Diario desde este lado del charco

i. hace un par de días que salió en la vanguardia un artículo que anunciaba una exposición en hauser&wirth hecha en realidad virtual. la idea está en el ambiente, en estos meses un montón de galerías han aumentado su actividad digital. no sé si la virtual reality será realmente el futuro del arte, pero en todo caso sí creo que la epidemia cambiará nuestra relación con los nuevos medios.

…en general las noticias culturales de estos días son bastante desalentadoras: crisis económica para después de la covid-19, déficit presupuestario en las instituciones culturales, aplazamientos indefinidos de eventos y exhibiciones… ojalá y no sea así, y logremos encontrar algunas alternativas.

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ii. cerca de la casa hay un pequeño bosque (“un bosquecillo”, como le dice solveig); todos los días lo miro a lo lejos cuando me asomo al balcón. hace una semana —con el clima tan turbio que había— no me apetecía salir afuera, pero ahora que ha llegado definitivamente la primavera será un gusto hacerlo. sobre todo las aves están más animadas con el buen tiempo, la ausencia de actividad humana durante el confinamiento ha hecho que la naturaleza se perciba más. el paisaje sonoro que se escucha cobra una dimensión distinta sin los ruidos de la ciudad —salvo a la hora de los aplausos (las ocho), cuando aún no oscurece.

…la verdad es que me muero de ganas por salir al bosque, pero la cuarentena no nos lo permite.

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iii. se me hace raro pasar tanto tiempo en casa. no es que no me guste, sino que ya había perdido la costumbre. desde hace más de tres años viajo constantemente: jena, heidelberg, berlín, nueva york, bilbao, barcelona, la habana… conclusión, que he perdido la cuenta. los proyectos me obligan a estar largo tiempo fuera, y entre una cosa y otra llevo rato sin pasar más de tres meses seguidos en madrid. el viajeteo es emocionante, pero a la larga cansa: te da la impresión de no pertenecer a ningún sitio; y sin embargo ahora, que llevo desde febrero sin viajar, se me hace un poco raro.

…quizás debiera concentrarme en el lado positivo: el confinamiento me obliga a no procrastinar, a estar frente al ordenador todo el tiempo y trabajar en mis proyectos personales sin la presión de los deadlines. es lo que le decía el otro día a heidi: por un lado la imposibilidad de salir agobia un poco, pero por el otro sientes que ahora aprovechas más el tiempo. es una mezcla extraña de sensaciones.

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iv. en febrero estábamos todos en madrid: leandro, raychel, llópiznovo, benjamín… en fin, un montón de colegas. habíamos coincidido por ARCO y andábamos de fiesta, compartiendo cigarros, cervezas en el mismo vaso, y probablemente ya con el coronavirus circulando en la ciudad. nadie lo sospechaba, nadie lo tomaba entonces en serio. la cosa se puso fea después, cuando fue evidente que las cifras de contagiados y muertos subían a ritmo exponencial; pero en ese momento no lo sabíamos.

…recuerdo que antes de que la mayoría se regresara a cuba, decidimos encontrarnos en el retiro. era una reunión informal, si se quiere común, pero en los ánimos de todos había mucho optimismo. fue bonito. esa noche acordamos también hacer una fiesta con los que vivíamos en madrid, pero ahí llegó el aislamiento y el estado de alarma.

…todavía estoy esperando esa fiesta, creo que ahora significará otra cosa.

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v. lo que me gusta de vivir cerca de un bosque es que no hay que planificarse tanto: bajas a la calle, das unos pocos pasos y ahí estás. como es un bosque pequeño va poca gente —no como al retiro, casa de campo u otros parques de la ciudad. generalmente lo que hago es ir a pasear allí cuando estoy estresado (para descompresionar). se ha vuelto ya una rutina. caminas y caminas, y el entorno en sí mismo ya te produce calma: el olor de los cipreses, la manera en que cae la luz a la hora del crepúsculo, los colores.

…hecho en falta esos paseos —sobre todo hoy que el día está tan bueno. ojalá y pudiera salir.

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vi. fernando me ha mandado un sticker bastante loco de díaz-canel. cuando le pregunté que cómo llevaba la crisis me dijo: “ahí, con mucho trabajo en el hospital”. cada vez que le hago esa pregunta a algún amigo médico me responden lo mismo. el personal sanitario es el que peor lo lleva, son los más expuestos y últimamente el riesgo de contagio entre ellos es mayor. la gente lo sabe, y quizás por eso en los países más afectados de europa, la solidaridad se ha mostrado de forma pública.

…todos las tardes, a las ocho, se escuchan los aplausos desde los balcones de la ciudad; comenzaron el primer día de cuarentena —la gente se lo compartió espontáneamente por whatsapp— y desde entonces no han parado. es un acto de apoyo a los trabajadores sanitarios y por eso es importante. es como el pequeño ritual de cada día, y una manera también de recordarnos que estamos todos en la misma nave.

…al parecer, en cuba se está aplaudiendo también por las noches, pero una amiga me escribía ayer que le han estado dando un matiz político al gesto —dice que así salió en el granma. es una pena, los médicos necesitan mucho de esos aplausos (deben ayudar al ánimo), pero cuando las cosas se politizan terminan siempre por desvirtuarse.

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vii. hoy se votará nuevamente la prórroga al estado de alarma y esta vez la oposición anunció que no apoyaría la medida; el ejecutivo había explicado que esa era la única herramienta legal para mantener el confinamiento y evitar así un repunte, pero ahora que la curva de contagios baja, parece que los partidos se han animado a jugar a la política de nuevo. lo que sucede es que como los derechos fundamentales son inviolables en cualquier democracia, el gobierno necesita declarar algún régimen de excepción para poder limitar la circulación: no se les puede impedir a la gente salir a las calles sin más, porque esto sería inconstitucional.

…es curioso cómo los distintos países han estado gestionando esta crisis desde el punto de vista político. mientras en estados unidos (“LIBERATE MICHIGAN!”, “MY BODY, MY RISK, MY CHOISE”) la posición del gobierno federal ha sido defender a ultranza la sacralidad de las libertades individuales, en europa la tendencia va más hacia la preservación del bien común. 

lo cierto es que entender la política no es cosa fácil, sobre todo cuando uno ha recibido una educación cero en cultura democrática. para colmo mi generación creció en un ambiente de marcada apatía política —e incluso algunos se declararon abiertamente apolíticos. después del período especial, muchos nos sumergimos en una burbuja personal de irrealidad: ese fue nuestro escudo. la actitud de la gente solo comenzó a cambiar más tarde, con el boom blogger, con porno para ricardo y los aldeanos. pero nosotros no, nosotros seguro estábamos ocupados en las cuestiones de la “alta cultura”, o en algún otro viejo problema estético del siglo xx.

…en fin, no sé por qué pienso en cuba ahora cuando hasta hace un rato lo que me preocupaba era la prórroga del estadode alarma. no creo que suspender la cuarentena de golpe sea una medida prudente, pero al menos estaría bien poder pasear por el bosque.

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viii. es sábado en la tarde y hamlet no me coge el teléfono, debe ser que no está para mi kemadera. voy a tener que llamar a lester o a abelito. en el último año todos han decidido marcharse de cuba (donosti, albarracín, basilea, miami). la cosa empezó más o menos después del 349, otro éxodo masivo de artistas e intelectuales —ya ni sé cuántas oleadas de estas se han sucedido— confinados ahora por la pandemia en distintos lugares del mundo. cuando vaya a la habana voy a tener que hacer amigos nuevos.

…creo que mejor le escribo a italo para que me cuente cómo le lleva el dialecto suizo-alemán. la paradoja, por extraña que parezca, es que ahora estamos todos más conectados.

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ix. despierto de golpe, he soñado —hace siglos que no soñaba. en el sueño estoy en el aire pero no vuelo, más bien caigo (no sé si de un avión o de dónde; no lo recuerdo). estoy en el aire, caigo, y no llevo paracaídas. es difícil calcular la velocidad: la tierra está allá abajo, bien lejos, y no hay ningún referente que me indique la intensidad del descenso. en definitiva eso no importa, el caso es que caigo y no llevo paracaídas.

…tengo que tomar una decisión urgente, activo el protocolo de emergencias. paso #1: extender brazos y piernas para hacerle la máxima resistencia al aire (activado). paso #2: permanecer lo más relajado posible, buscar una superficie blanda e intentar dirigirme a ella (al frente veo un lago; activado). paso #3: ponerme en posición erguida cuando esté a punto de aterrizar… pero no parezco estar avanzando, más bien el lago se va encogiendo poco a poco —desde esta altura, en vez de un lago ahora parece un charco. evidentemente se aleja. es raro, porque aún siento la aceleración de la gravedad y la presión sobre mi cara; además, sigo dejando las nubes atrás: por lo tanto no estoy ascendiendo, pero el charco se encoge más y más. todo esto dura solo unos minutos, o al menos esos pocos minutos es lo único que yo recuerdo de mi sueño.

… finalmente me decido a abrir los ojos. extiendo la mano y cojo el móvil: las seis de la mañana, demasiado temprano para trabajar y demasiado tarde para dormirme de nuevo. pero ahora recuerdo que ayer, mi vecina me escribió para decirme que el bosque lo habían abierto y ya se podía pasear en él. intento olvidar el sueño, no vale la pena pensar en eso. salgo de la cama y me visto. no desayuno, sencillamente abro la puerta de la calle y me marcho. el día recién comienza, voy al bosque.


Galería

Diario desde este lado del charco - Kiko Faxas.

Diario desde este lado del charco – Kiko Faxas.




Cuando estás inmóvil - Shaquille Renom

Cuando estás inmóvil

Shaquille Renom

Al principio fue difícil aceptar la realidad del encierro, sobre todo porque en este país todo se comporta como si fuera una gran ficción, pero con el paso de los días comenzó mi proceso de aceptación y aprendizaje.