Origen, controversias y curiosidades de los premios Nobel

Desde su creación, los Premios Nobel han sido un símbolo de excelencia, reconocimiento y, en muchos casos, controversia. Detrás de las glamurosas ceremonias y la fama de los laureados, se esconde una historia sabrosa en detalles, personajes olvidados y decisiones polémicas.


El origen 

Los Nobel tienen su origen en un error periodístico. Resulta que, en 1888 y tras la muerte de su hermano Ludvig, el industrial y científico sueco Alfred Nobel leyó su propio obituario en un periódico francés. 

El título del artículo rezaba: “El mercader de la muerte ha muerto”, en referencia a la invención de la dinamita por Nobel y sus consecuencias. 

Todo parece indicar que la prensa francesa confundió a los hermanos y publicó una crítica feroz contra Alfred, a quien se le culpaba de lucrarse con la creación de armas destructivas que tenían como base la dinamita. Es muy probable que este malentendido hiciese pensar a Alfred sobre su legado y decidiera cambiarlo. 

Cierta o no esa reflexión, que nadie puede confirmar o desmentir, ocho años después, Alfred Nobel falleció y dejó en su testamento la creación de los Premios Nobel. Unos galardones en forma de medalla que gratificarían anualmente a personas u organizaciones por sus contribuciones a la humanidad en diversas áreas: Física, Química, Medicina, Literatura y Paz. 

La primera entrega de premios se realizó en 1901 y desde entonces han sido un referente mundial del reconocimiento al trabajo científico, literario y social. De hecho, suelo llamarlos el Altar Nórdico. 

He de añadir que, años más tarde, en 1969, se añadió un sexto premio, el Nobel de Economía.


¿Por qué no se incluyó las Matemáticas?

La razón exacta por la que no existe un Premio Nobel de Matemáticas no está del todo clara, aunque teorías y explicaciones sobran. 

Algunas voces afirman que su base está en el enfoque práctico de Alfred Nobel. Él era un inventor nato, con visión de empresario, que estaba interesado en las aplicaciones de la ciencia. Los premios reflejan su visión de reconocer aquellos logros que tuvieran impacto directo y beneficioso en la humanidad. 

Las matemáticas, al ser una ciencia más abstracta, podrían no haber sido vistas por Nobel como una disciplina que encajara con los objetivos pragmáticos que tenía en mente.

Por otra parte, está la presencia de otros premios importantes en Matemáticas. En la época de Nobel, ya existían reconocimientos importantes en este campo, algo que pudo influir en su decisión, pero no hay constancia que haya sido así.

Una tercera razón, probablemente la más popular, añade algo de salseo al tema. Una teoría, no comprobada, sugiere que Alfred Nobel omitió las Matemáticas porque su amante supuestamente le fue infiel con un especialista en esta rama del saber, el afamado profesor Gösta Mittag-Leffler. Pruebas palmarias de ello, no existen… aún.

Otra posibilidad es que Alfred Nobel simplemente no estuviera rodeado de matemáticos influyentes en su vida o que no tuviera una conexión cercana con esa disciplina. En cambio, su existencia estuvo muy marcada por la ciencia aplicada, la industria y los avances tecnológicos. Esto pudo haber inclinado sus preferencias hacia disciplinas más próximas a sus intereses personales.

En realidad, debo admitir que no sabemos por qué no hay Premio Nobel de Matemáticas. 


Estadísticas curiosas y récords

A lo largo de su historia, los Nobel han premiado a más de 900 laureados, individuos y organizaciones. Entre las cifras, destaca la escasez de mujeres: el número exacto es 64. No es un secreto que, de todas, Marie Curie es la más relevante, siendo la única en recibir dos premios Nobel y en categorías diferentes: Física y Química. 

Si hablamos de los galardonados en dos ocasiones, sólo cinco personas forman parte de ese excelso grupo. Además de Marie Curie, se encuentran el estadounidense John Bardeen, quien fue premiado dos veces en Física por sus investigaciones sobre semiconductores y superconductividad. Y su compatriota Linus Carl Pauling, que recibió el Nobel de Química por su estudio sobre la naturaleza del enlace químico y, más tarde, el de la Paz por su lucha contra la carrera armamentista nuclear entre Oriente y Occidente. 

También destaca el químico inglés Frederick Sanger, doblemente galardonado en Química, primero por su trabajo sobre la estructura de la insulina y posteriormente por sus contribuciones a la secuenciación de bases en los ácidos nucleicos. 

Finalmente, encontramos al estadounidense Barry Sharpless, quien también obtuvo dos premios Nobel de Química: el primero por su investigación sobre las reacciones de oxidación quiral catalizadas y el segundo por el desarrollo de la llamada Química Click.

En cuanto a la edad, la persona más joven en recibir un Nobel ha sido Malala Yousafzai, quien en 2014 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz a los 17 años, por su lucha por el derecho a la educación de las niñas en Pakistán. 

En el extremo opuesto, el laureado de más edad ha sido John Goodenough quien, con 97 años, se convirtió en la persona de más edad en ganar un Premio Nobel, en su caso el de Química, por el desarrollo de las baterías de iones de litio.


Premios Nobel controvertidos

A pesar del enorme prestigio que rodea a los Nobel, ha habido numerosas controversias relacionadas con la selección de sus ganadores. 

Uno de los casos más conocidos es el de Henry Kissinger, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1973 por su papel en las negociaciones para el alto al fuego en la Guerra de Vietnam. Sin embargo, este premio fue muy criticado, ya que muchos lo consideraban responsable de las atrocidades cometidas durante el conflicto. 

Otro de los Nobel más polémicos fue el concedido en 1949 al escritor estadounidense William Faulkner, cuya obra, aclamada hoy en día, no tenía el reconocimiento unánime en su época. De hecho, varias voces importantes, entre críticos literarios y colegas de profesión, consideraban que había otros autores más merecedores del galardón en aquel momento.

Asimismo, en 2016, la concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan generó un debate intenso sobre qué constituye la literatura. Mientras que algunos celebraban la decisión de honrar las letras poéticas del cantautor, otros consideraban que la academia sueca había roto con las tradiciones literarias al otorgar el premio a un músico.

Tampoco fue muy bien recibido el Premio de la Paz otorgado a Barack Obama. Aquello se catalogó como una especie de declaración de intenciones que, al final, tampoco se concretó en acciones merecedoras del galardón.


Los olvidados del Nobel

Como siempre ocurre, la historia ha dejado fuera a grandes figuras que merecían el Premio Nobel. 

Un caso paradigmático es el de Mahatma Gandhi, el líder indio de la no violencia y figura clave en la lucha por la independencia de India. Se dice que fue nominado en cinco ocasiones al Nobel de la Paz, pero lo cierto es que nunca lo recibió. 

Otro caso sangrante es el de la Teoría de la Relatividad. Aunque Albert Einstein fue galardonado en 1921, no fue por esta teoría revolucionaria, sino por su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico. La Relatividad General, una de las piedras angulares de la física moderna, fue obviada por la academia.

En el campo de la medicina, Rosalind Franklin es otro nombre que resuena entre los grandes olvidados. Sus contribuciones al descubrimiento de la estructura del ADN se conocen como cruciales, pero fueron sus colegas James Watson y Francis Crick quienes recibieron el Nobel en 1962, cuando Franklin ya había fallecido. Las normas del Nobel no permiten premios póstumos.

En la lista también incluyo al escritor cubano Alejo Carpentier, el farmacólogo hondureño devenido británico Salvador Moncada, el microbiólogo español Francisco Mojica y al médico cubano Carlos J. Finlay. 

Carpentier creó un estilo barroco-caribeño inconfundible y, aunque muchos aseguraban que entraría en el prestigioso Altar Nórdico, la Academia Sueca lo pasó por alto. 

Por otro lado, Moncada y Mojica desempeñaron papeles clave en dos descubrimientos que fueron laureados con el Nobel: el óxido nítrico como mediador en numerosos procesos biológicos y el sistema de edición génica CRISPR. Sin embargo, ambos quedaron fuera de la lista de premiados. 

Finalmente, se comenta que Finlay estuvo nominado en varias ocasiones, pero el médico que descubrió el agente transmisor de la fiebre amarilla nunca recibió codiciada medalla.


Anécdotas y situaciones enigmáticas 

Los Nobel también han dado lugar a momentos anecdóticos y situaciones curiosas. Un ejemplo clásico es el de Richard Feynman: cuando anunciaron su Nobel de Física, consideró rechazarlo. Según él, la medalla solo traería atención no deseada y complicaciones en su vida. Finalmente, aceptó el premio, pero no sin antes expresar su disgusto por el impacto que tendría en su día a día.

En otra ocasión, la confusión por un apellido similar hizo que toda una ciudad festejara el premio de un físico que, finalmente, no estaba en la lista de premiados. Omito su nombre para no sumarme a las situaciones desagradables que tuvo que vivir. 

Sin irnos muy atrás en la historia de los Nobel, recordamos que Bob Dylan, tras ganar el Nobel de Literatura, permaneció en silencio durante semanas y no respondió a las llamadas del comité. Fue una de las reacciones más enigmáticas en la historia del Nobel, dejando en suspenso a la comunidad literaria mundial. Muchos, me incluyo, consideraron la reacción de Dylan un dislate innecesario.


¿Y este año?

Aún sin saber qué pasará el lunes con el premio de Economía, el Nobel de Medicina 2024 ha sido concedido a Victor Ambros y Gary Ruvkun por su innovador descubrimiento de los microARN, moléculas clave en la regulación génica, que han abierto nuevas posibilidades para el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer y los trastornos cardiovasculares. 

En Física, el reconocimiento es para John J. Hopfield y Geoffrey E. Hinton, cuyas investigaciones en redes neuronales artificiales y aprendizaje automático han impulsado el desarrollo de la inteligencia artificial, con aplicaciones en modelización climática y medicina. 

En Química, David Baker, Demis Hassabis y John Jumper han sido los elegidos por su trabajo en el diseño computacional de proteínas y el desarrollo de AlphaFold2, un avance crucial en la predicción de estructuras proteicas con impacto en la investigación de fármacos. 

En el caso de la Literatura, el galardón ha recaído en la autora surcoreana Han Kang, destacada por su poética prosa que explora la fragilidad humana y confronta traumas históricos. 

Finalmente, el Nobel de la Paz ha sido para la organización japonesa Nihon Hidankyo, un movimiento de supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. También conocidos como “hibakusha”. 

Ahora nos toca esperar un año para conocer quiénes serán los próximos habitantes del Altar Nórdico.





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