Movimiento San Isidro (MSI): qué es y qué significa

¿Qué es?

Es la voz de la infracción oportuna. Es un gesto afirmativo que se emplaza sobre la urgente lógica del presente continuo y no en la añoranza irresponsable de una visión y perspectiva utópicas y futuras.

Es la eficaz y pertinente Movilización Social de las Ideas en el manejo efectivo de retóricas propensas a enfatizar otros modelos de vergüenza social y de convivencia pacífica.

Es una “performance nacional” que gestiona, en beneficio de la soberanía, la desobediencia civil y el nuevo contrato de relaciones sociales anclado en el bien común.

Es la intromisión intempestiva y desestabilizadora en el tejido de las narrativas monologantes y autárquicas a favor de la polifonía.

Es el ejercicio sistemático de acciones que organizan los registros de la mirada expectante sobre las ruines maniobras punitivas del totalitarismo.

Es la indagación frontal en las heridas de una narración cultural que solo ha conocido las tácticas de la represión, la coacción, el castigo y la violencia fáctica y simbólica.  


¿Qué hacen?

Gestionan mecanismos estéticos y retóricas persuasivas basadas en acciones de carácter irreverente e interpelante que mezcla, de manera efectiva, el discurso del arte con las estrategias enfáticas y erosivas del activismo político.

Defienden la generación permanente de espacios cubistas y poliédricos en los que la ciudadanía pueda actuar con arreglo a sus propias ideas, a sus principios y a su vocación deliberante y emancipatoria.

Buscan solventar, desde la agitación y escrutinio de los esquemas ortodoxos y excluyentes, sui generis modelos de cultura activa que reinventa el papel del artista/activista/pensador y los roles del arte y de la cultura dentro de la estructura social, señalando las fallas de una narrativa orquestada sobre las demandas del totalitarismo, el vasallaje y la violencia.

Promueven una masa de gestos críticos poderosos centrados en el cuerpo y en la voz entendidos como los nodos fundamentales de una narración libertaria que asume lo contestatario y lo confesional a manera de reacción afectiva con las circunstancias inmediatas; también con la historia.

No les preocupa la dispensación de un registro objetual-verificable que les garantice los pactos deseados por muchos con los gatillazos de la legitimación y las desgastadas nociones de aura. Sus registros se traducen en enunciados de emancipación y de rebeldía que se apoderan del ágora y del derecho de decir y de disentir. La acción revulsiva rebasa la producción fáctica, el gesto subversivo desbanca la autoridad de la retórica panfletaria, la denunciarevoluciona el lugar del silencio. Les importan más el ser en su autonomía que el deber ser tan del gusto de los ensayos estériles y de los protocolos totalitaristas. El cuerpo, la voz, la acción se convierten en los principales instrumentos de su gestión (e interacción) cívica.

Se enfrentan a los índices exultantes de la miopía concertada, a la ceguera instrumental y beneficiosa, a la censura feroz, a las artes del acoso y de las amenazas, a la construcción ficticia de legislaciones azarosas que le sirven al aparato represor para ejerce dolor, pena y castigo, se enfrenta al repudio un día tras otro, al terror y al miedo.


¿En qué se les convierte?

Se les convierte en el objetivo de las autoridades represivas, en el cuerpo del martirio y de la vejación, en la voz del escándalo y del desorden que merecen el castigo y el escarmiento radical.

Se les construyen casos y tramas terroríficas que redundan en sumarísimos juicios que arremeten contra todos los estatus de la legalidad, contra cualquier noción básica y elemental de los derechos humanos y contra cualquier paradigma de decencia y humanidad. Se les señala en el contexto de episodios criminales usando tácticas repugnantes que se sirven de la descalificación y del rebajamiento moral.

Se les convierte en una proyección corporal susceptibles a la intimidación y al acoso en tanto que maniobras coercitivas y reguladoras de la voluntad.

Se les convierte en un enemigo público del sistema, en un agente perturbador, en una suerte de identidad maldita que debe ser expulsada fuera de los límites del campo de la ciudadanía y condenada a habitar en el contexto de lo penitenciario.

Se les convierte en la variante de un virus letal, en el reducto fecal de una sociedad que es toda ella una cloaca.


¿A quiénes agrupa?

Agrupa un cuerpo estoico y militante que se alista en la honestidad, en la verdad y en la transparencia.

Agrupa a todas y cada una de las subjetividades que orquestan la anatomía de la euforia.

Agrupa, por tanto, a intelectuales, artistas, periodistas, activistas, académicos, cineastas, poetas, escritores, curadores y gente de barrio. Todo ello con la regencia importante del signo femenino y la inclusión de cualquier otra identidad que abraza lo humano y se aleja de los registros de probeta adictos a los enunciados heterosexuales, monogámicos y reproductivos.

Agrupa el cuerpo lateral que celebra en su misma dimensión ontológica el concierto de las razas y el placer de lo terrenal frente a los ideales del heroísmo y sus modelos en desuso.

Agrupa el cuerpo acrisolado, afacetado, poliédrico y barroco de la nación.

Agrupa a esos hijos y nietos de Guillermo Tell que dejan atrás el contén y la manzana que no existe para construir la historia, para fundar un país otro, para hacer valer lo que realmente importa.




Luis Manuel Otero

Carta en solidaridad con el Movimiento San Isidro

Hypermedia Magazine

Carta en solidaridad con el Movimiento San Isidro, ya con 650 firmas de artistas, intelectuales y académicos de Cuba, México, Argentina, Austria, Canadá, Colombia, Chile, Costa Rica, España, Venezuela, Brasil y Estados Unidos.