La vida enferma

1.

¿Cuándo comenzó la locura?
¿Las guerras en las calles cotidianas?
¿El corazón de los heridos?
¿Cuánto se paga para liberarse del martirio?
¿Es inútil cualquier vestigio de talento?
¿Sirve tu amor revuelto de pastillas y alcohol 
en las aguas agitadas?   


2.

Las sirenas de las ambulancias rayan la madrugada herida,
los edificios estúpidos,
el egoísmo,
el terror.


3.

El maldito virus
que nos hace creer: 
saldremos mejores
cuando todo esto 
termine. 

Ah…
no te dejes engañar por tu inteligencia. 


4.

Yo solo pienso en mi jovencito
entre el aire sucio
y la muerte apilada en las calles. 


5.

Desprecio la cultura por su estafa. 
Solo me importa la juventud. 


6.

En el año de la peste
el dinero tiene el valor que se merece. 
Los niños juegan a la muerte. 


7.

Es verano.
Hay miedo y aire acondicionado. 


8.

El corazón de un caballo envuelto en una sábana.
El corazón del dinero siempre mal habido.  
El corazón saturado.
El corazón inútil para despreciar las estrellas y los zares. 
El corazón de las noticias sobre un campo de batalla.
El corazón crespo y rozagante. 
El corazón que brilla en los carnavales eléctricos de los leprosarios.
El corazón.  
El corazón de la vida enferma. 





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9.

Ni un solo corazón en Twitter
Ni un solo “me gusta” en Facebook
Ni un solo comentario en Instagram
Ni un solo match en Tinder
Ni un solo mensaje de WhatsApp
Ni un solo llamado al celular
Ni un solo e-mail.

Evidentemente Dios no existe. 


10.

Solo pienso en mi jovencito
y sus sueños de ser la reina de La Habana.
Regresar de los States con oro y mar de arenas platinados, 
una belleza guajira mezclada con siliconas chinas
y que baile entre las ruinas de un Malecón 
de la capital de un imperio que nunca existió. 


11.

Hablo desde el ruego
desde el final que nunca avisa.
Si mi jovencito muriera 
lo vestiría con mi corazón, con ese mismo caballo 
cansado
en unas sábanas
y cocaína.


12.

En el año de la peste 
Mi corazón se ha secado. 




Alfredo Triff

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Andrés Reynaldo

Andrés Reynaldo: La elección de ‘El Manisero’, compuesta en los años 30 por Moisés Simons, es una muestra del ritual como provocación.