Alejandro Taquechel (La Víbora, Cuba, 1982) es fotógrafo. Su obra investiga la huella poscomuista. Vive exiliado en Miami.

Alejandro Taquechel (La Víbora, Cuba, 1982) es fotógrafo. Su obra investiga la huella poscomuista. Vive exiliado en Miami.
Lo indignante, humillante y alienante es que surgen muchos factores reforzando pública o veladamente este compás de espera, sustituyendo la esperanza por la sumisión.
Hay una cosa que hay que entender, desde el minuto uno, Yuri Villanueva lo que quería era demostrarme que él estaba bien. Yo no sé qué chisme él se cree que yo había escuchado; pero la verdad es que estaba predispuesto, como a la defensiva.
Mientras los inversores retroceden, el mercado se enfrenta a una posible sobrevaloración en un contexto de subida de los tipos de interés.
El clientelismo es un orden social que “resuelve el problema de la violencia concediendo a las élites políticas un control privilegiado sobre zonas de la economía, obteniendo cada una de ellas una parte de las rentas”.
‘Siento que he cumplido conmigo mismo, que no me he quedado callado o cruzado de brazos ante las cosas que me molestan.’
Yasiel Elizagaray pertenece a la tradición del retrato sugestivo con rasgos expresionistas, que tuvo grandes exponentes en la vanguardia cubana.
Nicaragua emerge como el puente crucial en la ruta migratoria hacia EE.UU. para africanos, cubanos y haitianos. En Managua, una red de servicios y guías facilita el trayecto.
Todos se irán, como se fueron Fidel Castro y Gina Lollobrigida. Nos dejaron como un toque a punto de sepia en Technicolor, impreso en la memoria de una época espectacular.
La desgracia de Landrián, y también su timbre de gloria, es que comienza a trabajar como documentalista cuando el ICAIC está en su fase más agresiva en relación con esas tareas: nadie es cineasta en el país.
Ya es absurdo periodizar el deporte cubano antes y después de 1959; tendría que ser antes y después de 1989. El derribo del Muro de Berlín es directamente proporcional al declive del sector atlético en Cuba.
La imagen Cuba que los medios oficiales han reproducido ha tendido siempre a lo paradisiaco, a la hipérbole épica, la movilización triunfal, el entusiasmo, el agradecimiento y la confianza casi ciega en el poder y sus líderes; en fin, el ‘kitsch’ político.
La obra cinematográfica de Miñuca Villaverde es uno de los momentos “altos” de un cine que no se prodiga exactamente en altitud.