Lo que sucede en Las Vegas, no siempre se queda en Las Vegas
Entrevista a Enzo Pérez para Hypermedia Magazine
Versión escrita
La noche ya dejaba ver sus sombras en la agitada ciudad de Miami. Hacia el oeste, a más de 2500 millas, el sol resplandecía en Las Vegas, Nevada, la ciudad que nunca duerme. Todo estaba listo para esta entrevista.
Era cuestión de tiempo, pero el tiempo a veces se reduce para alguien como Enzo Pérez, un joven cubano que, a fuerza de determinación y tesón, se ha convertido en una joven promesa de las Artes Marciales Mixtas. Habíamos pactado la conversación para varios días antes, pero se había pospuesto debido a su régimen de entrenamientos y otras responsabilidades.
Ahora son las siete de la tarde, casi noche en Miami, y a través de la ventana de mi ordenador aparece Enzo “The New Religion” Pérez, que es su nombre deportivo, el cual lleva con orgullo.
Una gran sonrisa y los ojos inyectados de alegría son su carta de presentación. Su conversación es coherente, como si reposaran en él la sabiduría de sus ancestros. Este joven humilde, que siempre habla de “nosotros” refiriéndose a su equipo, es una prueba irrefutable de lo que el trabajo, la dedicación y la fe pueden hacer. Su desempeño deportivo ya ha cruzado latitudes y los ojos de los conocedores lo siguen con asombro, augurando un futuro glorioso para el peleador.
Lo que sucede en Las Vegas, no siempre se queda en Las Vegas.
Estamos en Miami, la ciudad del sol, dándole la bienvenida a Enzo “The New Religion” Pérez. ¿Cómo estás campeón?
Buenas tardes. Muy bien, muy contento de esta oportunidad de poder hablar con Hypermedia Magazine.
Enzo, yo no sé si sabes que tienes muchísimos seguidores…
Sé que tengo cierto apoyo del pueblo americano y principalmente del pueblo cubano, porque a la hora de pelear, y durante mi preparación, lo percibo a través de las redes sociales y también en la calle. Cuando transito por mi ciudad, Las Vegas, las personas se me acercan y me preguntan cuándo son mis próximos combates, en qué plan estoy trabajando, etc., y puedo sentir ese afecto.
A todos aquellos que me siguen, que desean apoyarme y que quieren lo mejor para nosotros, me gusta decirles Team Enzo Pérez. Somos como una gran familia.
Pues entonces yo también soy Team Enzo Pérez… Tengo entendido que saliste de Cuba hace aproximadamente once años, ¿cierto?
Sí, salí de Cuba en el año 2006, si no me equivoco, y me fui para Portugal.
Cuéntanos brevemente sobre tu trayectoria. Sabemos que empezaste desde muy niño, a los 6 años, y que tus familiares querían que fueras karateca…
Sí, sí, yo siempre estuve influenciado por las artes marciales: en las revistas, en la televisión, con las exhibiciones públicas al aire libre, en la calle, tanto de karate como de taekwondo… Yo he viajado a muchos países y Cuba es uno de los pocos lugares donde se hace esto.
Siento que mi piel se eriza, porque es el pueblo cubano dándole el ejemplo a las nuevas generaciones. Es difícil nacer y crecer en Cuba sin tener algún tipo de amor por las artes marciales o por cualquier otro deporte.
Desde muy corta edad comenzaron a gustarme las artes marciales. De las películas y los programas de televisión, siempre me gustaron más aquellos que tenían que ver con combates. Las Tortugas Ninja, por ejemplo, o los Power Rangers… Hércules o Spiderman eran de mis personajes favoritos, y en cada película siempre prefería los caracteres más atléticos, el de los músculos más grandes, el que peleaba más, el que tenía mejor técnica: ese siempre era mi héroe en cualquier escena.
Es la imaginación de un niño de cuatro o cinco años. Si no fuera por eso hoy no estuviera aquí, no hubiera escogido esta carrera y no estuviéramos aquí sentados hablando. Así fue como todo empezó para mí. Recuerdo que yo peleaba desde la escuela; desde preescolar, yo era el niño que peleaba.
En mi familia, especialmente mi padre y mi tío, decidieron introducirme en el mundo de las artes marciales. Primero comencé con boxeo, lucha, taekwondo y karate; fui probando cada una de estas disciplinas y de todas la que más me gustó fue el karate.
El karate era muy popular gracias al cine; artistas como Jean-Claude Van Damme y Chuck Norris tuvieron mucha influencia en Cuba, y yo quería ser como ellos. Por tanto, decidimos enfocarnos más en ese deporte. Desde los cinco o seis años, y hasta los diez, cuando me fui de Cuba, no paré de practicar karate.
¿Comenzaste a participar en competencias en la escuela o en algún equipo?
Sí, comencé a hacer exhibiciones con el equipo del gimnasio que se encuentra en Neptuno y Belascoaín, en Centro Habana, uno de los gimnasios más grandes y famosos en Cuba.
La última o penúltima vez que visité el país, fui al gimnasio y me dio mucho gusto ver a mi profesor de karate, quien es muy reconocido en el mundo entero; viaja mucho, da exhibiciones y enseña en escuelas en el exterior, en Francia, y yo digo como decimos los cubanos: es un personaje.
Me siento orgulloso de mis raíces y de haber tenido esa suerte: un profesor tan bueno y tan grande, a una edad tan joven. No tengo duda de que ese fundamento me ha ayudado mucho.
¿Cómo se llama ese profesor del qué me estás hablando?
Falcón. Todo el mundo lo conoce como Falcón. Falcón, karate, Cuba: esas tres palabras van juntas.
Pues un saludo a Falcón y le agradecemos la enseñanza que te dio, pues ha hecho de ti un excelente peleador… Ahora, hablemos de la etapa después que sales de Cuba y llegas a los Estados Unidos. ¿Seguiste compitiendo?
Yo me mantuve practicando y compitiendo en Cuba. Cuando me fui a Portugal… las artes marciales no son muy populares allá. El deporte nacional en Portugal es el fútbol, era mucho fútbol.
La escuela en la que yo estaba era como una beca y tenían un horario: cada 90 minutos de clases, tenías media hora o 45 minutos para jugar fútbol. Te pasabas el día entero estudiando y jugando fútbol por un tiempo responsable; no era que jugabas al fútbol en un receso de 5 minutos, no: tenías bastante tiempo para jugar y después regresabas a los estudios; nos metíamos el día entero en la escuela.
Era ese el tipo de escuela en la que yo estaba en Europa y por tanto no pude continuar con las artes marciales. Pero en el 2008 llego a los Estados Unidos y automáticamente se prende de nuevo esa llama y me digo: Ok, yo toda mi vida he peleado y todo lo que me ha gustado hacer es pelear. Y entonces decido continuar aquí, porque tengo oportunidades: vas manejando por la calle y ves gimnasios dondequiera; la oportunidad me llamaba.
Más tarde te enrolaste con M-1 Global, que tiene su sede en San Petersburgo. ¿Fue ahí donde empezaste con las artes marciales mixtas?
No. Yo tenía mi carrera amateur empezada, ya tenía peleas de Muay Thai, peleas de MMA amateur, campeonatos de jiu-jitsu, campeonatos de lucha libre: aquí en la high schooly en el equipo de Nevada, al que representé en mi peso, y fui a muchas competencias fuera del Estado; competí contra California, contra Iowa… Y he peleado contra oponentes hawaianos, contra todo tipo de oponentes… Creo que me fui un poquito del tema, pero así es como empieza la carrera amateur.
Entonces, un 4 de abril, debuté profesionalmente con la promoción M-1 Global; es la promoción más grande y más antigua que hay en Rusia; tienen mucha reputación, todos los campeones rusos han peleado allí, esa ha sido la promoción que los ha levantado. M-1 Global vino a Estados Unidos a buscar talentos, el próximo talento, y yo tuve la gran oportunidad de pelear en la cartelera principal y ser televisado, y todo salió como teníamos planeado.
Yo creo que sí. He visto el video, es impresionante la fuerza y el empuje con que tú sales en esa pelea. Y te quiero hacer una pregunta: cuando vas a pelear hay un montón de emociones, un montón de cosas en tu cabeza…, ¿cómo te preparas para una pelea?
Mira, es un proceso complicado, estresante; yo lo miro desde un punto de vista científico. Lo veo como una ciencia, porque todas las acciones que suceden, todo lo que pasa, tienen una reacción en tu cerebro y en tu cuerpo.
Por ejemplo, ¿de dónde viene la confianza? Del hecho de que yo creo mucho en mí. Eso viene de mi entrenamiento, de ahí yo saco la confianza, basándome en la experiencia que tengo de tantos años preparándome para pelear contra otro ser humano. Yo sé si estoy haciendo las cosas bien o mal. De ahí viene la confianza: de la preparación.
Hay otros factores, como el público. Ahí es donde uno tiene que hacer un poquitico más, mientras más se acerca la pelea. Uno tiene que darle atención al público, porque te están siguiendo y eres un atleta profesional, pero a la vez debes bloquearlo un poco, porque tienes que enfocarte. Como mismo hay atención positiva, hay atención negativa también, y debes saber bloquearla, porque es constante, es como un sube y baja de emociones, y tú debes ser responsable de ti mismo.
También hay cosas como la dieta y perder peso; tengo que estar lidiando con todo eso. En los entrenamientos siempre puede pasar algo; lesiones, por ejemplo. Son muchas cosas diferentes y hay que lidiar con ellas. Pero al final, es lo más bonito del mundo cuando llega el día de la pelea y sabes que hiciste todo lo que estaba en tu poder para estar preparado. Y es más satisfactorio todavía, cuando se termina la pelea y tu mano es la que está levantada.
Es importante esto que estás diciendo, porque el público ve lo que ocurre sobre el ring pero no sabe todo lo que ha ocurrido fuera, en las horas largas de entrenamiento, en el tiempo que debes repartir con la familia y con las demás facetas de tu vida.
Cierto, no tienen la más mínima idea. A veces el público se olvida que somos seres humanos. No solo los peleadores, sino los atletas en general: el público a veces piensa que somos máquinas.
Si uno no pelea al 100%, a lo mejor el público no entiende que uno se levantó ese día mal, que le duele el hombro, la rodilla, no sé… Lo veo mucho en el fútbol. Cuando Leo Messi juega y no anota un gol, todo el mundo se lo “come”. Caballero, él es un ser humano, no metió gol y no pasa nada, no es un robot.
Hay mil cosas que pueden suceder. Entonces entiendo más a otros atletas que están a un nivel más alto, porque siento que pasan lo mismo por lo que yo paso. A veces las personas no entienden y no aprecian todo lo que un atleta profesional debe enfrentar para pelear, para ofrecer el show que el público demanda.
Muy bien dicho, Enzo, y el objetivo de esta entrevista es precisamente ese: que el público vea tu lado humano… Ahora, ¿cómo se ve Enzo “The New Religion” Pérez dentro de 10 años?
¿De aquí a 10 años? A lo mejor a mis fanáticos no le va a gustar, pero yo me veo retirado. Quiero retirarme joven y enfocarme en otras áreas de la vida, disfrutar de mi familia. Y quiero enseñar; a mí me gusta enseñar, amo enseñar a las nuevas generaciones.
Me gusta mucho trabajar con niños; se me da muy fácil transmitirles mis técnicas; tengo mucha paciencia cuando se trata de eso. Lo sé porque ya lo he hecho antes, en algún momento de mi carrera: he entrenado niños, he entrenado adultos, y es algo que me gusta mucho. En un futuro me veo teniendo una escuela, enseñando, ayudando a las próximas generaciones.
Me gustaría viajar, conocer el mundo, y cuidar mucho de mi familia. Yo soy muy familiar. En pocas palabras: me veo disfrutando el trabajo duro junto a mi familia.
De tus peleas, una de las que más disfruté fue contra Adrián Ordaz. Tengo entendido que fue tu primera pelea como luchador de las artes marciales mixtas. ¿Cómo te sentiste?
Correcto, esa pelea fue algo que yo todavía no tengo palabras para explicar. Sin duda alguna fue un sueño hecho realidad. Por eso la emoción, después de la pelea, sale en la forma que salió.
Lo había visto en mi mente millones de veces antes de que pasara, al punto de que, cuando pasó, me sentía como si ya hubiese estado allí. Me había preparado tanto psicológicamente que no había nervios, no había dudas, no había nada… Había mucha confianza y muchas ganas de que sucediera; yo quería tener ese momento, esa victoria detrás de mí.
Pero para llegar a esa victoria pasé mucho trabajo. Tuve una lesión muy grave, se me complicaron las cosas y me tuvieron que operar de la rodilla. Y me lesioné en la misma semana que estaba programada esa pelea. Yo debía hacer mi debut amateur con 18 años, pero tuve que recuperarme de la lesión y me demoré hasta los 20 años.
Imagínese, dos años de frustración. Queriendo hacer algo y teniendo que pasar primero por un proceso. Cuando me recuperé, más de ocho oponentes aceptaron la pelea conmigo, pero por una razón u otra salieron. No sé si era miedo, no sé. Más de ocho aceptaron la pelea y en la misma semana decían que no, que no querían pelear.
Entonces, me quedé con todo el campo de entrenamiento hecho, y con el peso perdido, porque yo soy muy responsable y pierdo peso mucho antes, y después, a la hora de la verdad, no había contra quién pelear.
Esto me pasó ocho veces, y después, en abril del 2015 o 2016, no recuerdo bien, encontramos a un contrincante tan valiente como Adrián Ordaz, que decidió enfrentarse a nosotros, y pudimos hacer la pelea y todo salió bien.
Me gusta mucho ese “nosotros”, porque te refieres al equipo, que estuvo contigo también en tu pelea reciente con Nick Alwag, donde estuviste genial. En un momento de esa pelea yo pensé “Por favor, paren ya que este hombre se desangra…”. ¿Quisieras hablarnos brevemente de tu equipo?
En la noche de la pelea yo soy el que sube y representa, pero esa no es la verdad; la verdad es que si no fuera por el equipo yo no estuviera ahí. Y si no fuera por mi familia, primeramente, que son los que más me apoyan, los que me ayudan en la alimentación, con el entrenamiento, la paz que uno necesita…
Son muchos factores. La familia, sin dudas, se debe llevar el crédito; ella es la razón, la motivación por la que yo hago esto. Y luego, obviamente, los entrenadores, que son parte de la familia y son los que me preparan física y mentalmente para el encuentro.
Todos mis entrenadores son importantes; a todos los quiero muchísimo. Tengo mi entrenador de judo que se llama Luis; fue campeón nacional en Cuba y me transmite mucha experiencia y mucha sabiduría. Tengo a mi entrenador de jiu-jitsu; venimos entrenando juntos aproximadamente desde que yo tenía 16 años, hasta ahora que tengo 23; él me acaba de dar la promoción para cinta violeta, que es un logro muy grande porque solo me faltan dos más para ser cinta negra.
Mi entrenador en MMA, el deporte que yo practico como tal, se llama Ryan Couture y es el entrenador del famoso Randy Couture, que fue campeón de la UFC en el peso semipesado y pesado al mismo tiempo, y es prácticamente una leyenda.
En general, tengo muy buenos entrenadores conmigo; me llaman diariamente para ver cómo estoy, si estoy comiendo bien, si me estoy acostando temprano, en fin, me ayudan muchísimo. Si no fuera por ellos, por lo que ellos me transmiten… Obviamente, no puedo hablar de los secretos de guerra, pero lo que ellos me pasan a mí es lo que hace la diferencia.
Pues bien, desde Hypermedia Magazine felicitamos a tu equipo, porque sinceramente están haciendo un trabajo admirable contigo. Enzo, ¿y qué le puedes decir tú a las nuevas generaciones?
Es muy fácil: lo mismo que yo me digo a mí mismo todos los días. Yo soy el tipo de persona que si digo algo es porque lo he hecho, lo hago, o estaría dispuesto a hacerlo.
Les digo es que nunca desistan. Que en el camino van a tener mil oportunidades para desistir, pero solo necesitan tener una para continuar. La vida les va a poner mil cosas enfrente y van a decir “esto es una razón perfecta para yo desistir, nadie me va a juzgar si paro aquí”; pero es ahí donde tienes que ser fuerte y continuar, es ahí donde tienes que tener bien claro lo que quieres, cómo quieres lograrlo y, como decimos los cubanos: “pa’ trás, ni pa’ coger impulso”.
¿Ya tienes idea de cuándo va a ser tu próxima pelea o todavía estás esperando a que algún valiente se decida?
Tenemos muchas cosas planeadas; desafortunadamente ahora no puedo decir nada públicamente. Pero estamos trabajando mucho y les puedo decir que los entrenamientos nunca paran, que siempre estoy buscando la forma de mejorar y que ya no soy la persona que está en ese video que vieron de mi última pelea. Ahora mismo, esta persona que soy, destruye completamente a ese Enzo que ustedes vieron en el video. Así que estoy muy contento, muy emocionado para mi próxima pelea, porque sé que voy a dar un buen espectáculo.
Prácticamente hemos llegado al final de la entrevista. Me gustaría que le dijeras al público y a los lectores dónde pueden seguirte, tu canal de YouTube, tus redes sociales…
Pueden seguir todo mi trabajo hecho en mi Instagram @enzoperezmma, en Twitter es @enzoperezmma igual; en YouTube me pueden seguir como Enzo Pérez TV; ahí a veces filmo una aventura de una semana entera, o filmo mi preparación para un campeonato, para una pelea… Es en YouTube, donde puedo poner videos más largos, donde pueden tener acceso a mis entrenamientos. En Facebook me pueden seguir en Enzo “The New Religion” Pérez.
Muchas gracias a ustedes por el apoyo. Yo soy quien que manejo todas mis redes, siempre estoy leyendo los comentarios, respondiendo todo lo que puedo. Muchísimas gracias a todas las personas que creen en mí; estoy muy agradecido, sinceramente.
Quizás esta debió haber sido la primera pregunta: Enzo “The New Religion” Pérez, ¿qué significa?
Ok, eso es algo que me pusieron mis compañeros de entrenamiento. Yo empecé a entrenar aquí con 16 años; entonces todo el mundo en el equipo era profesional. Desde los 16 años entreno con profesionales; y cuando digo entreno, quiero decir que entras, y si sales, sales vivo.
Todos con los que yo entrenaba tenían una base: de lucha o de boxeo, o de algo; todo el mundo venía de algún otro deporte. Pero yo desde chiquito ya me vengo preparando para este deporte de las artes marciales mixtas, y como tengo experiencia en todas las artes marciales, me pusieron ese nombre de la nueva religión, porque soy como la nueva ola de peleadores que ya vienen o ya crecen incorporando todas las disciplinas que tienen las artes marciales mixtas.
Por eso me pusieron “La Nueva Religión”. Porque es como lo nuevo que los peleadores van a seguir, es como el nuevo ejemplo…
El prototipo.
Exacto, eso es lo que quisieron decir. Ellos lo pusieron de esa forma: “La Nueva Religión”, y a mí me gusta; estoy orgulloso del apodo, de lo que representa.
Creo que de cierta forma me representa a mí, porque es el proyecto que hemos estado llevando la vida entera, preparándonos para este momento. De ahí es de donde sale Enzo “La Nueva Religión” Pérez.
Muy bien, Enzo “The New Religion” Pérez, te damos las gracias por haber compartido tu tiempo con nosotros, con tu público, porque yo soy parte de ese público que te sigue, que te aplaude y cree en ti. Acá estaremos. Los que creemos en Dios estaremos orando, los que no, te estarán aplaudiendo. Bendiciones, campeón.
Muchas gracias. Es un placer estar en este canal y en esta revista con ustedes; les agradezco mucho la oportunidad y espero que no sea la última vez.
Galería Enzo Pérez
Los burgueses, con sus vidas más o menos confortables, en las casitas adosadas con jardines adosados, las ventanas abiertas durante los jadeos del verano y los fuegos encendidos al abrigo del invierno, no están, no pueden estar, en capacidad de sospechar la felicidad que esconde el carecer de todo.