El bufón en la torre

tinturas naranja y solares
cubren la cara del bufón,
su corazón: un circo de ocasión,
para sus ojos: paisajes estelares,
su risa es chispa en los radales.
la boca es una buena mueca,
que suelta un agua seca.
risas del estropajo,
cigarro-espantapájaros
devorando 10 tencas.

el bufón de los días otoñales
tocando su corneta
sin llegar a la meta,
ni el recuerdo en anales
cubrecama y panales.
bordando un minotauro
pide migajas con su colador,
vende grasa, humo de volador,
para el desdentado sauron
prepara su porción.

el bufón de la torre
busca grano y socorro
su castillo cual morro
le queda algún por qué.
se diluye en después…
el bufón silencioso,
su abrigo piel de oso
tiene manos de plata.
mira al cielo, arrebata
a los peces del pozo.

da risa a las estrellas,
sueña alguna alegría,
la torre es su manía,
la llave de la bella
el bolsillo centella.
el bufón se ha dormido.
es largo su camino,
su destino lo sella.

el bufón de la torre
hablándole al reloj,
pasos de caracol
y besos a una iguana.
nunca come manzanas,
las prefiere rumiar.
mientras sube sus torres,
va y lanza unas semillas,
que corren por castilla
pues la borda de flor,
de flor de cundiamor:
son raíles del sol.





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Tetas trabajadoras

Por Sarah Thornton

“Entre los pechos de copa B de Sativa hay un elaborado tatuaje del Sagrado Corazón, símbolo católico del sacrificio de Cristo por el pecado humano”.