Hace años dediqué mucho tiempo y esfuerzo a traducir a Andrea Zanzotto, un poeta singularísimo dentro de la tradición contemporánea. El libro suyo que prefiero es Il Galateo in bosco (1978), una curiosa revisión del modelo pastoral que produjo algunas obras canónicas de la poesía italiana. Dejo aquí mi versión del soneto XIII de la sección “Ippersonetto” de ese libro: arranca con un verso de Foscolo, salta a Heidegger (sus Holzwege son aquí Caminos perdidos), y acaba con el ogro de Pulgarcito.
Soneto de Ugo, Martin y Pulgarcito
1778 – 1978
Si aliviara una losa lo perdido:
mas, ¿qué piedra entre erráticos escombros,
o qué esquirla de todos los asombros
del bosque elegiré, tan distendido?
Incluso si vagase paso a paso
por Caminos borrosos en mil series,
¿qué piedra bajo tantas intemperies
asumirá las culpas que yo amaso?
En el ogro-tiniebla despeñado,
en guaridas de roca refugiado,
¿cuál de los sepulcrales galateos
podrá advertir, a ras de tierra y sombra,
la huella, al menos, del afán que nombra
la grava de mis días y deseos?
Soneto di Ugo, Martino e Pollicino
1778 – 1978
Qual fia ristoro a’dì perduti un sasso:
ma qual sasso tra erratiche maceria,
quale scaglia da cumuli e congerie
identificherò nel bosco, ahi lasso?
Ché se pur m’agirassi passo passo
per Holzwege sbiadenti in mille serie,
quale a conferir nome alle miserie
mie pietra svilirei, carierei masso?
Nel buio-orco che si maciulla in rupi,
dell’orbe a rupi dentro i covi cupi,
quali mai galatei cemeteriali
rasoterra e rasoombra noteranno
almen la traccia in che l’affanno e il danno
dei dì, persi lapili, è vivo; quali?