Sobre todo, estoy haciendo trabajo de archivo. O al menos eso creo yo. Ordenando información. Muchas cosas de las capas de más abajo del raciocinio se alinean, se despliegan, resuenan, explotan…
El tiempo se ha vuelto una cosa rara para mí.
Alterno, de una manera muy juguetona y a la vez rigurosa, entre hacer trabajos más manuales, documentar alguna cosa, tomar una nota, leer – – – leer – – – leer. Y por placer, además.
Si de pronto todo cambiara tanto que amenazara lo que soy, sea lo que sea, al menos el trabajo está más organizado, sistematizado y divertido que nunca. Es una de las ironías del aislamiento para mí: he aprendido a valorar el tiempo y no me siento tan angustiado, me embullo bastante…
Trabajo de archivo – Julio Llópiz-Casal.
Uno de los proyectos en los que estoy trabajando se llama Una vida animadísima. Lo empecé hace como dos años. Son una serie de fotos propias, o solicitadas, y capturas de pantalla con mi teléfono, que luego intervengo con stickers y emojisdesde las mismas herramientas de edición del dispositivo. Uso lo que tengo a mano, me apoyo en lo que me tenga que apoyar y genero estas especies de stills de una película animada que no existe, o por lo menos no hasta ese momento.
Con este trabajo me interesa hacer comentarios culturales en general, pero de momento se despliegan sobre todo en el campo de las artes visuales y la cultura callejera y medial que se destila desde las redes sociales.
Me llama especialmente la atención el impacto que tienen estas imágenes en mi entorno inmediato. Las comparto sobre todo en mi Instagram (@juliollopizcasal), aunque también en Facebook.
Trabajo de archivo – Julio Llópiz-Casal.
De cara a lo que vivimos, lo que más sentido tiene para los artistas es defender una actitud. Está por verse aún cuán herido o cuán sabio se va a levantar el mundo de este embate. Las maneras de producir objetos artísticos, las maneras de ser un artista, van a cambiar y no sabemos cómo ni cuánto.
Por eso lo más sensato será conservar las esencias personales, los intereses ante la producción simbólica. El día de mañana las ideas de pintura, por ejemplo, o de performance, o de ready-made, pueden ser cosas rarísimas y nuevecitas, y por tanto hay que estar dispuesto a aprender a trabajar esas nuevas tierras. Y los abonos para esas tierras serán aquellas esencias.
Trabajo de archivo – Julio Llópiz-Casal.
Severo Sarduy: “Marcel Duchamp, John Cage, Octavio Paz: se trata de imitar a la naturaleza. Pero, por supuesto, no en su apariencia —proyecto del realismo ingenuo—, sino en su funcionamiento: utilizar el caos, convocar el azar, insistir en lo imperceptible, privilegiar lo inacabado. Alternar lo fuerte, continuo y viril, con lo interrumpido y femenino. Teatralizar la unidad de todos los fenómenos. Olvidar el resto, pero no hay resto”.
Cibersociedad, I love you
Mi perseverante autoaislamiento comenzó en 1972, cuando tenía 11 años de edad. En paralelo a un enquistamiento insular, ya que por muchos años a los cubanos se nos prohibió viajar a otros países, es decir, fuimos sometidos a una cuarentena de fronteras sin piedad y sin nasobuco: un castigo sin culpabilidad.