Soy lo que soy
He vuelto a nacer, recién cumpliré cinco meses de vida, soy una bebé que no usa pañales, porque no meo ni cago constantemente, soy una criatura que tiene la posibilidad de pensar con coherencia, puedo articular palabras, saber lo que es bueno y malo, cuando lloro no es por hambre, ni por cólicos, lo hago por el pasado, por lo que fui y pasé en otra vida, esa que alguna vez existió en mi mente, y considero no fue otra cosa que una pesadilla larga de la que me liberé luego de cuarenta y seis años, y no me despertó precisamente el beso de un príncipe azul, sino el de una bestia roja.
Comienzo a descubrir nuevas cosas, los olores, el clima, las personas, el polen, las tarjetas de banco, los créditos, las deudas, la falta de negros, Netflix, aquí todo me sabe extraño.
Tránsito por las calles y a veces creo que levito, el olor de la mariguana en algunos sitios me hace pensar que soy libre, veo a las chicas que se besan en los metros sin reparar en las miradas ajenas, y no pasa nada, tampoco pasa nada si ando como una loca bajando y subiendo por la calle de Alcalá como si fuese mi calle de toda la vida, nací en Madrid, soy una yegua madrileña; una potranca, aquí puedo trabajar en negro, o ser puta, drogadicta, actriz porno, ocupa, cuidadora de ancianas, fotógrafa de bodas, bota pajas, limpia pisos, repartidora de promociones, puedo convertirme en una profesional, hay cursos para todo, incluso, algunos gratuitos.
Soy lo que soy: una apátrida, que se gestó en un vientre infestado por un falso socialismo, que al final terminó vomitándome, como mismo ha hecho con tantas personas que ahora mismo renacen en otras partes del mundo, y bajo otras leyes aprenden a vivir una nueva vida.