Al tanto de mi peste a muerto

Con motivo del año que llevamos de Covid-19, Hypermedia Magazine ha despachado las siguientes preguntas a un amplio grupo de escritores cubanos:

1) ¿La pandemia ha modificado sus hábitos y/o métodos de escritura? ¿De qué modo?

2) ¿Han variado este año sus hábitos de lectura? ¿Ha leído más? ¿Ha leído menos?

3) ¿Cuáles han sido las lecturas (títulos, autores, plataformas) más reveladoras durante esta pandemia?

4) ¿La nueva situación global le ha inspirado algún proyecto literario?

5) Cuéntenos cómo es actualmente un día en su vida de escritor(a).

Compartimos con nuestros lectores los mensajes que retornan a nuestro buzón.




1.

No precisamente los hábitos, ni los métodos, que no creo que tenga alguno. Yo diría que lo que ha cambiado es eso que por acá llaman mood (algo así como estado de ánimo). No dejan de ser angustiantes los reportes constantes de las cifras de muertos, las historias individuales de las tragedias individuales.

Pero, por otra parte, la realidad es que hay una buena cantidad de personas que están actuando como si quisieran tirar sus vidas —y las de los demás— por la ventana. Todo esto me resulta terrible y al mismo tiempo divertido. Sin necesidad de filosofar, la vida humana me ha parecido siempre un absurdo, si es que no —Piñera mediante— “una broma colosal.”

Así, de pronto, en medio de la pandemia, empecé a postear “aforismos” en Facebook en los que me río de mí, de todo el mundo, de la vida, y le rindo un merecido homenaje a la autora de nuestros días: la Muerte. Lo asombroso para mí —y que disfruto— ha sido la complicidad que establecido con viejos y nuevos amigos a través de esos desmadres.

No sé si esto también sea una respuesta a los serios problemas de presión alta que estoy teniendo, y que —sin exagerar— a veces me ponen ansioso sobre si podré o no terminar el libro en que trabajo. Lo que sí puedo asegurar es que estoy escribiendo al tanto de mi peste a muerto.


2.

Ni el volumen, ni la intensidad de lectura han variado. Sigo leyendo mucho, y me he acostumbrado a la idea de que no tengo ningún control sobre mi disco duro. Tiene vida propia, funciona hasta cuando duermo. Esto, naturalmente, no ayuda a mi presión arterial, que se desmanda con cualquier cosa.

Eso sí, estoy viendo ópera como nunca. Y mucha música. De todo: el Benny, Celia, Sindo, Matamoros, Vivaldi, Wagner, Mahler, Chabela, y el tango (mucho de Adriana Varela). El tango me devuelve a mi padre, y me da esos tirones en la carne que solo un buen tango te puede dar (a mí por lo menos).


3.

Mi respuesta te hará reír: Fidel Castro. Nada me ha resultado tan revelador para comprender el castrismo como leer, con el mismo cuidado que a Martí, a Fidel Castro. Con el inconveniente, claro, que en el caso de Castro es como tomar un purgante. Martí fue un escritor, y en mi opinión fue sincero. Castro fue un perfecto demagogo.

Pero no estoy leyendo solo a Castro. También a Chibás, Bárcena, Levi Marrero, Mañach, Portel Vilá, Marinello. Fidel Castro no salió de la nada. He ido creando un archivo tan amplio y variado como el que hice para Martí. Fifo tuvo un odio profundo, racista, por Batista. Y estoy rastreando ese racismo, que culmina en Castro —“Batista fue nuestro Hitler”, tuvo el valor de decir— pero no comienza con él.

¿Ves la necesidad de la música?



4.

Mi respuesta a la última pregunta abarca esta, ¿no?

Solo voy a agregar que los sucesos alrededor de MSI y 27N, junto con los de otros en Estados Unidos —el Trumpismo, BLM, etc.— han sido catalizadores de mi trabajo actual.

Mi interés en el racismo cubano como una de las formas de expresión más fuertes de la identidad nacional es central, no periférica, al racismo de Estado de Castro. Leo a Castro como la encarnación misma de la institucionalización total, totalizadora, del racismo de Estado. A mí modo de ver, bajo el castrismo continuaron prosperando los racismos que conocíamos —el que discriminaba al negro, a la mujer, al homosexual, al oriental—, pero Castro, además, añadió una nueva raza: la raza revolucionaria. Incluso en términos biológicos: el que no tuviera sangre, genes revolucionarios —dijo en 1980— no tenía nada que hacer en Cuba.

Ese racismo nuevo, inédito, se expresó también en políticas segregacionistas: los campos de trabajo de las UMAP, así como la prohibición expresa de que homosexuales y religiosos de pudieran desempeñar determinadas profesiones, trabajar con jóvenes, y hasta representar a Cuba en el extranjero.

Ese es mi proyecto: abrirle la panza a ese racismo.



Francisco Morán.


5.

Muy simple. Mike (mi esposo) y yo nos despertamos alrededor de las 8:00 a.m. Desayunamos. Yo tomo dos tazas grandes de café y me como un pan con queso crema. Luego de asearnos, salimos a dar nuestra caminata habitual. Vivimos en Nueva Orleáns, y aquí por lo menos la gente es muy cuidadosa, y por la mañana no hay mucha gente fuera. La ciudad es bella, así que lo disfrutamos.

Caminamos alrededor de una hora y regresamos. Entonces me cambio de ropa, me pongo cómodo, y a la computadora. Entre el tiempo que le dedico a leer y a escribir, paso unas cuatro horas seguidas. Me gusta tener a mano el tequila, el coñac y el ron. A veces los combino todos: es el huracán.

Tomo un break para escuchar música o ver una película. Todos los días, a las 2:00 p.m., me tomo religiosamente la presión. Leer a Castro me la pone a mil, y como lo hago con goce y rabia… Imagina esa combinación.

Antes de cenar, una ducha caliente. Un buen chocolate no puede faltarme. Cenamos, y a ver televisión: alguna película o serie (buena, regular o mala). De todas maneras, siempre me encuentro leyendo entre líneas.

Si me pides que recomiende alguna película, se me ocurren dos:

Rose Island: ¡Es genial! Está basada en la historia real de unos italianos que construyeron una plataforma fuera de los límites de las aguas territoriales, y luego solicitaron a la ONU el reconocimiento de su independencia.

The Intouchables (francesa): Hay que verla. Eso es todo.

Series, disfruté mucho dos de Noruega: Borgen y Rita. Ahora estamos viendo Lupin.

Si consigo llegar al domingo, me premio con absynthe (ajenjo). Tengo todo para el ritual. Casal conmigo. Ahí no entran ni Martí ni Castro. Solo Casal: en esos momentos en que lo leo, mientras disfruto el ajenjo, nos une el hada verde.

¡Qué muerte esa, la de los domingos! Créeme, no es fácil arrancarme de ahí.




Ena Lucía Portela

La más ermitaña de las escritoras cubanas

Ena Lucía Portela

Ahora que se divisan vacunas en lontananza, acaso una candileja al final del túnel, he regresado con energías renovadas a mi novela en proceso, cuasi lista desde los tiempos inmemoriales. Ya no me atrevo a anunciar que la daré por concluida en el transcurso del presente año. Ay, amiguitos, si solo dependiera de mi voluntad…





Print Friendly, PDF & Email
8 Comentarios
  1. Para Francisco Morán: Nos alegra mucho a Raúl y a mí tus éxitos como escritor, como persona, en tu vida en general. Gracias a internet sabemos algo de tí. Acabamos de ver una foto tuya en HyperMedia Magazzine, creo yo. También supimos de tu boda. Muy bien. También nosotros
    No entendemos tu distanciamiento, pues te tenemos gran cariño y aprecio. No hemos dejado de quererte y de apreciarte. Por favor, dinos el porqué de tu distanciamiento, danos esa oprtunidad. de saber al menos el porqué. Recordamos los tiempos en la calle Lagunas 160 en Centro Habana, cuando eras profesor muy cerca en la calle Manrique. Después no.se. o no recuerdo. Dejaste de estar de profesor? Raúl y yo tenemos 142 años en total, 71 cada uno. No queremos morirnos, ni perder la mente antes de darte un abrazo. y de paso a tu esposo. La amistad de Raúl y mí ya tiene 46 años, cuando teníamos 25 años. Ya nos jubilamos en Madrid. Raúl por adelantado porque le dio un fuerte infarto del corazón. Yo, Armando, a los 69 años. Mi madre falleció hace un año, 3 meses y 14 días. Inaceptable, me siento muy pequeño, de 5 años, frente a la realidad de no tenerle aún con el Alzheimer que padeció 10 años. Estamos viviendo en Madrid cerca de mi hija Jany y en una casa grande que compramos en la provincia de Cuenca, un pueblo a 128 km de Madrid. Por favor, escríbenos, llámanos por whatsaap. Vengan a pasar unos días a España en nuestra casa. Nuestros correos son faustoca15@gmail.com. Teléf. +34 606832367 Fausto Raúl Díaz Dorado, lo que no le gusta lo de Goethe. Mis datos Armando Benigno Jorge Alvarez teléf. +34 616749254 abjorge13@gmail.com Un abrazo,

  2. Francisco Morán: Muy interesante Al tanto de mi peste a muerte. Eres un gran escritor. Un abrazo, Raúl y Armando whatsaap+34 606832367 y whatsaap +34 616749254

  3. Francisco Morán: Muy interesante Al tanto de mi peste a muerte. Eres un gran escritor. Un abrazo, Raúl y Armando whatsaap + tres cuatro seis cero seis ocho tres dos tres seis siete y más tres cuatro seis uno seis siete cuatro nueve dos cinco cuatro

  4. Hola amigo Francisco Morán: No entendemos tu distanciamiento con nosotros. Te recordamos con mucho cariño, sobre todos aquellos tiempos de la calle Laguna en Centro Habana. Por favor, al menos explícanos el porqué no te comunicas con nosotros. Ya tenemos 71 años y estamos jubilados en Madrid. No queremos morior nimpoerder la mente sin antes darte un abrazo, tambén a tu esposo. Nosotros también. Hace 46 años, desde que teníamos 25 años. Un fuerte abrazo Raúl y Armando mas treinta y cuatro seis uno seis siete cuatro nueve dos cinco cuatro y mas treinta y cuatro seis cero seis ocho tres dos tres seis siete

  5. Hola amigo Francisco Morán: No entendemos tu distanciamiento con nosotros. Te recordamos con mucho cariño, sobre todos aquellos tiempos de la calle Laguna en Centro Habana. Por favor, al menos explícanos el porqué no te comunicas con nosotros. Ya tenemos 71 años y estamos jubilados en Madrid. No queremos morior nimpoerder la mente sin antes darte un abrazo, tambén a tu esposo. Nosotros idem. Hace 46 años, desde que teníamos 25 años. Un fuerte abrazo Raúl y Armando

  6. FAUSTO RAÚL DÍAZ DORADO DICE:
    MAYO 30, 2021 A LAS 6:25 PMTu comentario está pendiente de moderación. Esto es una vista previa; tu comentario será visible cuando se haya aprobado.
    Hola amigo Francisco Morán: No entendemos tu distanciamiento con nosotros. Te recordamos con mucho cariño, sobre todos aquellos tiempos de la calle Laguna en Centro Habana. Por favor, al menos explícanos el porqué no te comunicas con nosotros. Ya tenemos 71 años y estamos jubilados en Madrid. No queremos morior nimpoerder la mente sin antes darte un abrazo, tambén a tu esposo. Nosotros también. Hace 46 años, desde que teníamos 25 años. Un fuerte abrazo Raúl

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.