Tech de la Protesta

Paseo por el Valle#FreeLuisma. (MegaTiburón vs. Pulpo Gigante. Capítulo 6).

El ciberescéptico bielorruso Evgeny Morozov afirmó: “Internet no conduce necesariamente al respeto universal de los Derechos Humanos… no es liberador ni democratizador de por sí, sino que puede producir diferentes resultados políticos en diferentes entornos” (La locura del solucionismo tecnológico, 2013). 

Pues sí. Teniendo en cuenta algunos de los eventos cibernético-político-sociales que han frustrado la felicidad ideológica y económica de algunos países, Internet es una zona altamente conflictiva

Gracias a Edward Snowden, se ha comprobado cómo operan departamentos de vigilancia y espionaje en Estados Unidos o cómo el 50 Cent Army, el ejército de comentaristas de redes sociales contratado por autoridades chinas, desata campañas propagandísticas en contra de los movimientos emancipadores. 

Tal vez los ejemplos más trágicos sean las crisis iniciadas a través de las redes sociales en Kenia (elecciones de 2007), Reino Unido (Brexit, 2016) y Estados Unidos (elecciones de 2018). Canales mediante los cuales se difundieron mensajes extremistas, con preocupantes picos de odio, xenofobia, nacionalismo, racismo, homofobia y misoginia

La balanza se mueve a ambos lados. 

Se ha teorizado ampliamente sobre el potencial deliberativo y democratizador de Internet y las redes sociales (incluidos sus aspectos negativos), pero lo que realmente me motiva son sus posibilidades de convocatoria. Me mueve esta condición, más que nada porque en “Cubita la bella” apenas se aprovecha: no existe una conciencia sobre su efectividad para escenarios de protesta, para dar perreta. 

No se dejen engañar: el “jala-jala” y el “malianteo” de resistencia está hace rato a nivel cyber

Las redes sociales líderes son las indiscutibles Facebook y Twitter. La primera cuenta con más de 1.700 millones de usuarios activos, que sería aproximadamente el equivalente a la suma de la población de los continentes europeo y americano. El papel de ambas como intermediarias en la comunicación las convierte en el árbitro por excelencia para determinar lo que se puede decir y lo que no. Como plataformas de comunicación de masas, su autonomía es idónea para que los actores sociales propicien la transición de la indignación a la esperanza, a la democracia, a la liberación. Facilitan la generación y coordinación de redes de activistas y constituyen un espacio inmejorable para la deliberación y el intercambio de ideas. 

Entonces, todo dependerá de cómo y qué columpiamos en estos espacios digitales. 

El discurso del odio existirá siempre, en mayor o menor grado, en dependencia de las condiciones político-sociales de un contexto determinado.

 Que cada cual se pronuncie en contra o a favor de lo que odia o venera: es un puto derecho. 

Diversas acciones y movimientos horizontales, transformadores y emancipadores, han trascendido gloriosamente a través de batallas digitales. 

Las revoluciones de la Primavera Árabe (conocida como la primera revolución de blogueros en redes sociales) desempeñaron un papel central en la conformación de los debates políticos sobre la libertad y democracia en todo el Norte de África y el Medio Oriente, y elevaron las expectativas para el éxito de la insurrección política. Un cúmulo de sucesos originó el derrocamiento del régimen de Mubarak de Egipto, aun cuando este había resuelto bloquear las comunicaciones por Internet y celular para toda la población. 


Paseo por el Valle. #FreeLuisma. (MegaTiburón vs. Pulpo Gigante. Capítulo 6).
Paseo por el Valle#FreeLuisma. (MegaTiburón vs. Pulpo Gigante. Capítulo 6).

La campaña “Todos somos Khaled Said” consolidó el nacimiento de estas rebeliones. El 6 de junio de 2010, bajo el pretexto de tráfico de drogas, dos detectives asesinaron a un joven de 28 años de Alejandría. Dos días después, un egipcio llamado Warl Ghonim creó una página de Facebook llamada “Todos somos Khaled Said” y en solo dos minutos atrajo a más de 300 seguidores, que luego llegaron a cientos de miles de personas. Para enero de 2011, el grupo se había convertido en un clamor público de manifestaciones masivas. Justo antes de la renuncia de Mubarak, el número de tuits sobre el cambio político se disparó, obteniendo el top 23 de YouTube con 5 millones de visitas. 

El movimiento social 15M de España, desatado en 2011 durante las campañas electorales autonómicas y municipales, demostró la eficacia de la utilización de la red de microblogging Twitter. Con la premisa de 140 caracteres por post, se generaron movilizaciones, huelgas y prolongadas acampadas que forzaron al gobierno de turno a realizar cambios significativos en la economía.  

El eslogan “We are the 99%” del movimiento Occupy Wall Street (2011-2012), en protesta por los niveles de desigualdad entre una minoría muy rica y el resto de los ciudadanos, trascendió las fronteras estadounidenses a través de Twitter y Facebook y llegó a Inglaterra, Brasil, Australia, China, Irán y Japón. 

La flexibilidad de los movimientos sociales en la era de Internet es válida para generar estados de opinión y congregaciones multitudinarias. Tal vez no defina el destino de una nación y sus individuos, pero influye. 

No es alarde. 

Recientemente, me han compartido una cuenta de Instagram que es pura chulería en pote: @chayanne_constituyente,donde se socializan nada más y nada menos que algunas de las ideas más democratizadoras con respecto a los cambios de la nueva Constitución chilena. La cuenta toma como pretexto la imagen seductora del archiconocido “torero, ese que pone el alma en el ruedo”: sí, el papi Chayanne. 

Puro choteo, sátira y pastiche del más contemporáneo. Con esa jodedera se han montado arriba de varios partidos derechistas.

Ya sé: los chilenos son radicales y contestatarios, pero no les ha quedado de otra. La historia los ha llevado recio, como a casi todos los países de América Latina y el Caribe. En lo que lleva de año han puesto la nación en la hoguera. Han “echado chile picante” a las calles. 

¡El pueblo se ha movilizado, caballero! Movilización del pueblo real. Remitámonos a la etimología de la palabra, plis. En Cuba, hay al menos tres generaciones que la tiene erróneamente aprehendida. 

Sin miedo, sin fantasmeo, en Chile morir por la Patria (literal) es vivir. To’ el mundo se ha tirado pa’ la calle. No son vacunos. Es gente cansada del atropello for real. 

En cambio, en esta Isla tan caliente, tan paradigmática y tan cultivada, la sazón y razón se han perdido. La gente prefiere ser picante en las redes. Nadie está comprometido a plasmar la carita en una movilización popular por sus derechos, pero sí con postear foticos, andar cazoleando y breteando mierda. 

Válido. Esta es la era de los cyber, de los millennials, de los youtubers

Marco, ex de los Carpinteros, lo tradujo perfectamente en un post de Instagram.

Entonces: que se piquen las redes. 

No solo desde afuera, donde parece más fácil discernir, poner bomba, calentar, sino desde adentro. 

Hay datos, hay 2G, 3G, 4G, hay internet con VPN y hay (en exceso) recarguitas de afuera. 

(A los baby boomers, nuestros puritos, no me los molesten. No están pa’ na’, no entienden y no se dan por enterados. Están embelesados con tanta “poesía revolucionaria”, María Polo y Caso Cerrado). 

No es fuego, qué va: ¡es TERROR (en las redes) con to’ el mundo! 

En Tech de la Protesta, porque habrá más de uno cayendo al valle…*

#FreeLuisma

*Caída explícita en video: “Paseo por el Valle” (00: 01: 02 min),
por Paolo de Aguacate en Editorial Hypermedia Youtube


Paseo por el Valle#FreeLuisma. (MegaTiburón vs. Pulpo Gigante. Capítulo 6).