Nuestra propia ‘Operación Dignidad’

El 31 de enero, un grupo relativamente numeroso de familiares y acompañantes de las personas presas por motivos políticos nos reunimos en las inmediaciones del Tribunal Municipal de Diez de Octubre, donde se celebraba juicio a 33 participantes de la masiva protesta del 11 de julio. Entre los juzgados, presuntamente relacionados con los sucesos en Toyo y a quienes se les imputa el delito político de sedición —contra la Seguridad del Estado—, se hallaban seis menores de edad al momento de su detención. 

El encuentro, casi todo en el parque Juan Delgado, fue pacífico y dentro de los límites de la ley. Sin embargo, la jornada se caracterizó por el asedio de la policía política, despliegue de militares y paramilitares, y cortes selectivos de Internet. Sobre las 4:00 p.m., ante la imposibilidad de acercarnos a los camiones-jaula donde transportarían de vuelta a los manifestantes a sus centros de reclusión, y luego de una conversación estéril con dos agentes policiales, fue movilizada una numerosa brigada de uniformados y civiles bajo órdenes del Ministerio del Interior (MININT) a nuestros gritos de “Libertad” y “Son héroes”. Quince personas, entre ellas una joven de 18 años y una anciana de 76, fuimos arbitrariamente detenidas y, algunas, amenazadas en los interrogatorios con los agentes de la Seguridad del Estado.

A continuación, reproduzco fragmentos de conversaciones informales que sostuve con familiares de varios manifestantes horas antes de que tuviera lugar la protesta del 31 de enero; la primera y única —hasta la fecha—, que ha sido protagonizada por familiares de los manifestantes del 11J. Si bien estos diálogos fueron grabados con la intención de ser fuente de investigaciones en curso y de textos de otra naturaleza, la respuesta de la policía política ante el carácter pacífico de nuestra presencia allí y la campaña de descrédito en los medios de prensa estatal, como los testimonios quehan sido sacados a familiares y personas en detención a través de la intimidación o la manipulacióny trasmitidos en los medios oficialistas, me animan a hacer públicas estas declaraciones. 

Todas las personas involucradas han dado su consentimiento para ser grabadas. Asimismo, respeté el anonimato de quienes lo solicitaron, al ser notificados sobre la publicación de este texto, mayormente por el temor a ser hostigados por la Seguridad del Estado. 



A.M. Los que estábamos afuera

María Celia Aguilera García: Yo soy la mamá de Luis Armando Cruz Aguilera, manifestante del 11 de julio. Está preso en el Combinado [del Este]. Hoy empezó su juicio, me le piden 18 años, injustamente. No nos dejaron acercarnos al Tribunal, nos mandaron a una cuadra para que ni miremos para allá. Esto está rodeado de policías. Nosotros queremos libertad, libertad para los manifestantes del 11 de julio. Es injusto lo que están haciendo con ellos, injusto. Convoco, por favor, a los familiares, a las madres. Vamos a ponernos de acuerdo, a hacer una caminata, algo. Dejen el miedo que, de todas formas, les van a echar los años esos. Por favor, se los suplico. Patria y vida.

Yesenia Díaz: Soy hermana de Oscar Bravo Cruzata, preso en el Combinado del Este. Tiene una petición fiscal de 20 años, acusado de sedición. Desde muy temprano llegamos aquí, hay gran presencia policial. No nos dejaron acercarnos al Tribunal, nos trataron muy mal allí. Y estamos aquí exigiendo libertad y justicia para mi hermano y todos los manifestantes del 11 de julio. Ellos no han matado a nadie, no son delincuentes. Son jóvenes trabajadores; muchos, estudiantes. Exigimos libertad y justicia.

Camila: ¿Ustedes se conocían de antes o se conocieron aquí?

María Celia: Nos conocimos a raíz de esta situación. Ella me buscó y nos pusimos de acuerdo. Fuimos a la Sede [de las Damas de Blanco], a la Fiscalía. Nos hemos reunido en varias ocasiones y encontrado también en las visitas en el Combinado.

Camila: ¿Cómo es el ambiente en el barrio?

María Celia: Los policías no dejan de pasar, a cada rato van. Después que fui a la Sede, a la casa de Berta Soler, ellos no dejan de pasar. 

Camila: ¿Antes de eso, habían sido molestadas?

María Celia: A mí me mandaron una citación para el día 21 de diciembre. Me tuvieron desde por la mañana hasta las tres y pico de la tarde sin comer nada allá adentro, en un interrogatorio. [Me dijeron] que no me metiera en eso, que todo iba a salir bien, que si las Damas de Blanco, que todo eso era mentira. Al final, siento que me siguen vigilando a cada rato y molestando por teléfono. El teléfono me lo tienen pinchado también, incluso hoy no lo traje, por eso mismo.

Camila: ¿A qué se refieren cuando dicen que todo va a salir bien? 

María Celia: Que todo va a salir bien si el abogado hace buen trabajo. 

Yesenia: Cuando nosotras fuimos a Fiscalía a presentar la queja por el delito de sedición, siempre nos dijeron que la responsabilidad ahora es de los abogados. Esa petición es momentánea. Ahora el abogado tiene que hacer su trabajo, es el que tiene que rebajarle todos eso años.

María Celia: Hoy temprano, a primera hora, lo primero que me dijo el abogado fue: “¿Oíste el noticiero ayer?”. “No, para oír mentiras, no lo oí. ¿Por qué?”. “Porque dijeron que van a ser todos sancionados por sedición”. 

Camila: O sea, que no les van a variar el delito por el que les están juzgando… Para eso portarse bien y quedarse callada…

María Celia: No. Yo no me voy a quedar callada. Voy a seguir luchando por la libertad de mi hijo porque él no es un bandolero, no es un criminal y nunca ni ha tenido antecedentes penales. 

Yesenia: Además, todo ha sido muy engañoso porque, si te pones a pensar, conversando con las demás madres sobre las averiguaciones que hicieron, todas dicen lo mismo: todos los muchachos tienen lo mismo, ninguno trabaja, todos son delincuentes, todos se reúnen con elementos antisociales. 

Familiar de Duannis Dabel León Taboada: Así mismo es. Duannis en su vida ha dicho una mala palabra y le han puesto en el expediente que es un delincuente, que se faja con machete. Dijeron que no tiene vínculo social, o sea, que no trabaja, y él tiene su licencia, es barbero. Estudió, tiene 12 grado, trabajó en Suchel, en control de la calidad. Él tiene un expediente laboral, paga su licencia, tiene salón y ayudante y todo. 

Dijeron que hicieron la citación y la presidenta del Comité dijo que él era de lo peor del barrio. Y ella jura que en ningún momento dijo nada de eso, que tuvo la mejor opinión de él porque es uno de los mejores muchachos del barrio.

Yesenia: Mi hermano es trabajador del aeropuerto; un muchacho que no sale de la casa. Dijeron que no se relacionaba con las personas, cuando lo conoce todo el mundo.   

Camila: ¿Ustedes hicieron alguna gestión en el barrio para probar el comportamiento de sus familiares, propusieron que hicieran una carta firmada o algún otro tipo de documento…?

Familiar de Duannis: Por supuesto, la presidenta lloraba y decía: “Yo nunca dije eso, jamás yo diré que Duannis es así”. 

Yesenia: Nosotros somos del mismo barrio y todos los muchachos están siendo vendidos como delincuentes, cosa que no es. Cosa que nos molesta. 

Familiar de Duannis: Al principio decían que eran jóvenes confundidos. Ahora qué son, ¿jóvenes asesinos?

Camila: Por esas sanciones tan disparatadas una esperaría un delito de esa índole… ¿Cómo se los llevan a ellos?

Familiar de Duannis: No fue el día de la manifestación, sino dos días después, en la calle Armando, en Santa Amalia, de camino a la casa de la novia. Los que se lo llevaron, llegaron en carros particulares, tipo Moskvitch o Lada. Venían vestidos de civil. Le dieron muchos golpes. Lo llamaron: “Oye”, y le tiraron piedras. No estaba ahí, pero hay un video; quien lo tiene, no lo quiere dar. 

Camila: ¿Y cómo fue la participación de Duannis en la protesta? ¿A qué se aferran para pedirle esa cantidad de años?

Yesenia: Estos muchachos salen desde el Café Colón. Cuando se formó todo, todo el mundo salió para el Café Colón. Muchos porque lo sentían; muchos a mirar. Ahí había un cerco de policías. Lo digo porque yo fui y miré, buscando a mis hermanos, a ver si andaban por ahí. Las personas ahí estaban manifestándose, gritando “Patria y vida” y otras cosas. Los policías empezaron a echarle gas a la gente. Ellos fueron los que empezaron a tirar las primeras piedras y las personas, los muchachos, reaccionaron a eso. Entonces se formó una tiradera de piedras, de la policía para ellos y de ellos para la policía. El primer cordón fue ahí y, de ahí, siguieron hasta Toyo.

Interlocutor no definido: Igual que en La Güinera. 

Familiar de Duannis: Duannis nada más sale en un video con el nasobuco abajo, tomando agua. La única evidencia que tienen. Sale atrás de donde están virando la patrulla; pero él no sale tocando la patrulla. 

Yesenia: A todo el que está alrededor de la patrulla lo han acusado de todo. No se podía estar al lado de la patrulla.

Familiar de Duannis: Lo que más rabia da es todo eso que sacan, que no se sabe de dónde. Es que todo lo inventan…

Yesenia: ¿Qué investigación hicieron? Esos niños llegan ahí con cosas que no son. ¿Por qué tienen que llegar a un juiciocon cosas que no son? 

Camila: ¿Y ustedes pudieron movilizar vecinos…?

Yesenia: Por supuesto … Nosotros buscamos cartas del trabajo, del CDR. Pero esa información no fue cambiada, ellos llegaron al juicio con eso así. Eso yo lo dije en Fiscalía, pero me dijeron: “El abogado es el que tiene que demostrar que todo eso es mentira, con los testigos, con la documentación que tiene”. 

Camila: ¿Ustedes, los abogados de sus familiares, pudieron proponer testigos? ¿Quiénes son sus testigos?

María Celia: El abogado de Luis Armando, en este caso, me dijo: “¿Tienes algún testigo?”, y una que es del CDR está citada para el día 2. 

Camila: En el caso de Duannis, ¿quién viene? Yo insisto en esta pregunta porque, en un juicio anterior, un familiar me contó que el abogado que defiende el caso no presentó ningún testigo. No lo consideró necesario porque pudo presentar papeles del CDR para demostrar el buen comportamiento de la persona que sería llevada a juicio.[1]

Yesenia: En el caso de Oscar, vienen dos personas del CDR, entre ellas el presidente. Otra situación es que muchos, a estas alturas, aún están sin petición fical, como es el caso de mi otro hermano, Omar Bravo Cruzata, que está en Valle Grande. No lo acusan de sedición, sino de desorden público, atentado, desacato y daño.[2] A Oscar lo cogieron en su trabajo. Fueron al aeropuerto, el día 24 de julio. Le enseñaron una foto, gritando. A Omar lo llevaron el 27. El más chiquito [Omar] tiene una niña de un añito.

María Celia: Imagínate que en la primera visita la madre de ellos [Oscar, Omar y Yesenia] sufrió un infarto de lo mal que nos trataron allí. 

Yesenia: Ese mismo día en la noche… Y mi mamá es una mujer muy activa y fuerte. 

Camila: ¿Cómo son los días de la visita? ¿Asignan agentes de la Seguridad del Estado para que estén cerca de las familias? ¿Les permiten reunirse y conversar entre varias?

María Celia: No, no en nuestro caso. Pero este viaje, cuando yo llegué el día 6 [de enero], me dijeron: “Quédese ahí a un lado, enseguida viene el reeducador a atenderlos, que ellos son Operación Dignidad”. Yo pregunté qué era eso y me dijeron: “Los tirapiedras”.

Familiar: Cuando a mí me entregaron el documento [RESERVADO], lo estaban acusando por propagación de epidemias, desorden público, atentado y daños. La que viene de testigo es del CDR, ella va a poder dar una buena recomendación, aunque, de por sí, ya tiene buena verificación.  

Yesenia: Mis dos hermanos tienen muy mala y, cuando mi mamá fue al CDR, le dijeron: “No, si nosotros hablamos muy bien de ellos”. Pero, aparte, ¿a quién se le ocurre? Cuando tú vas a entrar al aeropuerto a trabajar, te investigan, te hacen seguimiento. ¿Tú crees que, si mi hermano fuera un delincuente, lo hubiesen aceptado? Mi otro hermano trabajaba en un restaurante que estaba cerrado por el lío de la COVID-19. Es cuentapropista. 

Familiar: A mí Dios me tiene que dar mucha fuerza y [RESERVADO] portarse bien allá adentro. Yo espero que no le echen [tantos años], si no hizo nada como para eso. 

Yesenia: Para mí, lo que hicieron todos no fue nada del otro mundo. Y la violencia que hubo la generaron ellos mismos. 

Familiar: A mí [RESERVADO] me lo dice, que todo estaba bien. En la línea del tren, cuando empezaron a tirar spray y piedras, entonces el pueblo se reviró. Yo le dije: “Pero así mismo tú lo dices en el juicio”. “Por supuesto”. Le pregunté cuántos videos le habían enseñado. [Me dijo que] tres. “No puede aparecer ni un cuarto, ni un quinto; el cuarto que aparezca tú ahí mismo lo dices, que es un montaje”. 

Camila: Lo que ha sucedido en otros juicios, según me han contado los familiares, es que los videos los han editado: en el momento en que deben escucharse los tiros de la policía, les han puesto música de fondo…

Yesenia: Eso mismo nos ha estado diciendo el abogado: “No, no nos han dado los videos porque los están editando”. ¿Cómo van a editar esos videos?

María Celia: Aquí lo que hay es que unirse, en cuanto terminen el juicio, porque sí les van a echar todos esos años. Ya no hay más nada que hacer. Y yo soy su mamá. 

Familiar: Yo le pregunté: “Y si te preguntan en el juicio si te arrepientes, ¿qué tú vas a decir?”. “Yo no me arrepiento de nada”, así mismo me dijo. “Bueno, entonces para alante”. 

Yesenia: ¿Pero arrepentirse de qué? Tú tiraste piedras porque te tiraron. 

Interlocutor no definido: Eso es un montaje, ya ahí todo está hecho. Ahí hasta el abogado es por gusto. Uno se sacrifica para pagar el abogado para que ellos tengan a alguien que los represente; pero estos juicios son por gusto. Aquí todo se sabe desde antes. 

Yudinela Castro [madre de Rowland Castillo, uno de los seis menores juzgados ese día]: Dicen que los juicios están calientes, que los muchachos se están defendiendo durísimo.



P.M. Los salientes del Tribunal

Rolando Castillo [padre de Rowland Castillo]: Al principio querían hacer el juicio en una sala y nosotros teníamos que verlo en otra, a través de un televisor. “No, no, si es así, nos vamos. Nos vamos y pónganlo en la televisión, como hicieron con Ochoa, y todo el mundo viendo en su casa”, dijimos nosotros.

A la hora de declarar me pararon al lado y él habló. “¿Vas a responder algo?”. “No”. Y ya. 

Hasta ahora todos los muchachos están bien, unos se expresan más, otros menos. Son muchachos y vienen de un proceso de apretón. Ellos no tienen conocimiento de la masividad que hay aquí. 

A mí me fue para arriba un mayor y me dijo: “Tranquilo, deja que las cosas se desarrollen. Eso que tú tienes pensado, no habrá necesidad. Tranquilo, que como se está divulgando, la cosa no es así. Ya ha habido cambios”. Y yo le dije: “Brother, llámense ustedes a capítulo, porque esos niños están ahí porque nosotros somos los que estamos comiendo mierda, pero llega un momento en que ya. Ustedes tienen poder porque nosotros estamos comiendo mierda, las familias estamos comiendo mierda; pero cuando todo el mundo diga ya, ya”. En un momentico nos pusimos de acuerdo: “No va el invento ese del televisor” y tuvieron que bajar la guardia. Aquí estamos.

Camila: Yanaisy, ¿cómo viste a Brandon? 

Yanaisy Curbelo [madre de Brandon David Becerra Curbelo, uno de los seis menores juzgados ese día]: De lo peor, eso ahí es de lo peor. Ahí uno está pintado en la pared. Son niños, alante de toda esa gente. No saben qué van a decir, ni qué van a hablar… Les hacen la misma pregunta cien mil veces. Y ellos están en un puro nervio. 

Yenisey Taboada [madre de Duannis]: Un señor de los que declaró, de 57 años [Alexis Borges Wilson], me hizo llorar, con la experiencia de sus años. Porque él empezó a hablar desde la escoria, en la que él participó y hasta tiró huevos. Luego, en el año 94, esa escoria fue recibida en Cuba. Y fue hablando por etapas, a lo largo de la Revolución. Habló del día de su matrimonio, de que la noche en que se hospedaban en un hotel, cuando empezaban a disfrutar su luna de miel, llegó una delegación rusa y él y su mujer fueron expulsados, sin ninguna explicación. Su padre era del Partido, ciego, y en algún momento firmó un papel, sin ver, y cumplió una condena injustamente por algo que no hizo. 

Le dijo la presidenta de la sala: “¿Usted está de acuerdo en responder preguntas?”. “Todas las que ustedes quieran”. Y el Fiscal le preguntó por qué había participado. “Por todo lo que le estoy explicando. Esas son mis razones para gritar: ‘Libertad’, ‘Patria y vida’ y ‘Abajo Díaz-Canel’. La parte que ustedes no cuentan es que tiraron tiros. Al lado mío le dieron a una muchacha en el pie”.

La anécdota mayor es que todos debíamos ver el juicio a través de un televisor. Por suerte, todos hablamos el mismo idioma. Nos unimos, nos pusimos fuertes, no entendíamos. Vinieron a pasarnos la mano y todo, pero no entendimos. Yo dije: “Usted, por favor, me quita la mano de encima. No entiendo señor, no entiendo y no lo voy a escuchar”.

Rolando Castillo: Vamos a hacer una rueda y a tomarnos de las manos. Estamos aquí, unidos, en son de paz. No podemos aflojarnos ni bajar la cabeza. Cuando hay razón no se baja la cabeza, sin tener miedo a nada. Estamos aquí reunidos, por el mismo dolor y los mismos sentimientos. Si el destino fue unirnos así, que para bien sea. Fuerza, que somos todos iguales. No nos podemos rendir, este abrazo que sea grande. Este es un abrazo que tenemos que darnos todos. ¿Quién filma?




Minutos después de realizar la rueda, la segunda de la jornada —cerca de las 10 a.m., por iniciativa de otro familiar, se realizó una lectura de la Oración de Justo Juez—, carros patrulleros y de la Empresa de Telecomuniciones de Cuba (ETECSA) comenzaron a rodear el parque. Fue entonces cuando percibimos que algunos de los que estábamos ahí habíamos perdido la señal de datos. A la par, se hizo mayor la presencia de agentes de la Seguridad del Estado: Darío, Yordan y Denis —alias de terreno— fueron identificados entre ellos.

Horas más tarde, próximo a la culminación de la vista, familiares y acompañantes nos acercamos a las afueras del Tribunal. Dos agentes policiales insistían en dar orden y contraorden en relación con la distancia o el lugar desde donde nos era permitido presenciar la salida de los manifestantes. Queríamos que supiesen que estábamos ahí, que no estaban solos. Acatamos la orden de uno de los mayores. Sin embargo, 15 personas fuimos violentamente conducidas hacia distintas estaciones policiales. 

En la Oncena unidad (San Miguel del Padrón) estuvimos: 

  • Yudinela Castro,
  • Mileidys Rodríguez (acompañante de Yudinela),
  • Daniela Aracelis León Taboada (hermana de Duannis),
  • Melanie Lilian Rodríguez Taboada (hermana de Duannis),
  • Raisa Belkis Ortiz González (abuela de Duannis),
  • Lisandra de la Caridad González Ortiz (prima de Duannis),
  • Lilian Yudisleidys González Ortiz (prima de Duannis), 
  • Nélida Oleida Ortiz González (prima de Duannis),
  • Jose Núñez Rosell (familiar de Duannis),
  • Daniela Rojo (activista, en detención durante 24 horas), y
  • Camila Rodríguez (en detención durante 24 horas).

En la estación de La Lisa: 

  • Carolina Barrero (activista, en desaparición forzada durante varias horas).

En la estación de la PNR de El Cotorro: 

  • Arián Cruz (activista, conocido en redes sociales como Tata Poet),
  • Leonardo Romero Negrín (estudiante universitario), y
  • Alexander Hall (estudiante universitario).

En relación con la protesta, Yunaiky de la Caridad Linares, detenida en la prisión de mujeres del Guatao, fue amenazada con perder por seis meses el derecho a la visita y la entrada de la jaba.

Como consecuencia de su participación en la protesta y colofón a las presiones sostenidas por más de un año por la Seguridad del Estado, la activista Carolina Barrero fue condenada al exilio forzado. Desde el día 3 de febrero permanece en Madrid. 

Por otra parte, a Yudinela Castro se le amenazó con enviar a Rowland a una prisión en Guantánamo si continúa reclamando la libertad de su hijo. La separación entre familiares y detenidos es una práctica habitual denunciada por familiares de presos políticos, en especial por las Damas de Blanco, esposas, madres e hijas de los 75 presos de la Primavera Negra en Cuba. El 24 de febrero, Yudinela fue detenida y trasladada hacia 100 y Aldabó, acusada de desacato, presuntamente, por haber participado en la pintada de un cartel antigubernamental. Fue liberada el día de 10 marzo.

En el mismo centro de reclusión permanecen, también acusados de desacato, por las mismas razones, Mileydis Rodríguez, detenida durante la protesta del 31E, y su actual pareja, José David Hernández, activista del Movimiento Opositor Nueva República (MONR). Desde el 17 de febrero pagan el precio que en Cuba tiene la solidaridad. Mileidys y José han sido dos de los pilares fundamentales de Yudinela en la lucha por la libertad de Rowland. 

A la fecha de publicación de este artículo, se espera respuesta del Tribunal Popular Provincial de La Habana, en relación con la apelación al auto sin número del 3 de febrero, mediante el cual fue declarado no haber lugar a la solicitud de procedimiento especial de Hábeas Corpus presentado en mi favor, el 1 de febrero. Este recurso, aun a título personal, constituye un gesto de defensa no solo de mis derechos constitucionales, sino también del resto de los apresados durante el 31 de enero; así como de los detenidos durante manifestaciones pacíficas anteriores que han tenido lugar en la historia reciente de Cuba.




Nota:
[1] Este fue el de Yasiel Arnaldo Córdova, de 25 años, de la barriada La Güinera, acusado de sedición, con petición fical de 20 años de privación de libertad. A pesar de que su juicio ocurrió entre el 17 y 18 de enero, su sentencia no ha sido notificada.
[2] Oscar Bravo Cruzata tiene una petición fiscal de 11 años de privación de libertad.




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“La violencia nunca la puso el pueblo”

Orelvys Cabrera

“En todas las esquinas decían que Díaz-Canel y la Revolución ya no servían, que era una mentira, que hacía mucho tiempo que la Revolución tenía que haber acabado, que nos tenían sumergidos en la pobreza, que nos estaban matando. Y hablaban sin miedo”.