La estrategia de la administración Biden en la frontera sur

Introducción

En un reciente artículo de Nick Miroff y Toluse Olorunnipa en The Washington Post, los autores profundizan en los controvertidos cambios de enfoque de la administración Biden respecto a los solicitantes de asilo y los inmigrantes en la frontera sur. 

Desde el 11 de mayo, cuando se levantó la política pandémica conocida como Título 42, la administración ha puesto en marcha nuevas medidas para procesar a los migrantes y disuadir los cruces ilegales. El resultado inicial ha sido un descenso significativo de las entradas ilegales, pero las implicaciones a largo plazo y las críticas a este enfoque siguen siendo objeto de debate


Cambio en la política del Título 42: ¿Control o permisividad?

Uno de los análisis más controvertidos gira en torno a la percepción de las políticas fronterizas de la administración Biden como demasiado permisivas o como un auténtico esfuerzo por recuperar el control. Los críticos sostienen que las políticas son más complacientes con la inmigración masiva que centradas en la disuasión. Sin embargo, el sustancial descenso de los cruces ilegales pone en entredicho esta narrativa, debilitando una línea de ataque clave de los críticos republicanos. 

El artículo subraya cómo la decisión del gobierno de Biden de suprimir la política del Título 42 se ha traducido en un descenso de casi el 70% de las entradas ilegales desde principios de mayo, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos. Este descenso sugiere que la administración ha conseguido controlar mejor la frontera sur que en cualquier otro momento desde principios de 2021.


El nuevo enfoque: Lograr efectos duraderos

Aunque el reciente descenso de los cruces ilegales parece prometedor, la administración Biden reconoce que es demasiado pronto para determinar los efectos a largo plazo de su nuevo enfoque. Funcionarios estatales republicanos están impugnando las políticas de Biden ante los tribunales, con el objetivo de bloquear la ampliación de las entradas legales a través de la aplicación móvil CBP One. 

Al mismo tiempo, grupos de defensa de los inmigrantes están presentando sus propias impugnaciones a las nuevas restricciones fronterizas de la administración sobre los solicitantes de asilo que cruzan ilegalmente. Estas batallas legales desempeñarán un papel crucial a la hora de determinar el futuro de la estrategia de la administración Biden y si puede lograr resultados duraderos en la gestión de los flujos migratorios.


Dinámica cambiante: Entradas legales y descenso de las detenciones

Contrariamente al descenso de los cruces ilegales, el número de entradas legales ha aumentado significativamente. El gobierno de Biden está permitiendo la entrada de aproximadamente 43.000 inmigrantes y solicitantes de asilo al mes a través de las citas de la aplicación móvil CBP One, con otros 30.000 aceptados a través del proceso de libertad condicional. 

Estas vías legales parecen estar absorbiendo a muchos de los que antes entraban ilegalmente, desbordando a los agentes fronterizos estadounidenses. En junio, el primer mes completo tras la aplicación de las nuevas medidas, los agentes estadounidenses practicaron unas 100 000 detenciones en la frontera con México, frente a las 204 561 de mayo. Esta disminución de las detenciones representa el descenso más importante en un solo mes desde que el presidente Biden asumió el cargo.


Preocupaciones humanitarias: La difícil situación de los solicitantes de asilo

Aunque la disminución de los cruces ilegales puede suponer cierto alivio para el gobierno de Biden, están surgiendo preocupaciones sobre el impacto en los solicitantes de asilo y el acceso a las garantías procesales. Los críticos sostienen que las nuevas restricciones fronterizas limitan efectivamente el acceso al asilo, obstaculizando a quienes huyen de un peligro inmediato. Crystal Sandoval, directora de iniciativas estratégicas de Las Américas, un grupo de defensa, sostiene que las restricciones de Biden han «acabado» con el acceso al asilo. 

El argumento se basa en las dificultades a las que se enfrentan los inmigrantes que intentan conseguir citas con el CBP One, como ponen de relieve las angustiosas experiencias de personas como José Ricardo Pimentel y Leidimar Muñoz. El énfasis de la administración Biden en reducir el caos y la ilegalidad plantea interrogantes sobre el equilibrio entre las preocupaciones humanitarias y el control fronterizo.


¿Un respiro para Biden?

El cambio en las políticas fronterizas de la administración Biden ha conducido a un descenso significativo de los cruces ilegales, dando al presidente Biden un respiro en uno de sus temas más vulnerables. Sin embargo, los efectos y consecuencias a largo plazo de este enfoque siguen siendo inciertos. Mientras los críticos acusan a la administración de ser demasiado permisiva o demasiado dura, la evolución de la dinámica en la frontera pone de relieve la complejidad de la gestión de la inmigración. 

A medida que aumentan las entradas legales y disminuyen los cruces ilegales, el delicado equilibrio entre el control fronterizo y las consideraciones humanitarias se convierte en un punto central del debate en curso. Con importantes desafíos legales y críticas desde ambos lados del espectro político, la política fronteriza de la administración Biden sigue siendo un tema polémico que sin duda marcará la campaña de 2024 y el futuro de la política de inmigración en Estados Unidos.





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