En las costas donde se siembra el mangle rojo,
no hay agua dulce.
Cada vez que llega el agua dulce, en una barcaza,
hay una fiesta.
Mi abuelo siembra semillas de mangle rojo para que
las olas no se beban la isla.
Luego llega saludando a todos,
y tocando un pequeño tambor.
Buscan un tambor,
y una mesa de jugar dominó.
Las mulatas en licras naranjas fosforescentes
llenan mi vaso de vino de mangle rojo.
El vino también es conocido como
chispaetrén, azuquín, camginfora,
gualfarina, tiquitaca, caguín.
Alguien puso Radio Reloj y todos
empezamos a bailar,
ya estábamos en un solar de Rabat.
Si tocas el cuero del tambor
de una manera justa,
el chivo va a berrear.
Luego vi un millar de luminiscencias.
Imágenes que se descomponían
en antílopes, cruces y croquetas.
Buena espuma costera.
Cuba, tradición e imagen (I): El mar es nuestra selva y nuestra esperanza
Por Reinaldo Arenas
“El mar es lo que nos hechiza, exalta y conmina. La selva, como el mar, es la multiplicidad de posibilidades, el misterio, el reto. El temor a perdernos y la esperanza de llegar”.