La COVID-19: una pandemia viral en tiempos virales, en tiempos de TikTok, de Instagram, de challenges, de una protoconectividad en la Cuba neocastrista y su Ley Azote; de surgimientos de nuevos imaginarios para nuevos colectivismos globales, de una China que sometió a su enemigo mediante el mercado y comprobó que la economía no trae democracia si no cuenta con un respaldo político y garantías de derechos y libertades mediante una República, que garantice igualdad ante la ley.
El confinamiento forzado, la pérdida de libertades a cambio de seguridad, los medios y su histeria, las agendas políticas, el grito totalitario de “¡Quédate en casa!”, las supuestas apariciones de delfines en Venecia, convertidos en el mejor argumento para aquellos que creen que el regreso al neolítico sería la salvación de la humanidad (sin embargo ese llamado a recuperar el Edén se hace desde un IPhone X. O, mientras pones en tu story el sticker Stay At Home y encargas comida por Uber Eat, porque parece que “todos deben quedarse en casa, pero algunos deben quedarse más que otros”).
Lavana
Cuba: ineficacia, represión, usar nasobuco, el neolenguaje, las colas, el pollo, la UNPACU, mi familia, el hospital con mierda, tres viejos cantan “La Internacional”, nosotros cantamos “Bajanda”, Libertad, Otaola, Contra-marcha, Ferrer, hambre, no agua, cacerolazo, agua, pinga, pipa, Clandestinos, el Rey del Reparto, Radamorfa soy yo.
Ni el Chulo es presidente, tampoco Díaz-Canel. La boda de Machi, el Noticiero Nacional de Televisión te describe como “la infame cabeza visible, la infame cabeza visible….”, sigo.
Mayami
Chapapote en las manos, en el pelo, en la ropa, en el balcón, en mi cama.
Mi sangre es de chapapote, marcada. Renegada por el sistema y por la todopoderosa comunidad artística. Antes de la cuarentena ya me habían confinado, me habían condenado a hacer arte sola.
La cuarentena ha cambiado muy poco mi producción artística, pero sí me ha obligado a desplazarme hacia determinadas lecturas, producto de nuevas inquietudes e interrogantes.
La limitante principal es la producción material: me cuesta trabajo encontrar chapapote, no puedo imprimir porque donde imprimo está cerrado, cosas como esas. Pero imagino que para todos es un excelente momento de reinvención.
Aguafiestas – Ana Olema.
La pausa
Sé que muchos sienten que esta paralización ha sido positiva, que nos lleva a una reflexión interior, que lleva a las familias conocerse nuevamente y mejor; sé que muchos dicen que esto ha sido bueno.
Perdonen aguar la fiesta. Las evidencias muestran otra realidad.
La violencia doméstica se ha disparado y, OJO, no solo hacia la mujer. La violencia doméstica en general: madres contra niños —desquiciadas entre las tareas y estar todo el día en casa—; niños deprimidos y desaprobando materias porque es imposible concentrarse; adultos contra los ancianos bajo su cuidado, y mejor no seguir porque la lista es larga.
El alcoholismo y la drogadicción es un tema crónico en esta cuarentena. Los negocios de ventas de licor a domicilio han hecho zafra.
¿Nos estamos conociendo mejor en familia?
Perdón, ¿alguien ha visto el nivel de conectividad a Internet? Si dividimos horas de datos y horas de vida, creo que a tu madre lo que más le has dicho es “Buenos días”.
Mi opinión es que Normal is Good, como reza la línea de ropa Yali Romagoza.
Si necesitamos una pausa, que sea con nuestras vacaciones bien programadas, y punto.
El arte
Creo que el arte político a nivel internacional seguirá siendo un centro de atención y debate, porque las agendas políticas no se han detenido; al contrario, se han vuelto más agresivas; además, pronto serán las elecciones en Estados Unidos.
El arte político ha caído en lugares muy comunes, en un facilismo pusilánime. No es el tópico lo que hace que una obra sea política, es la operatoria. En el activismo —incluso desde el arte— lo más importante es la denuncia, pero el arte político debe aportar una nueva dinámica, debe hacer política en sí, ser un dispositivo político, y además estar en armonía.
Este es mi pronóstico y que sufra Walter Mercado, que en paz descansa.
Aguafiestas – Ana Olema.
Man on the Moon
La televisión dando el parte diario de nuevos contagios. La gente buscando comida en colas cada vez más largas. Mi esposa averiguando dónde hay pollo para el niño. La angustia de saber que, por un buen tiempo, no veré a mi hija que vive en México. La incertidumbre de si me alcanzarán este mes los datos móviles para hablar con ella.