, que no pertenece a ninguna nómina cortesana— poder legitimarse y autofinanciarse por sí mismo, al margen de la sombrilla institucional y privada.
Para Paolo De y yo, como para Héctor Antón, esto es una preocupación latente. Tal vez a nosotros, como a otros tantos, aun estando más advertidos de las dinámicas tecnológicas actuales, y con posibilidades de reinventarnos dentro y fuera de Cuba, nos espera un futuro similar.
Pensémoslo así: si el futuro es hoy, ¿acaso no es Héctor Antón un reflejo evidente de los pesares pasados, presentes y futuros de este oficio?
Héctor Antón en Combitos Sanos.
Digamos que la idea de crear un sistema de micromecenazgo posible, ya no solo para Héctor sino para nosotros mismos, nos llevó a descubrir Patreon (Patrón, en español): una plataforma on-line en la cual, como usuario, puedes donar una cantidad de dinero mensual a tus creadores favoritos, apoyarles y permitir que continúen haciendo aquellas cosas que te gustan que hagan. Una manera justa, a nuestro entender, de que los proyectos y su empeño sean sostenibles.
Hasta ahora, Patreon es la forma más independiente de auspicio y financiamiento para un creador en la web. Traslada la maniobra del crowfunding a la financiación de personas y proyectos personales sin intermediarios. Mientras que el crowfunding ofrece financiar un proyecto concreto de un creador, Patreon brinda la posibilidad de financiar directamente al creador, con todos los proyectos que este realice.
Es tan simple como crearte una cuenta en Patreon y buscar el perfil del creador al que quieres apoyar. Y si eres creador, mudas tu trabajo a esa plataforma y entras en la dinámica.
Acá, planteamos abrirle una cuenta de Patreon a Héctor Antón. Una cuenta donde sus patreons paguemos cuotas mensuales, o por cada publicación que él realice, de manera que vayamos aportándole un monto fijo. Algo así como un salario personalizado.
Como sus patreons, más allá de garantizarle a Héctor un método autónomo de pago, le mostraremos cuánto estimamos su quehacer crítico y podremos crear una comunidad en su entorno. Esto, por supuesto, es una alternativa factible no solo para él, sino para todos aquellos dedicados al ejercicio crítico, a los creadores y pensadores de la cultura en general, cuyo trabajo podría verse afectado en el presente o en un futuro cercano.
Paolo De, Héctor Antón y Less.
Por una cuestión evidente de infraestructura, administrar desde Cuba este tipo de plataformas es muy engorroso, tanto para los propietarios como para los usuarios. No obstante, a nuestro parecer, Patreon podría fungir como una suerte de resguardo para los hacedores de la comunidad artística cubana, que cada vez se reúnen más en el exterior. Es un mecanismo que puede servir de andamiaje para reestructurar esos lazos rotos, para apoyarnos entre nosotros mismos.
Atentos: no se trata de caridad. Se trata de una alternativa económica para un tipo de oficio que, históricamente (sobre todo en Cuba), ha sido mal remunerado.
Veámoslo así: es como agradecerle a Héctor Antón por uno o varios textos, invitándolo a una cerveza (es común invitar a un amigo a una cerveza, y agasajarle por algún trabajo).
Abrir la cuenta de Héctor en Patreon es una tarea romántica, pero no imposible, y ya está en proceso. Es algo así como un work in progress que necesita del apoyo de todos.
A los que, como nosotros, estiman el trabajo de un crítico con la mentalidad de Héctor, esa que cree en la sacralidad de los textos y en la importancia de que los párrafos y sus signaturas no lleguen al olvido; a los que les importa la entereza, la sistematicidad, el nivel y la calidad escritural de un crítico; a los que, incluso, se puedan ver reflejados en él, solo los exhortamos a apoyar esta propuesta.
Estaremos disponibles en las direcciones que dejamos al final del video y en nuestras publicaciones on-line.
Este es un proyecto que puede iluminar a todos en nuestra comunidad.
A Héctor Antón: gracias por resistir como solo tú sabes. Con la escritura.
Cierre de temporada
Lesstúpida Cubana & Paolo De Aguacate
El tiempo de vida de Megatiburón vs. Pulpo Gigante coincidió con nuestra ruptura como pareja. Sí se puede, caballer@s: Paolo y yo dejamos de ser la dupla romántica para convertirnos, ímpetu laboral mediante, en una fusión de monstruos marinos prehistóricos. Así seguiremos, siempre y cuando nuestro impulso y la revista nos lo permitan.