A veces entro en una burbuja de tiempo donde cada segundo tiene un día para desfilar. El espacio está lleno de burbujas. Hay algunas donde es mejor ni asomarse; te salen canas, se te arruga la piel y ni siquiera puedes dar un paso. En otras solo eres un color que se mezcla a otros y fluye en un caleidoscopio que gira: esa me encanta. A veces, cuando quiero respirar busco una que parece muy pequeña y al entrar es como si estuviera en el útero primigenio. El espacio esta lleno de burbujas, no se puede evitar caer en ellas.
Hay un punto en el que la confusión desaparece. Un punto en el que todo pierde importancia. Las cosas tienen la misma plasticidad que los sentidos. La libertad es perder el agarre, despegar los dedos y caer con los brazos abiertos en la corriente invisible del silencio y la luz. Hay un punto en el que se nos permite ver las costuras del tiempo y entender que somos una mota de polvo flotando en el vacío. Luego volvemos a la guerra. Luego volvemos al circo. Luego volvemos al sueño.
La Momo.
Todos los sábados compro extrañas rosas, ramos de albahaca y dos o tres espigas de azucena. Las pongo en botellas y pomos de cristal que reparto por toda la casa. Diariamente les cambio el agua y voy sacando las flores secas, ahogadas por el tiempo. Me dan lástima sus tallos mojados y limosos, me recuerdan a las colas de los goldfish que dejaron de uno en uno mi pecera; de uno en uno los fui pescando sin esfuerzo con una cuchara. Los mismos goldfish que ahora alimentan la tierra de mis macetas en el balcón: allí donde los gorriones me obligan a dejarles pan seco y a cambio respetan las hojas del orégano y el ají; allí donde se esconden unos lagartos y una noche vi una rana que al día siguiente no estaba y me dejó la sensación de haberla soñado.
Hay un pequeño mundo en mi mundo. En el baño las flores duran menos. En el baño las arañas tienen una colonia. Mi relación con ellas es intensa. No las mato, pero destruyo su casa y recibo a cambio una dosis diaria de culpa y una lección de vida. Las arañas no son rencorosas, ellas solo reinventan lo que yo destruyo y yo destruyo lo que ellas reinventan. A veces les dejo una telaraña más tiempo de lo normal; es raro esto de dominar un espacio, de tener una pequeña potestad; hace pensar.
La Momo.
Besos sin lunes. La Momo. Featuring: Papá Humbertico y Jesús Pupo.
Voz: La Momo / Letra y música: La Momo (Gessliam Suárez) / Bit: Papá Humbertico / Teclado: Jesús Pupo / Producción Musical: Papá Humbertico / Grabación: Real70Produciones.
Qué te pedí. La Momo.
Voz: La Momo / Arreglos y Producción Musical: Yoel Machado – Estudio Latino.
La Momo.
Lisbeth Lima Hechavarría
Dicen que la madurez se mide según la capacidad de tolerancia; para mí, es más bien según la capacidad de resignación.