El ladrón de libros

Leí que Michael H. Miranda (Cuba, 1974) ha escrito un libro que son muchos libros. Obsesivo como es, tanto con la escritura como con la lectura, ha ensartado para una sola puntada el material no sobrante de unos dos años de lectura. 

Es un libro rarísimo que ahora nos trae Casa Vacía, la editorial en la que se ha afincado en el último lustro. “Leí que para llegar al corazón de la realidad hay que deformarla”, dice para, a continuación, en la misma página, resumir: “Leí que Lacan intentó utilizar la insinuación como factor crucial en el psicoanálisis”.

El libro se llama Hilachas y va de eso, de la fuerza y la obsesión por la palabra, por la forma de afincarse en la memoria para que continúe el acto de la escritura. “La amistad sigue extraños caminos”, descubrí hace muy poco en Naipaul, una referencia que viene a cuento con los más de veinte años que hace desde que conozco a Hache, tal como comenzó a firmar sus notas periodísticas y ensayos hace mucho tiempo Michael H. Miranda. 

Horas de conversaciones sobre literatura, música o béisbol han redundado siempre en ese desgaste que es encontrar la funcionalidad de una cita, tras el portazo final de una larga lectura. 

“Este libro es un procedimiento…”, dice Hache arrancando en sus breves notas aclaratorias para sus más de doscientas páginas de citas entresacadas de esos dos años en que, leyendo, anotando citas y ahora publicando, se ha quedado para sí con unos libros que no eran suyos, pero que ahora le pertenecen [recordar aquello de “mitad de quien los escribe, mitad de quien los lee] y nos ha hecho el gran favor de invitarnos a hacerlo, adelantándonos unos bocados de cada uno de ellos: robándose aquellos libros para que, entre todos, sean estas hilachas.

El libro está lleno de villanos, escritores, mujeres escapadas de sus claustros, un tal Milton, una tal Dora Diamant (acompañante de Kafka), un tal Picasso y un tal Dios. 

Hilachas son esas obsesiones que Hache arrastra por lecturas hechas o por lograr, asegurándose de que el lenguaje siga siendo siempre la operatoria de sus construcciones e imaginerías. Es también una especie de palimpsesto, su esposa Martha María Montejo ha ido delante, fotografiando toda la arquitectura de libros y librerías que un libro así necesitaba, en pos de dejar en menos orfandad a los lectores. 

Hilachas va de eso, de un ojo avizor, en este caso dos, cuatro. Un libro lleno de fotos donde hay libros y avisos sobre libros y herramientas para libros y carteles identificatorios, que son la peor cosa que le puede pasar al entorno de un libro. 

Recuerdo una foto de Juan Rulfo donde hay cartel que dice “Libros” sobre una montañita de libros. Martha María ha hecho magistralmente lo contrario a los carteles banales: ha fotografiado espectros de la vida donde uno imagina que también hay libros.

En su práctica del diarismo –porque recoger estas frases de casi dos años de lecturas y depositarlas en estas hilachas no es más que eso–, Hache nos ha permitido el lujo de “tocar los libros” por otros caminos distintos a los de Jesús Marchamalo, que se ha pasado la vida husmeando en las bibliotecas de sus amigos, acariciando, dejándose emocionar por los libros. 

“Nadie toca los libros como Marchamalo”, dice Luis Mateo Diez en las palabras de ofrecimiento al librillo Tocar los libros. Nadie olfatea, escupe, rechaza y ama los libros como Hache, esta especie de ladrón de libros por otras vías.

Leí que toda novela es un proceso contra uno mismo
Leí que escribir es siempre juzgarse a sí mismo
Leí que escribir es una empresa de demolición
Leí que escribir es un autoexamen

Esa letanía tiene mucho de sacerdocio. “Dime cómo imaginas el mundo y te diré en qué orden te incluyes, a qué sentido perteneces”, nos advierte un severísimo Severo Sarduy en su “Nueva inestabilidad”, ensayo publicado por Vuelta en 1987. 

Hilachas es un libro donde se habla mucho de la imaginación de los demás, es decir la imaginación propia de Michael Hache Miranda, elevada al acto en que encuentras la cita o referencia que hace explotar un libro y te das de cuenta de que ha valido la pena tantas horas de lectura.

Lejos del espíritu monacal de algunos escritores, Hache se ha puesto a tono con el siglo de las vísceras hacia afuera, la exposición total [ya en los años de pandemia de Covid y encierro obligatorio, él y Montejo se lanzaron a comentar y compartir el contenido de su vasta y vibrante biblioteca, que guardan con celo en las llanuras de Arkansas] y el diarismo de las lecturas. 

En estas Hilachas ha venido a confirmar lo que vaticinó hace unas dos décadas, en un texto suelto dentro de su poemario Invenciones del dolor: “me leí en un periódico / dije: estar vivo es poder girar en las fotografías / no soy yo el que quiere escribirse / soy el profeta espurio”.





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VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia”

Por Hypermedia

Convocamos el VI Premio de Periodismo “Editorial Hypermedia” en las siguientes categorías y formatos:
Categorías: Reportaje, Análisis, Investigación y Entrevista.
Formatos: Texto escrito, Vídeo y Audio.
Plazo: Desde el 1 de febrero de 2024 y hasta el 30 de abril de 2024.