Leonardo Padura, ente de ficción

Ya lo sé, me lo han dicho desde que empecé a estudiar literatura, los personajes de novela no se pueden confundir con gente de carne y hueso. Son nebulosas de palabras, copias sin original, efectos de texto. 

No obstante, tras escuchar las recientes “intervenciones” de Leonardo Padura se me ocurre que Mario Conde es más real que su autor. Al menos dice lo que piensa. Porque con Padura nunca se sabe. Dice una cosa en una librería de Coral Gables y otra en una entrevista con Pablo Iglesias. Y, desde luego, otras cosas más en privado. 

Me recuerda a esos personajes de las series de Netflix que cambian de papel según las exigencias de la trama. 

La meta no es aclarar, explicarse, sino dejar en pie todas las opciones: revolucionario, disidente, gusano, capitalista, socialista, escéptico, convencido, indiferente. 

No cerrar puertas, ni en Cuba ni fuera de Cuba. 

No, Leonardo Padura no existe. Es una sombra proyectada sobre la pantalla de la conveniencia. 

Alguien habla (demasiado), alguien escribe y publica (demasiado), alguien da conferencias y entrevistas (demasiadas), pero nadie sabe quién es, tal vez ni siquiera él mismo. 

Habrá que preguntarle al Conde.