Ana Laura Cantera es una polifacética artista electrónica argentina, artivista ambientalista, investigadora y docente y, además, nadadora de aguas abiertas.
Con una importante formación académica —Magister en Artes Electrónicas, graduada con honores en la Universidad Nacional de Tres de Febrero; Licenciada y Profesora en Artes Visuales, egresada de la Universidad Nacional de las Artes (UNA)—, Cantera experimenta con procedimientos científicos que ponen en evidencia la ruptura social entre la humanidad y su hábitat natural. Sus propuestas artísticas son cocreaciones con otros organismos, seres vivos no humanos, y son una denuncia a la contaminación ecológica. Con sus obras, ha llevado su crítica y la concientización a Argentina, Brasil, Venezuela, Canadá, México, Irán, Israel, Mongolia, Francia, España, entre otros países.
En su labor de promover una reconexión entre los seres vivos ―entre humanos y el resto de los seres naturales― a través de la empatía y la educación, Cantera participa en varios colectivos artísticos en los que la horizontalidad y la conexión entre personas también son una filosofía de trabajo, además de una forma de abordar el contenido.
Así, es cofundadora del colectivo de arte y biorobótica Robotícula, e integra el colectivo Ecoestéticas. Además, en la búsqueda de diálogo con los diferentes componentes bióticos que se fusionan con las tecnologías electrónicas que conforman sus propuestas artísticas, es parte del Laboratorio de Geopoéticas Subalternas y es cofundadora de Mycocrea (Laboratorio de biomateriales).
Las artes electrónicas son un nuevo medio que otorga herramientas para la creación artística a través de dispositivos, interfaces, sensores y algoritmos. En este punto de evolución de la tecnología humana, esta es una disciplina que llama mucho la atención per se. Muchos artistas se han posicionado en el gremio de las artes visuales contemporáneas por la aplicación electrónica. No obstante, siempre me ha parecido un poco minimizador que un(a) artista trate de mantener su posicionamiento en una escena identificándose únicamente por la técnica y la disciplina a la que se dedica; es como querer posicionarse con una etiqueta de “pintor(a) abstracto(a)”, “escultor(a) en resina”, “ilustrador(a) digital”, que son términos descriptivos de la forma y el formato. Con la velocidad del desarrollo humano, llegará un punto de democratización tecnológica en la cual la etiqueta de “artista electrónico(a)” no será más llamativa que cualquier otra etiqueta.
En relación con este tema, tu obra va más allá de eso: transita temáticas relacionadas con la biología, el medio ambiente, la ecología, la explotación de recursos, la contaminación, el atropello a los hábitats naturales, etc. Por ejemplo, en Cartografías invisibles, tu proyecto de la residencia de la Land Art Mongolia Biennial, el robot se mueve en busca de bienestar a través de la interpretación de datos que captura sobre la humedad, la temperatura, la presencia de polución y los tipos de gases en el aire, motivando una reflexión sobre la resignificación de los territorios; por otra parte, en Displaced, tu obra galardonada con el Primer Premio ITAU en la categoría de Arte Robótico, el robot se desplaza hacia territorios que no conoce, buscando alejarse de las amenazas y, especialmente, de los humanos.
Si me preguntaran cómo identificar tu trabajo, diría que sos artivista tecnoambientalista. Tú te autodenominas artista bioelectrónica (no solamente electrónica). ¿Por qué estas temáticas son relevantes para vos? Si tuvieras que expresarte artísticamente en otras técnicas y disciplinas, ¿te enfocarías en estas temáticas también? Detállanos un poco más sobre tu relación personal y artística con el hábitat y la naturaleza.
Ya los intereses medioambientales habían aparecido en mis últimas obras de pintura (2009) como un modo de representar mis inquietudes personales mediante lo que estaba experimentando. Soy nadadora en aguas abiertas y en aquel momento empecé a representar diferentes maneras de experimentar mi entorno y sus problemáticas, que no podían ser percibidas a simple vista.
Para mí, este tipo de temáticas que trabajo en mis obras son prácticas/hábitos/vivencias que no pueden separarse de la vida diaria. Me inquieta, y más en estos tiempos tan tormentosos, que se ignoren los temas medioambientales y que se aíslen sus problemáticas. El entorno es todo: es nuestro hábitat, son las especies que coexisten junto a nosotrxs, y nosotrxs dependemos de él.
Entonces, ¿cómo separarnos? ¿Cómo ignorarlo o pensar que es solo un tema entre tantos? ¿Cómo evitar visualizarlo? ¿Cómo hacer para que la gente le preste atención y sea consciente del impacto de sus acciones? Debería ser normal el activismo y el respeto por las naturalezas/entornos.
Mi relación es muy emocional también, al vivir en el conurbano de la provincia de Buenos Aires, en la ciudad de Monte Grande. Es un lugar muy especial para mí porque siempre me emparentó con el espacio natural, con la vegetación, con los pájaros y con muchas otras especies con las cuales es normal vincularse. Hasta que no tuve que ir de manera regular a la ciudad de Buenos Aires, cuando comencé mis estudios universitarios, no empecé a sentir el contraste con mi región: la alienación que observaba, y la escasez de espacios de conexión entre las especies, me fue condicionando para pensar los territorios y las temáticas que empezaron a surgir casi esporádicamente en mis obras artísticas.
Ana Laura Cantera, Cartografías Invisibles.
Además del tema que está siempre presente en tus obras, algo que llama la atención de tu trayectoria es que tu carrera inicial fue en pintura ¿Cuál fue tu motivación para abocarte hacia las artes electrónicas? ¿Cuándo y cómo te diste cuenta de que querías dedicarte a esta rama de las artes? ¿Por qué? Contanos sobre tus inicios en el arte y las motivaciones que te llevaron a la pintura y luego a las artes electrónicas.
Fue bastante casual, o causal. En mi carrera de pintura/artes visuales siempre me interesó trabajar con el espacio y salir de los soportes bidimensionales. Tuve un docente que estaba trabajando con tecnología y me mostraba constantemente instalaciones interactivas que de alguna manera se vinculaban con mis exploraciones y prácticas artísticas, y fue allí donde empecé a percibir otras posibilidades. Eso me llevó a inscribirme a la Maestría en Artes Electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, donde paulatinamente empecé a absorber herramientas y a darme cuenta de que las artes electrónicas involucran absolutamente todos los campos de conocimiento.
Esto me posibilitó aunar y hablar de mi contexto y mis intereses. Me permitió trabajar las naturalezas con las mismas naturalezas, y ya no simularlas mediante la representación. Me posibilitó trabajar en el espacio, en mi mismo espacio, y hacerlo móvil, además de generar/facilitar diálogos interespecies con otros no humanos: plantas, hongos, tierra, agua, Otros en general.
Ana Laura Cantera, Displaced (en coautoría con Demian Ferrari).
Muchas de tus obras, como Evolución de una partida (que profundiza en visualizar los procesos de muerte, génesis y recomposición del ciclo de la materia viva) e Inhalaciones territoriales (que realiza muestreos de gases recolectados en la ciudad de Buenos Aires y tiñe biomateriales según el tipo y concentración de las partículas), hacen muy borroso el límite entre el arte y la ciencia. Son obras que podrían considerarse experimentos científicos: objetivos de medición, hipótesis a probar, métodos electrónicos de observación y recolección de muestras, análisis de resultados y elaboración de conclusiones que, desde lo artístico, promueven la generación de pensamiento crítico relacionado al impacto ambiental y nuestra relación con la naturaleza.
¿Existe un motivo más allá de tu inclinación por la temática biológica/ecológica, para que tus obras tengan planteamientos con este formato científico? En caso de expresarte en otras disciplinas fuera del arte electrónico, por ejemplo: pintura, fotografía o video, ¿te ves desarrollando los proyectos artísticos con estos planteamientos científicos?
Yo creo que los procedimientos que utilizo en mis obras son muy acordes a mi personalidad racional y calculadora. Tuve formación en ciencias básicas en el bachillerato, y el método científico siempre estuvo muy cerca.
La gestación de una obra de arte electrónico no se salta ninguno de los pasos de este método: existen instancias de observación para la posterior elección de los aspectos de la realidad que se van abordar, cuestionar, y manifestar en la obra; instancias de análisis, de relevamiento, de investigación, de apelación a documentación; de extracción de hipótesis acerca de cómo se llevará a cabo el tema y sobre las problemáticas que este conlleva. Se consideran también las variantes técnicas (pruebas de materiales, mecanismos, interfaces), de experimentación (condición sine qua non para que exista obra, y que implica poner en acto los pasos precedentes), y la generación de conclusiones, que determina o culmina en la concreción de la obra artística.
Las instancias del método científico aparecen por completo en la constitución de cada obra, y lo procesual se vuelve trascendente. El objetivo del arte deja de ser una mera búsqueda hacia un producto final. Incluso la obra puede no ser el fin último, sino una posible hipótesis para la gestación de otro proyecto de investigación.
Por otro lado, como decía al principio, la elección de los lenguajes que otorgan las artes electrónicas posibilita abrazar otros campos de conocimiento. De esta manera puedo hacer planteamientos sobre las temáticas que me interesan y con sus agentes protagónicos, lo cual no sucedería si utilizara, por ejemplo, la pintura o la fotografía. Conceptualmente, me resulta enorme la brecha que existe entre la representación y la presentación, y por ello elijo la última.
¿Cómo narrar sobre mundos no humanos sin hacerlos protagonistas? Desde hace unos cuantos años, propuse utilizar el término “cocreación” para estos campos de las artes procesuales donde participan seres vivos o elementos bióticos. Las obras resultan conjunciones gestadas entre el/la artista y esos organismos o componentes orgánicos que ingresan y participan en la creación, modifican las condiciones impuestas por el/la artista y, en muchas ocasiones, toman protagonismo dejando al humanx en un lugar secundario.
No considero que hago “ciencia”. Utilizo algunas de sus herramientas, como podría utilizar herramientas de la sociología, la filosofía, etc. Busco abrirme todo el tiempo del clásico bioarte de primer mundo: no me interesa la manipulación genética, ni trabajar con seres vivos en el contexto de un laboratorio. Me interesa el territorio, las prácticas situadas, la decolonización de la Ciencia con mayúscula, los tentáculos simpoiéticos entre especies de Haraway, la horizontalidad, los vínculos…
Busco y me siento cómoda en un arte que habla más desde la biosfera como totalidad, con sus implicancias políticas y latinoamericanas. No me interesa la ciencia de la verdad absoluta, determinista, descontextualizada y económicamente manipulable.
Ana Laura Cantera, Evolución de una partida.
Aunado a lo anterior, para profundizar en cómo fusionás las metodologías científicas dentro de tu obra, me gustaría que nos cuentes un poco más de algunos proyectos. Detallanos sobre este proyecto en progreso en el que estás trabajando actualmente, Inhalaciones territoriales.
Es el proyecto work in progress en el que me encuentro actualmente, donde me interesa visualizar las micropartículas de gases que respiramos en las ciudades en el día a día. Para ello generé un dispositivo móvil que utilizo para hacer derivas. Consta de una mochila con extractores que recolectan aire mediante unos discos de biomaterial de micelio (hongos). La superficie del micelio, totalmente blanca, con el transcurso de cada recorrido se va impregnando de esas micropartículas invisibles al ojo humano, y los discos van tomando coloraciones grisáceas acordes a los sitios de transito: cuanto más contaminado esté el aire del lugar transitado, más gris quedará el disco de micelio del interior de la mochila.
De este modo estoy recolectando diferentes superficies coloreadas que hablan por sí mismas: las partículas que pintan los discos de micelio son las mismas que inhalamos a diario. Es terrible cómo se contaminan nuestros cuerpos en el territorio, y mi objetivo en esta obra es visualizar eso: prestar atención y ser conscientes de los gases, el esmog, la polución que ingresa a nosotrxs y se instala en nuestros órganos de manera totalmente natural.
Ana Laura Cantera, Inhalaciones territoriales.
Imagino que esta forma de desarrollar científicamente tus proyectos se ve influenciada porque sos una artista con gran cercanía a la academia y a la investigación. Esto ha sido un gran potenciador para la visibilidad de tu carrera artística; sin embargo, podría ser percibido como conflictivo en términos de tiempo y de libertad creativa, pues muchas veces se dice que la academia suele encuadrar o limitar el pensamiento artístico. ¿Cómo te enfrentas a este reto? ¿Cómo es para vos la dinámica de creadora en medio de la academia? ¿Cómo la engranás? Contanos un poco más sobre tu proceso creativo y su desenvolvimiento en medio de este contexto.
A veces la academia suele encuadrar y acartonar, pero afortunadamente no sucede en todas las instituciones. Realicé mis estudios de maestría en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, que no es una academia convencional, y allí encontré verdaderamente un espacio de creación muy activo.
Estoy en varios proyectos de investigación de la Maestría en Artes Electrónicas en UNTREF: uno sobre un biolaboratorio móvil de intervención territorial; otro sobre biointeractividad y biojuegos, aplicado a herramientas de pensamiento y narratividad; y otros que fueron surgiendo espontáneamente durante el contexto COVID-19, sobre dispositivos y proyectos que de alguna manera contribuyeran a afrontar la pandemia. Cada uno de ellos es enriquecedor y tienen particularidades que me abren aristas de creación; son plataformas de pensamiento que me habilitan para repensar mi línea de trabajo y también para amplificarla, tanto desde la praxis como desde la producción teórica.
En las dinámicas de la academia es imposible desligarse de la multidisciplinariedad y los equipos de proyectos. Por su parte, las artes electrónicas pueden tener una infinidad de aplicaciones y, por tanto, complejidad de ingeniería (además del planteamiento artístico y la conceptualización filosófica del contenido y las áreas de pensamiento abordadas), por lo que es común encontrar interdisciplinariedad y trabajo colectivo o colaborativo entre los artistas.
En tu caso, lo veo en Evolución de una partida, con la colaboración de Le Pije, Hamilton Mestizo, Fran Quero, Leo Nuñez, Chris Sugrue y Marc Dusseiller; en Utópicas reconstituciones, con Demian Ferrari; y en Génesis: dinámicas de organismos artificiales, desarrollado junto a Leonardo Maddio y Daniel Alvarez Olmedo en el marco de la 4ta Bienal Kosice.
¿Qué papel juega la colaboración para vos? ¿Qué roles solés asumir? ¿Qué roles solés delegar? ¿Por qué? ¿Qué significa y qué importancia tiene para vos el trabajo creativo en colectivo? ¿Qué diferencias hay entre los proyectos artísticos que trabajás de manera individual y los que trabajás con colaboradores?
La colaboración, cuando es real, es muy enriquecedora. Yo disfruto trabajar en equipo porque aprendo mucho y me nutro de los procesos y saberes de los otrxs. Actualmente trabajo con varios colectivos y en varios proyectos colectivos: Robotícula (junto a Demian Ferrari), Ecoestéticas (junto con Mariela Yeregui y Gabriela Munguia), Geopoéticas Subalternas, y otro de proyectos sobre COVID-19 (Yeregui, Munguia y Javier De la Fuente).
Los roles son diversos, acordes a cada uno de los proyectos colaborativos. En la mayoría soy más creadora, aunque también me ocupo de la gestión, la formación, etc. Son roles móviles.
Los proyectos individuales son más cerrados, más introspectivos, y las metodologías de creación son bien propias. Me siento cómoda con ambas modalidades, aunque trabajando colaborativamente me vuelvo más versátil, más crítica, más permeable.
Ana Laura Cantera, Nidos de equilibrio.
En relación con este tema: tus colaboradores son en su mayoría varones. En la escena de las artes la brecha de género es muy marcada: lo vemos en los resultados oficiales de los grandes mercados del arte, en la documentación de la historia del arte, en las listas de postulaciones y selección de artistas a convocatorias, en las exposiciones colectivas, en cantidad de publicaciones y lecturas artísticas… Vemos esa brecha donde sea que miremos. Y en el ámbito de la electrónica, la brecha sin duda es aún más profunda.
Aunque el discurso feminista no es un contenido explícito en tu obra, como sí lo es el discurso ambiental, tu práctica artística es en sí misma un acto de reivindicación y de revolución, al desempeñarte en un área “de hombres”. Es decir, te posicionás como mujer en las artes, en la electrónica, e incluso en la academia, que también ha sido históricamente un espacio de gran discriminación.
¿Cómo ha sido para vos la faena de conseguir visibilizarte, posicionarte, darte tu propio lugar? ¿Cómo te sentís? ¿Has tenido experiencias de discriminación? ¿Tenés objetivos artísticos abiertamente feministas o de búsqueda de equidad?
Como artista y como mujer tengo una posición y una responsabilidad feminista que no puedo ignorar. Es necesaria la constante búsqueda de equidad. En ámbitos donde he notado que no se tiene en cuenta la cuestión del género, yo siembre la he marcado. Son épocas de cambio, y es el momento de no dejar pasar las cosas que siempre pasaron.
En el ámbito de las artes electrónicas he tenido experiencias de discriminación, protagonizadas por “dinosaurios del conocimiento” que no admiten ni toleran horizontalidad de género. Es una lástima que pasen estas cosas, porque siguen pasando y con mucha frecuencia en concursos, conferencias, planteles y equipos.
Debemos estar muy atentas a este tipo de violencias para marcarlas, ser sorora y visualizarlas.
¿En qué proyectos artísticos estás trabajando actualmente? Detallanos sobre ellos: de qué tratan, qué buscan, en qué etapa de progreso están.
Desde hace un tiempo vengo investigando y desarrollando nuevos materiales compostables capaces de reemplazar al plástico. Como artista y persona responsable de mis acciones en mi temporalidad presente, me interesa poder crear mis propias materialidades.
Estoy trabajando con biotextiles de yerba mate y coqueteando con la moda, aunque no es mi deseo ingresar al mundo fashion. Hace poco fui parte del 3D Fashion Week, con una marca que generé junto a mi pareja y compañero del colectivo Robotícula, sobre accesorios y prendas interactivas que proponen otras maneras de conocer el cuerpo a partir de materiales contemporáneos, pero a la vez ancestrales.
Me gusta trabajar con materiales que nos narren, que hablen de contextos, de historias y relatos sobre los localismos y sus habitantes.
Ana Laura Cantera, Flujos en retorno.
Tu trabajo discursa expresamente sobre asuntos que pretenden generar consciencia de nuestra relación con el medio ambiente y los demás seres vivos: cómo nos relacionamos con el hábitat, cómo impactamos en él. Obras como Parasitoides (que expone la incapacidad de disociación y la dependencia que la especie humana tiene con la naturaleza) y No eres perenne (una representación de la desnaturalización del ambiente provocado por el ser humano a partir de la contaminación de sus recursos hídricos y la sobreexplotación de recursos naturales), lo dejan muy claro.
Me gustaría que nos comentaras sobre los propósitos generales y personales que tienes con tu obra. Y, para cerrar, algo que quisieras exponer sobre tu labor de artivismo ambiental electrónico.
Los propósitos siempre son múltiples y se expanden en cada momento. Muchas veces las obras aparecen como inquietudes sobre determinadas problemáticas, y algunos de los propósitos son sensibilizar, visualizar, indagar, cuestionar y poner en crisis.
En las últimas obras y proyectos en los que me encuentro, uno de los propósitos principales es cuestionar las materialidades mutables y todo lo que ello implica: cómo repensar las obras desde ese lugar procesual, evolutivo, horizontal, y cómo se van generando enlaces intermundos/intercampos/interespecies.
Ana Laura Cantera, Paisajes metamórficos (en coautoría con Laura Palavecino).
https://www.analauracantera.com.ar/
https://www.instagram.com/analauracantera/
Camila Juárez: Poéticas de la disidencia
“Guatemala cuenta con un superejército cuya presencia se siente en todas partes, hasta en los recreos de los colegios. Un ejército, un cuerpo de antimotines, policía nacional y policía de tránsito; todos símbolos de un poder ejercido sobre el pueblo. Por eso es tan importante contraatacar con humor e ironía”.