Manuel de la Cruz: un payaso y un poeta

El payaso Desparpajo es a veces Manuel de la Cruz (La Habana, 1993). No sé cuál de los dos es el personaje. Solo tengo claro que ambos hacen poesía. 

La poesía sin templo, ni ritual intelectual

La poesía reverberando en los barrios marginales de La Habana. 

La poesía callejera. 

La poesía desamparada. 

La nunca poesía. 

La poesía de Manuel de la Cruz es protesta e invitación para que más cubanos se le unan en el camino. Por eso le habla al bodeguero, al panadero, al chapista, al repartero… Les habla con la esperanza de comunicar su lucha, su causa. 

Quiere ser recordado como una voz que enfrentó a la dictadura.

El payaso y el poeta, hablan desde una misma voz.


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Manuel de la Cruz, por Carmen Cabrera.


¿Cuándo escribiste por primera vez?

De niño escribía mis primeras cuartetas y las recitaba en los matutinos. En la adolescencia también escribía mucho, pero no seriamente; ni siquiera me planteé nunca hacerlo en serio porque me imaginaba lo difícil del proceso de ser publicado. El primer libro que publiqué de forma totalmente independiente partió de la necesidad de hacer una crítica social y política desde la poesía.

¿Quiénes influyeron en tu escritura?

Fundamentalmente, Reinaldo Arenas, Heberto Padilla y Virgilio Piñera. Me gusta beber de muchos estilos y épocas, pero la poesía de los 50 a los 80 en Cuba me marcó de una forma especial. 


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Manuel de la Cruz, por Carmen Cabrera.


Cuando escribes, ¿piensas siempre en lo que sucede en Cuba? 

La escritura y la poesía siempre han ido conmigo desde que tengo uso de razón. A veces suelo ser reflexivo, pero por lo general quiero que mi poesía sea una foto de la época en la que he vivido, una foto que refleje la realidad, sea agradable o desagradable, pero al menos que sea sincera y crítica. Cuba está en mí de una forma muy fuerte, y así se traduce en gran parte de mi obra.


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Manuel de la Cruz, por Carmen Cabrera.


¿Quién es el payaso Desparpajo? ¿Tiene que ver Desparpajo con tu poesía?

Desparpajo es un personaje que realicé durante muchos años. Desparpajo es una figura poética en sí mismo. Fue condenado a sufrir la censura y la represión, al igual que mi obra poética. Desparpajo demostró el absurdo de la maquinaria represora en Cuba. No lo explicó, lo reflejó cuando fue arrestado por repartir caramelos en San Isidro. Él es también esa foto de la que te hablo.

Desparpajo no es un payaso convencional. Desparpajo no hace lo que habitualmente hacen los payasos en Cuba: actuar en cumpleaños o animar un evento. Él sale a la calle a repartir caramelos, se enfrenta a la policía y los pone en ridículo. Es similar a mi poesía. Soy un poeta raro a mi parecer; no cumplo precisamente los cánones preestablecidos. Pero creo que mi poesía la he logrado sacar a la calle igualmente, no está estática en un lugar para que la gente venga a ella. Confronta al régimen y lo pone también en ridículo.

¿Qué quieres lograr con tu escritura en el futuro?

Por lo pronto, emocionar. Me interesa mucho conmover, hacer que el corazón de la gente se agite, sea cual sea la causa con la que me comprometa. Quisiera que mi poesía quedara también en la historia como una voz que condenó la dictadura cubana, quisiera que estas décadas no dejaran de tener su crónica poética. Mi poesía también ha sido, hasta el día de hoy, como una especie de diario. Yo soy un comunicador, sea cual sea el mensaje, es mi objetivo llegar a la mayor cantidad de personas de mi tiempo. Que mi poesía aglutine, conmueva, anime, y sea crónica de mi tiempo. 


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Manuel de la Cruz, por Carmen Cabrera.


Fragmento de Las aguas

Hoy me desperté con el sueño de mi madre.
—Hijo, no salgas, que afuera llueve.
Yo nunca desestimo el más noble vaticinio.
Me asomé, cuán cierto era.
Afuera llovía y mucho.

—¿Madre, que lluvia es esta
que inunda los pies, los sueños?
No entiendo.
¿Por qué no flota,
en estos mares de angustia,
un poco de humanidad?


Fragmento de El Hambre

Quizás mi final supremo
sea saciar al hambre, pienso.

Quizás la muerte sea venganza.
¿Puede sitiar un alma dos recipientes?

Quizás ya soy el aura,
y me alimente a mí mismo
con mi otro cuerpo.

Quizás el hambre es solo reflejo,
de la tristeza de mi tierra,
de la ausencia de lluvia y de llanto.

Quizás hasta soy un privilegio,
un logro de la resistencia,
una tesis congruente y laureada
de los años que me tocó vivir,
tal vez soy un cuadro, un performance,
y no tengo poder sobre mí.




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José Madrigal: el poema que me abandona

Ray Veiro

“Como todo autor, sueño con mis textos traducidos a varios idiomas, publicar, trascender el espacio local. Deseo llegar a la mayor cantidad de lectores posible”.