Dos hombres armados de Hamás mataron a tres personas en una parada de autobús de Jerusalén.
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Dos hombres armados de Hamás mataron a tres personas en una parada de autobús de Jerusalén.
Del lujo de esa libertad lujuriosa brotó el regalo rabioso de la Revolución. La Revolución en mayúsculas que era ‘nuestra’ y no ‘comunista’, sino ‘humanista’. La Revolución que en 1959 decía no aspirar a nada, más allá de los derechos que ya disfrutábamos: educación, trabajo, comida, tranquilidad.
Fátima Vélez Giraldo (Manizales, Colombia) Poeta, narradora, madre, profesora y estudiante eterna. Ha publicado los libros de poesía ‘Casa Paterna’ (2015), ‘Del porno y las babosas’ (2016 y 2022), ‘Diseño de interiores’ (2019) y la novela ‘Galápagos’ (2021). Vive en Nueva York.
Israel insiste en una posible invasión terrestre de Gaza, mientras se teme que el conflicto se extienda más allá de Oriente Próximo.
Esa es la singularidad cubana. Sin libertad no habrá prosperidad en Cuba, aunque se invirtieran todos los recursos de la diáspora en la Isla.
El ahora confirma las caóticas y pesimistas profecías de Cremata. El fantasma de Eleuterio recorre Cuba.
Un pretexto para conocer en voz propia sobre los destinos del desterrado, el exiliado, el ausente, el censurado, el expatriado.
Contrario a lo que la mayoría cree, el progreso era solo una ilusión. Los grandes misterios seguían allí. Como verdades inamovibles.
De cuando las dedicatorias a los amigos aparecían en plena patria republicana, casi sin proponérselo, como si la concordia entre cubanos fuera lo más natural.
Alguien dijo un día: Cuba ha erradicado el racismo, y se corrió la voz. Relegamos el antirracismo a un estamento superior, estatal, que era racista como los ciudadanos, pero lo negaba. Las prácticas racistas diarias quedaron en el limbo irresuelto de los privilegios, arraigadas en un proceso político que detesta mirarse al espejo.
Mi primera orgía fue con los otros fiñes del barrio una tarde de los años 90. Entre todos improvisamos una cama en el suelo con lajas de piedra Jaimanitas y nos tapamos con unos ripios de mosquiteros.
Seamos benévolos, porque que con la Generación Cero todo es literatura. Oye, ¡todo es literatura cubana! Mi iPhone es literatura, mi Instagram es literatura, mi teta y mi pubis depilado son literatura, mi pene es superliterario, mis preferencias sexuales son literatura, mi disidencia…
La avalancha de videoclips que provocaron los accidentados y populistas festejos por el medio milenio de La Habana, terminan reduciendo la tan llevada y traída cubanía o cubanidad a una panda de fantoches danzantes adictos a la adrenalina, la testosterona y el estrógeno, que fluyen a mares en las paroxísticas cumbanchas.