Recibo un artículo de Néstor Díaz de Villegas, vía email, y reviso su contenido: sí, no, sí, no, no, no. Realizo que hay muchos más NOes que SÍes. El poeta se ha lanzado con la pira en la mano -y es una pira peligrosa. Derroche de retórica y euforia, pero hay poco argumento. Se ha esfumado el crítico perceptivo y se asoma Torquemada. Brindo a continuación algunos fragmentos del raro periplo:
Hay racismo en Estados Unidos, y el racismo es parte del sistema. Del sistema legal y del policíaco. Es parte estructural de eso que llamamos “América”.
En efecto, hay racismo en EE.UU., pero es injusto no señalar que la historia de la sociedad norteamericana es una de logros paulatinos. En el siglo XIX se luchó una guerra civil que costó más de 600,000 muertos para cambiar ese legado. Le sigue un período llamado «Reconstrucción» con las enmiendas 13, 14 y 15 a la constitución; la primera prohíbe la esclavitud, la segunda ofrece protección de derechos de igualdad, la tercera ofrece el derecho al voto. Ese avance racial quedó eclipsado (aún dentro del proceso democrático) por una reacción social de los estados del sur. Expresaba el resentimiento de los ex confederados contra el cambio social que llegaba. Es el triste período “iguales pero separados” del apartheid norteamericano de principios del siglo XX y que duraría más de medio siglo.
Cualquier conocedor de la historia sabe que la batalla por la emancipación social no puede ser sino un proceso largo y sufrido. No es hasta principio de los años 60 del siglo XX que comienza una nueva etapa de lucha no violenta por los derechos civiles, que incluye eventos heroicos como el Boycott de los buses de Montgomery y las conocidas «sentadas de protesta» en Nashville. Poco a poco el negro americano se ganaba espacios políticos de representación, bajo el liderazgo de activistas como Alexander Looby, Kelly Miller Smith y luego Malcolm X y Martin Luther King. La culminación de ese proceso es la ratificación de la Ley de derechos civiles de 1964, bajo la administración de Lyndon Johnson, que daba el golpe mortal a la política de apartheid segregacionista. Así abre el siglo XXI con la victoria de Barack Obama, primer presidente negro de EE. UU. de 2008 a 2016.
Valga el breve recuento histórico, porque imputarle racismo en pleno al sistema sin mencionar los logros del mismo es una pifia de Díaz de Villegas, que oscurece, en particular, los logros de la raza negra en esta nación. Se trata de la institución de cambios DENTRO del sistema.
El poeta lanza dos pedradas al garete: El racismo es parte “del sistema legal y policíaco”.
¿Legal? Falso. Discriminar en este país por razón de raza es ilegal.
¿Policíaco? Falso. Proveo una lista del por ciento de representación de policías negros e hispanos por cada ciudad (por brevedad voy a los grandes centros del país): Miami = 77.6%; LA = 65%; NY = 48%; Newark = 75%; Chicago IL= 48%; Filadelfia = 65%.
¿La implicación díazdevillegasiana? El crimen de un policía infecta el “sistema policíaco”. Llegamos a esa pereza que nos inunda de confundir la parte con el todo que dice “si me duele el dedo del pie automáticamente me duele el pie”.
Cuando espeta que el racismo es parte estructural de América ¿de qué estructura habla, legislativa, política, social? Silencio en la sala.
En las planillas más inútiles te clasifican por color, origen, etnia, ascendencia y dialecto. Hay un espacio provisto para cada una de las más abstrusas categorías.
Díaz de Villegas parece que desconocer las organizaciones públicas y gubernamentales deben incluir por ley los datos de los solicitantes para seguir estatutos de acción afirmativa, sean federales o estatales. Los empleadores privados están autorizados a realizar un seguimiento de dichos datos PRECISAMENTE para garantizar que sus prácticas de detección alienten a los solicitantes independientemente de la raza.
La noción del “mulato” es desconocida. O eres blanco o eres “colored”. La palabra “étnico” tiene en América un significado macabro.
Con estas tres oraciones, Díaz de Villegas se tira de la guagua andando. Ignora que para muchísimos negros, la palabra «mulato» es discriminatoria. ¿Será que Díaz de Villegas no se cruza con negros en la calle? «Colored» hoy en día se considera un racial slur. ¿Y a qué viene esto de sugerir palabras manidas que el propio negro desecha? Desconecte, quizá.
Todo lo demás es más de lo mismo, y a los ultrajados no les quedará otro remedio que tomar las calles y volver a incendiar lo que ya había ardido antes. Pero ¿qué clase de democracia es aquella en que solo las llamas, el saqueo y el caos nos ponen a salvo de la injusticia?
¿Más de qué mismo? Condenar a toda una nación a no tener más remedio que “incendiar lo que ya había ardido” es un disparate colosal que peca del estereotipo de critica. Hay decenas de miles de negros AHORA MISMO en Minneapolis, Minnesota, Filadelfia, Los Ángeles, New York, que repudian, no la protesta pacífica, sino la violencia ciega que destruye sus negocios en barrios de mayoría negra a lo largo de la nación.
Imagino que los primeros anglosajones, los padres y madres fundadores, pensaban en las rígidas categorías de un fanatismo. Eran puritanos y congregacionalistas, y terminaron volviendo sospechoso todo lo ajeno y lo exótico.
Lo imagina Díaz de Villegas, pero su imaginación no lo hace cierto.
Imagino que en el origen de la democracia subyacen las distinciones puritanas. Tal vez la democracia es la hija de aquella intolerancia. Tal vez hasta la abstracción, la automatización y la digitalización se sostienen sobre un antiguo algoritmo de discriminaciones. En cuyo caso, los negros estarían muy jodidos, pues el problema racial no tendría solución. La policía sería el brazo armado de un mecanismo ciego y sordo.
Estimado Díaz de Villegas, imaginas tantas cosas.
Una buena manera de salirnos del círculo vicioso sería acusar a Derek Chauvin de homicidio y no de simple asesinato en tercer grado. Un gesto simbólico sería llevarlo a la silla eléctrica.
Derek Chauvin ya está detenido y acusado de asesinato. Dejemos que la ley funcione en este caso. ¿La silla eléctrica que propones? Ni simbólica ni literal, ya no está en uso desde 1999; pero puedes iniciar un movimiento grass roots desde Los Ángeles para que sea traída de nuevo.
La tirada emotiva y disparatada de Díaz de Villegas a partir del caso George Floyd expresa el peligro del presentismo: ignorar los logros del pasado a toda costa, frente a las duras pruebas del presente.
Armando Rodríguez Ruidíaz: mucho que compartir
Les presento al multifacético Armando Rodríguez Ruidíaz: compositor, musicólogo, historiador de la música, profesor, guitarrista, dibujante y, sobre todo, gran conversador.