Orelvys Cabrera: Estoy atrapado, yo no escogí Rusia como destino

José María Heredia escribió su Himno del desterrado en 1825. Casi dos siglos después, a lo largo de las seis últimas décadas, miles de cubanos se han visto obligados también a escribir sus historias desde lo lejos. Niños, adultos, ancianos, han sido víctimas sistemáticas de un Estado y un Gobierno que los ha vomitado fuera de sus costas, fracturando familias, proyectos, vidas.

Algunos han sido secuestrados y expulsados; a otros se les ha negado el regreso al país donde nacieron; hay quienes han sido chantajeados; están aquellos que han necesitado huir ante una violencia (política, económica, social) que parece no tener fin. Asimismo, están los que han reprimido, los victimarios que terminan sus días en otras tierras. Pero, tanto para unos y como para otros, en menor o mayor medida, subsiste en todos ellos la añoranza por Cuba, por el barrio, los amigos, la familia, que quedaron atrás.

Recuerdo que cuando estudiaba alemán, la pregunta principal de una de las lecciones era: ¿qué significa Patria para ti? En aquel entonces me era muy difícil responder. Ahora, muchos años después, si alguien me pidiera alguna vez que resumiera Cuba en una palabra, diría éxodo.

Hoy Hypermedia Magazine conversa sobre este tema con el periodista independiente Orelvys Cabrera, atrapado en Rusia tras verse obligado a abandonar Cuba, debido a la persecución política por su trabajo como periodista.

¿Cómo y por qué llegas al periodismo independiente?

Llego en el 2017, luego de haber trabajo en medios estatales. Trabajé en la radio cubana desde los 18 años y poco a poco empecé a darme cuenta de la propaganda política que emplea el régimen para disfrazar sus mentiras a través de los medios.

Estudié Comunicación Social. Me gradué, me incorporé al mundo profesional, al mundo estatal y fui descubriendo todas las falsedades, todas las injusticias que cometía el régimen hacia el pueblo de Cuba, y del lavado de cerebros que hacen ellos, principalmente con los oyentes y televidentes que viven dentro de la Isla y que no tienen acceso a otros medios de información.

Llego al periodismo independiente después de haberme ido, de haber pedido la baja del mundo profesional cubano gracias a una plataforma que se llama Cántalo TV. Ahí había una revista que se llamaba Cuba primero, conducida por Susana Pérez y el youtuber Chucho del Chucho. Yo me presenté a una especie de casting que hicieron y me seleccionaron como corresponsal de la provincia de Matanzas. Ahí reportaba tres trabajos semanales, con historias cotidianas del cubano de a pie.

Después, Radioviva24, una plataforma en Internet, me dio la posibilidad de presentarle un proyecto de música underground de la Isla. Y comencé a realizar un programa de radio en esa plataforma que se llamó Cuba suena. En él entrevistaba e invitaba a jóvenes músicos que no eran reconocidos dentro de los medios cubanos, ponía su música y conversábamos sobre sus carreras, sus retos dentro de la Isla como músicos independientes. 

Y, por último, CubaNet, medio al que llego gracias a la periodista Camila Acosta, que también trabajó conmigo en Cántalo TV. Camila me presentó al equipo de CubaNet y empecé a colaborar con ellos hasta que ya me convertí en periodista oficial de esa agencia de noticias 

¿Para ti, activismo y periodismo deben ir de la mano?

Creo que cuando empiezas a hacer periodismo independiente al mismo tiempo te conviertes en un activista de Derechos Humanos porque, a través de tu cámara, de tu micrófono, de los textos que haces para la prensa plana, empiezas a denunciar las mentiras del régimen y empiezas a quitarle la careta al régimen a nivel internacional.

Te conviertes en un activista por los Derechos Humanos, en un opositor, porque vas mostrando la realidad y desmontando todo el circo de mentiras que ese régimen utiliza para vender al mundo una Cuba que no es real. Por eso es que creo que va de la mano.

Lo más triste de todo es que cuando empiezas a hacer periodismo te conviertes en un punto rojo para la Seguridad del Estado. Y comienzan a reprimirte, como mismo reprimen a los opositores, a los activistas. Y te limitan, enjuician, y encarcelan, al igual que les sucede a ellos.

Así que creo que sí, que va de la mano ser periodista independiente y ser activista dentro de la Isla.

A raíz de las manifestaciones del 11 de julio, estuviste en desaparición forzosa durante casi dos semanas y encarcelado más de un mes. No solo viviste tus propias experiencias, sino que compartiste las de otros detenidos también. ¿Qué historias te marcaron más a nivel personal y periodístico?

A nivel personal una de las anécdotas que más me impactó estando preso, el 11 de julio, fue ver a tantos jóvenes querer un cambio. Vi jóvenes que entre los 16 años y los 25 años hablar de periodistas independientes, de agencias de noticias independientes, de youtubers que hacen muchísimo trabajo a favor de la libertad de Cuba y me di cuenta de que el cerco informativo por más de seis décadas se había derrumbado gracias a la Internet. Y gracias a la convivencia con esos jóvenes aprendí que el cambio en Cuba viene de la mano con la generación de estos muchachos que están  presos. Esa es la generación del cambio; yo empecé a verlo de esa manera.

Descubrí el lado humano de ellos. Allá dentro nos hicimos una familia. Todos teníamos una meta y un sueño. La meta era salir libre y el sueño era alcanzar la libertad de Cuba. Nos hicimos una familia, al punto de que, cuando salimos los que pudimos salir, nos empezamos a visitar e hicimos una hermandad de amigos los que vivíamos cerca. Y lo segundo es que, los que salimos, seguimos haciendo por los que están dentro, nos convertimos en sus voces desde fuera para denunciar lo que estaban pasando y lo que habíamos pasado en ese lugar. 

Voy a ser sincero. Una de las cosas más bonitas y tristes a la vez que pasé, fue haber estado presente ese 11 de julio en el medio de una multitud, donde yo podía ver la alegría dibujada en el rostro de cada cubano pensando que ese día se acababa el comunismo en Cuba y que seríamos libres el día siguiente.

Fue triste lo que me tocó vivir, porque estuve 10 días en desaparición forzosa y más de 37 días apresado en un calabozo, bajo tierra. Pero me dio mucha fuerza, me despejó todas las dudas que tenía, me quitó la camisa del miedo que aún me quedaba y pude ver que la Seguridad del Estado ahora mismo tiene mucho miedo de la sociedad civil cubana.

¿Antes del 11J habías sufrido acoso político por parte de los órganos de la Seguridad del Estado? ¿Qué cambió después de tu liberación en agosto?

Antes del 11J ya la Seguridad del Estado sabía de mi periodismo independiente, de la manera que lo estaba haciendo. Sí, en varias ocasiones me citaron, pero para hacer el llamado trabajo sicológico que hacen ellos, que tratan de decirte que estás confundido, que la Revolución es buena, que gracias a la Revolución yo tengo el tamaño que tengo. Así me llegaron a decir muchas veces. O sea, antes del 11 de julio ellos en todo momento trataron de doblegarme de una manera inteligente.

Llega el 11 de julio; estoy preso, me torturan sicológicamente. Abusan de mis derechos como cualquier ser humano,  porque me ponen a vivir en condiciones infrahumanas, me ponen a dormir durante 37 días en un piso, en un espacio reducido, con diez hombres enfermos y sin asistencia médica, con personas con coronavirus a mi alrededor.


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Orelvys Cabrera el día que llegó a la casa después de ser liberado de prisión.
Durante su encarcelamiento bajó aproximadamente 30 kilogramos de peso.


Pero después del 11 de julio mi vida se convirtió en una pesadilla porque tenía vigilancia en la esquina de mi casa, me limitaban la circulación por la ciudad, me amenazaron de muerte en dos oportunidades, me llamaban y me citaban a cualquier hora para presentarme en la estación de policía de Cárdenas, la ciudad donde vivo. Los vecinos empezaron a darme la espalda, muchos dejaron de hablarme, me botaban literalmente de sus casas. O sea, mi vida cambió después del 11.


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Citación oficial a Orelvys Cabrera.





Audio de la citación.


Creo que la represión contra mí se aumentó después del 11 porque ellos me lo dejaron bien claro: yo me estaba convirtiendo en un opositor en potencia y había que pararme a las buenas o a las malas. Fue una de las frases que usaron en ese último interrogatorio conmigo. La usaron de esa manera y trataron de vincular a mi familia, a la familia de mi pareja en toda esta situación de mi activismo y mi periodismo independiente. 

¿Alguna vez habías pensado en irte? ¿Qué te impulsó a tomar la ruta del exilio?

Yo tenía dentro de mis metas salir de Cuba, pero nunca pensé salir de la manera que me tocó salir. Yo siempre tuve entre mis metas aplicar a una beca de estudios, a un contrato de trabajo, en el mundo periodístico en este caso; pero nunca pensé que lo haría forzado. Eso de verdad nunca pasó por mi mente; eso nunca estuvo dentro de mis prioridades. 

Y quiero decir algo, tanto yo como mi pareja estábamos en un proceso de reclamación familiar para los Estados Unidos, el cual tuvimos que tronchar y salir, porque ya estábamos inseguros en Cuba.

¿Qué me impulsó a tomar la decisión del exilio? Verme inseguro. Ver que conmigo estaban hablando seriamente, que me iban a encarcelar con un expediente de más de siete causas, que cuando calculé todas las causas a través del Código Penal, me cabían de treinta a cuarenta años de privación de libertad. Ver a personas que se acercaron, mandadas por la Seguridad del Estado, a amenazarme a muerte. Hay una persona que se me acercó días después del 12 de noviembre, en la calle, y me dijo textualmente: «Lárgate de Cuba». Me enseñó una arma blanca que tenía debajo de su pulóver y me dijo: «Lárgate de Cuba, porque esta Revolución se conquistó con el filo del machete y la vamos a preservar si es necesario con el filo del machete».

Ahí me di cuenta de que no estaban jugando, que querían que me fuera de Cuba y que si no me iba de Cuba algo me iba a pasar. También amenazaron a mi pareja con prohibirnos la salida del país, y con no permitir la entrada a Cuba de su mamá que hace diez años vive en los Estados Unidos. Me di cuenta de que no estaban ya citándome para tratar de que yo dejara el periodismo independiente. Todo lo contrario, me estaban citando y me estaban presentando el próximo paso maquiavélico que iban a tomar conmigo, que iban a ser todas estas amenazas que me hicieron. Quizás matarme, quizás mandar a que me asesinaran, quizás encarcelarme por más de treinta años.


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Orelvys Cabrera reportando para ‘Cubanet’, durante las protestas del 11 de julio de 2021, en Cárdenas.


No fue una cobardía haberme ido de Cuba. Primero que todo, emigrar es un derecho de cualquier ser humano. Yo lo hice, porque creo que soy más útil fuera que dentro de una prisión en la Isla. Creo que desde fuera, cuando llegue a un país seguro, porque  estoy ahora mismo en un país inseguro, puedo desarrollar proyectos informativos a través de las propias plataformas sociales, porque las plataformas sociales fueron el despertar del pueblo cubano. 

Yo me veo, yo me visualizo en un país seguro con un show para la Internet; o sea, estoy hablando de un canal de YouTube con un show, hablándole a los jóvenes cubanos. Me visualizo así, siendo un líder para los jóvenes cubanos, despertando aún más las ganas de libertad que tienen, gracias a mi mensaje en las redes sociales. 

¿Qué representó para ti, a nivel familiar, esta decisión?

Esta ha sido la decisión más difícil que yo he tomado y cada vez que hablo de ella se me aguan los ojos. Porque yo sé que salí de Cuba, pero no sé cuándo pueda regresar. Ojalá sea mañana, ojalá sea pasado mañana. Pero mientras en Cuba esté la dictadura, mientras en Cuba esté ese aparato represivo yo no puedo regresar más. 

Yo no sé si mi familia me pueda volver a ver, yo no sé si volveré a ver más a mi familia. Pero ellos me dejaron bien claro que preferían verme a través de la pantalla de un teléfono, antes que tener que ir a una prisión a llevarme una jaba, antes de tener que saber que estaba detrás de unos barrotes siendo torturado, humillado.

Todavía no me creo que esté aquí. Creo que estoy viviendo el dèja vu de una vida pasada; pero cuando tienes el apoyo familiar, esta decisión se toma un poquito mejor. Porque cuando tu mamá o tu papá te dicen: «Prefiero que te vayas antes de que te asesinen. Prefiero que te vayas antes que tengas que estar pagando cárcel por gusto por más de treinta años», te están diciendo en un mensaje subliminal que lo que tú hiciste ellos lo apoyaron. Y eso me dio fuerza; esas palabras me dieron fuerza.

El día que estaba despegando el avión recuerdo que miré por al ventanilla, y pude ver claramente mi ciudad, mi barrio, que se veía, porque pasé por encima de Varadero, y lo que me vino a la mente fue: ¿volveré a caminar algún día esas calles? Pero también me vino a la mente algo muy bonito, fue como una imagen en la que me visualicé caminando por esas mismas calles entonces modernas, con carros modernos, con alegría en el rostro de los cubanos, porque me visualicé en una Cuba libre.


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Orelvys Cabrera y su pareja en el avión hacia Rusia.


Entre todas, escogiste la ruta más fría de todas. ¿Cuál es tu situación actual? ¿Has recibido algún respaldo por parte de organizaciones internacionales, activistas o la comunidad cubana en Rusia?

Cabe mencionar que no escogí Rusia, porque quise escogerla como destino. Era la única opción que tenía antes de que llegara enero de 2022. Mis represores me lo dejaron bien claro, que en enero me iban a regular la salida del país y llevar a tribunales con ese expediente; que yo estaba navegando en aguas profundas; que yo había logrado lo que pocos opositores habían logrado dentro de la Isla y que había que frenarme a las buenas o a las malas, porque me estaba convirtiendo en un opositor muy peligroso. Esas fueron las palabras textuales de los represores que ese día me interrogaron en el Centro de Operaciones de la ciudad de Matanzas.

Pero estoy en un país equivocado. Rusia es un país que limita las libertades. Rusia es un país homofóbico. Es un país muy frío, con un idioma totalmente distinto, con una cultura y una idiosincrasia totalmente ajena a la nuestra. 

Estoy atrapado en Rusia, yo no estoy exiliado en Rusia. El exilio es el lugar que tú escoges para radicarte por una persecución política o de otro tipo. Pero yo no estoy radicado en Rusia. Estoy en un limbo migratorio, porque nosotros llegamos a Rusia con el objetivo de llegar a Europa, pero nos encontramos con una situación catastrófica. Hay muchos cubanos que están escogiendo esta ruta para llegar a la Unión Europea, específicamente a España. Las autoridades rusas ya tienen puestos los ojos sobre la comunidad de cubanos y cuando se presentan, como nos íbamos a presentar nosotros, en el aeropuerto, para salir hacia Serbia, están deteniendo a los cubanos, no los están dejando montar en el vuelo a Serbia, los están metiendo presos y después los están deportando para la Isla. 


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Orelvys Cabrera y su pareja atrapados en Rusia.


Y nosotros no podemos regresar. Yo estoy amenazado con prisión y amenazado de muerte. Yo, si llego a la Isla, me van a estar esperando en la escalerilla del avión, me van a ofender, me van a meter para un calabozo tres mes y de ahí me van a abrir un proceso legal para encarcelarme por más de treinta años.

Ahora mismo en Cuba hay una inseguridad enorme. La represión ha aumentado, la Seguridad del Estado está amenazando a la sociedad civil y está encarcelando a los opositores y activistas. Y creo que soy más necesario en el exilio, trabajando a favor de la libertad de Cuba, que no dentro de Cuba detrás de las rejas de una cárcel.

La situación legal de nosotros es que estamos en un limbo migratorio. Nosotros tenemos permiso para estar legalmente en Rusia hasta el 20 de marzo. Ambos necesitamos salir de aquí antes de que se nos acabe esa estadía de 90 días a la cual tienen derecho los cubanos por el libre visado de la Federación Rusa. Ya después, si me paso del 20 de marzo me convierto en un indocumentado, perseguido por la policía; si me cogen, me van a meter preso, me van a deportar y, si me deportan, pues, ya saben mi historia cuál va a ser. El titular sería: «Periodista Orelvys Cabrera Sotolongo deportado de Rusia, en prisión de la Seguridad del Estado». Eso va a ser el titular, tristemente, si a mí me deportan para Cuba.

Por parte de organizaciones internacionales, quiero agradecerle principalmente a Artículo 19, que ha estado al tanto de nuestro caso, ha estado tratando de buscar las vías adecuadas para solicitar un refugio en cualquier país que no sea Rusia. Pero se ha convertido en algo muy difícil, porque Rusia es un país con unas características bastante extrañas. Para nadie es un secreto que aquí hay muchas cosas que son prácticamente ilegales, muchas cosas que son reconocidas por el Gobierno como ilegales y quizás se le ha hecho muy difícil a estas organizaciones llegar directamente a nosotros.


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Orelvys Cabrera reportando para ‘Cubanet’, durante las protestas del 11 de julio de 2021, en Cárdenas.


Pero bueno, estoy llamando directamente a la comunidad internacional, a las organizaciones de Derechos Humanos, a la ACNUR. Estoy reclamando también a políticos, al Comité de Proteccion para Periodistas, a personas de buena voluntad que puedan interceder por nosotros y ayudarnos a salir de Rusia de una manera segura.

También quiero agradecerle a la comunidad de cubanos que de una manera anónima se han comunicado conmigo dándonos fuerzas, enviándonos mensajes de apoyo. Eso vale muchísimo. Así lo digo de corazón; eso vale muchísimo, un mensaje de apoyo con «Sí, tranquilos, fe, ustedes van a lograr todo, ustedes van a lograr salir de ahí». Eso vale más que cualquier cosa en la vida. Es la realidad y quiero agradecerles a todas esas personas de buena voluntad que nos han apoyado en este momento tan difícil. 

Como periodista, seguramente verás a diario historias impactantes que contar. Ahora que tu propia historia puede ser muy similar a esas, ¿de qué manera logras separar el Orelvys individuo del Orelvys periodista? ¿Cómo contarías la tuya? ¿Cómo contarías esas otras historias?

Creo que el Orelvys periodista tiene mucho que ver con el Orelvys individuo. Primero, el Orelvys individuo es un ser que se siente realizado sobre la faz de la tierra, porque de niño soñó con trabajar en los medios de comunicación, con ser periodista, y lo logró. El precio a pagar por mi sueño ha sido el exilio, ha sido la represión dentro de la Isla, ha sido ver cómo amigos y familiares en muchos casos me dieron la espalda por practicar el periodismo independiente, el periodismo contestatario. Pero yo, cuando me siento delante de una cámara, de un micrófono, trato de desprender ese Orelvys individuo y me convierto en ese Orelvys que nació y llegó a la tierra con el objetivo de convertirse en una voz que puede empoderar a esos que no tienen voz.

Contaría la historia de mi vida en un libro. De hecho, estoy haciendo un libro, no principalmente de la historia de mi vida, sino de lo que le pasó al Orelvys periodista después del 11 de julio. Pero creo que contaría la historia de mi vida en un libro, que sería motivacional, porque Orelvys individuo es una persona que viene de una familia humilde, es una persona que pasó tremendo trabajo para poder estudiar y hacerse universitario. El Orelvys individuo viene de una familia disfuncional, de padres separados. El Orelvys individuo viene de una minoría, de una comunidad que es muy atropellada por parte de la sociedad patriarcal que existe dentro de Cuba.



Orelvys Cabrera desde Rusia.


Sin embargo, el Orelvys individuo no se limitó a mostrarse tal cual es y a convertirse en una figura pública. Me siento realizado con los dos Orelvys. De hecho, no sabría diferenciar al Orelvys periodista del individuo. Creo que sencillamente soy Orelvys: el joven, el entusiasta, el soñador, el atrevido, el desmedido, el lector, el locutor, el periodista.

Creo que estando en Rusia nunca he dejado de ser periodista. Me he convertido en alguien que ayuda a dar visibilidad a los demás cubanos que también están varados aquí. 

Ellos también se han desahogado conmigo y me han contado sus historias. Aquí yo he encontrado historias muy fuertes, desde personas que están con quince días de paridas viviendo en el metro, sin un estatus migratorio, sin dinero en los bolsillos para rentar ni para comer; hasta cubanos que han venido a Rusia y lo han dejado todo en Cuba, han vendido sus propiedades, sus carros, todas las cosas personales dentro de sus casas y han venido buscando experimentar una vida nueva y prosperidad y libertad, y se han tropezado con algo totalmente distinto. Me he encontrado cubanos que han sido estafados, explotados por los rusos.

Creo que cuando Orelvys salga de Rusia va a contar a través del audiovisual, de la prensa plana, todas las vicisitudes que está pasando la comunidad de cubanos en Rusia. Creo que tengo mucho, mucho que contar, y que estoy seguro que van a llamar mucho la atención mis historias a la comunidad internacional para seguir presionando al régimen de La Habana para que acabe de salir del poder, para que no se tengan que ver más los cubanos enfrentando estas cosas en sus vidas. Porque estar aquí es como volver a nacer, y así hay muchos cubanos, miles yo diría, en situaciones desfavorables en Moscú ahora mismo.

¿Qué comparaciones políticas y sociales harías entre Cuba y Rusia, teniendo en cuenta tus experiencias?

Vamos a hablar de sociedad en esta pregunta y no de política, porque de política no te pudiera hablar mucho de Rusia; de Cuba sí, pero de Rusia no.

Cuba es un país que está triste, que se ha quedado paralizado en el tiempo por culpa de una ideología obsoleta que no ha funcionado ni va a funcionar. Cuba es un país que involuciona y Rusia es un país muy moderno. 

Lo primero que yo sentí al llegar a Rusia fue un impacto tremendo. Independientemente de que llegué en una etapa donde el invierno es muy crudo, aquí todo es muy lindo, muy moderno, hay luces donde quiera. Aquí el ruso, por ejemplo, vive feliz. Los rusos, como tal, son personas felices. La mayoría son personas amables, muy serviciales. Son secos, porque vivir en un país donde el invierno es tan fuerte y dura tanto tiempo en el años, los hace como introvertidos.

Pero las diferencias sociales son enormes. Aquí donde yo vivo, y así he visto en todos los lugares que he podido visitar, todo el mundo tiene un carro moderno, salarios buenísimos. Aquí en Rusia las personas que tienen papeles, que son legales cobran, la mayoría, más de 500 000 rublos al mes. La comida aquí es muy barata. Hay de todo. La gente va a los mercados, y eso me ha dado mucha tristeza, y los he visto salir con los carritos llenos de comida. La gente va a las tiendas y se compran teléfonos, televisores inteligentes. La gente tiene una alegría en su rostro que yo no se la veo a ningún cubano dentro de la Isla.

Es una sociedad homofóbica, muy atrasada, eso sí lo he notado. 

Soy sincero, yo veo a Moscú, por ejemplo, como La Habana, pero con más desarrollo.

Ahora que ya no estás en Cuba, y que probablemente no sepas si puedas regresar algún día, ¿qué significa Patria para ti?

Qué significa patria para mí en este limbo que estoy viviendo, que estoy claro que no voy a poder regresar mientras la dictadura esté en el poder en Cuba.

Patria: madre, idiosincrasia, tradiciones, rebeldía, alegría, nostalgia, sueños. Eso es lo que significa patria para mí. 

Patria para mí significa también vida. Puedo compararla con todos esos sinónimos.

La Patria es lo más grande y cuando te despojan de ella sientes un vacío como si perdieras un hijo, una madre, un familiar.




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